El año pasado reseñé la antología que Salto de Página dedicaba a la ficción especulativa española: Prospectivas. Me gustó tanto que tardé una semana en comprar las otras dos antologías temáticas que tenían en catálogo: Perturbaciones, centrada en el fantástico, y Aquelarre, en el terror.
He tardado bastante, como en todo últimamente, en daros mi opinión sobre ellas, pero aquí me lanzo con perturbaciones.
Al abrir el libro nos encontramos con un prólogo de J. J. Muñoz Rengel, uno de los mayores conocedores del género en estos momentos. Fabuloso prólogo. De hecho últimamente, los prólogos resultan tanto o más interesantes que el resto de la obra, como si el prólogo, poco a poco, se estuviese convirtiendo en un arte necesario que va a decidir la suerte del contenido del libro y hacen de gancho en el interés del lector.
Tras él, nos encontramos con 26 relatos que buscan situaciones que, cuando menos, induzcan al lector a un levantamiento de cejas. He aquí una brevísima sinopsis de los cuentos que podemos leer.
* Los libros vacuos, de José María Merino: Un relato pausado pero aterrador para el lector, que viaja a un lugar donde la narrativa de ficción desaparece de las páginas de los libros para dar lugar a secas y áridas narraciones históricas.
* Dios y otros microrelatos, de Juan Pedro Aparicio: Un grupúsculo de microrelatos con leit motiv de sentido cosmológico.
* El juicio final, de Cristina Peri Rossi: Una nube violácea cubre el cielo. Se abre, y Dios asoma a su través. Ha llegado el día del Juicio Final.
* La mujer de verde, de Cristina Fernández Cubas: Una mujer con un vestido verde se aparece constantemente frente a la protagonista. Un cuento que aúna las apariciones fantasmales y las premoniciones.
* Capitan Seymour Sea, de Norberto Luis Romero: Un viejo lobo de mar pierde un ojo en un accidente y debe jubilarse. Su mujer lo obliga a rellenar el hueco con una esmeralda y a abandonar el dichoso parche negro, pero él, cada vez añora más su antigua vida.
* Balnerario, de Pilar Pedraza: Se supone que en la muerte llega la paz y la tranquilidad, pero en este cuenco un cadáver tiene que soportar la charla de otro explicándole donde se encuentra y, ya de paso, contándole toda su vida.
* Diarios, de Julia Otxoa: Una investigadora se hospeda unos días en casa de un escritor muerto para sumergirse en sus diarios y tratar de conocerlo profúndamente.
* La obsesión de la alimaña, de Elia Barceló: Historia de cruce de realidades en las que un monje se ve perturbado por la visión lasciva de una preciosa muchacha que se dedica a estudiar su obra pictórica en el futuro.
* Final absurdo, de Laura Freixas: Metaliteratura de alto grado en la que los personajes de una novela se sienten reales.
* El andén de nieve, de Carlos Gastán: Si nos fijamos detenidamente, son muchas las historias que suceden continuamente en un tren. Tantas, que si nos paramos a pensar, se abre un universo de múltiples realidades.
* Una cita aplazada sine die, de Luis García Jambrina: Un trato con la dama de negro para poder aplazar la propia muerte hasta terminar la lectura de un libro.
* Otra vez la noche, de Ignacio Martínez de Pisón: Una muchacha encuentra un murciélago herido y lo recoge para curarlo. En unos días su habitación se irá llenando de murciélagos, y así como cambia el ciclo de vida de estos animales, su carácter irá tornándose más reservado.
* Los palafitos, de Angel Olgoso: Durante una solitaria excursión campestre, el protagonista se pierde en el bosque. Se encontrará con un lugareño que parece no conocer nada del mundo tal y como lo conoce el excursionista.
* La cueva y otros microrelatos, de Fernando Iwasaki: Un conjunto de microrelatos encaminados a hacernos reflexionar sobre las desapariciones.
* Fecundación, de Pedro Ugarte: Uno de los jóvenes del pueblo es el elegido para procrear con la reina.
* El espíritu del griego, de Manuel Moyano: Parece ser que Aristófanes volvió de entre los muertos en el pueblo de Hervás para, a través e la escritura de un muchacho analfabeto, dar a conocer algunas de sus obras inéditas.
* Y por fin despertar, de David Roas: Alicia decide quedarse cuidando del Rey Rojo mientras duerme, a pesar de sospechar que ella misma no es sino producto del sueño que está guardando.
Un bonito homenaje a Lewis Carroll teñido de vetas de oscuridad.
* Venco a la molinera, de Felix J. Palma: El venco a la molinera es la receta que una vecina recomienda a Ernesto para impresionar a su nueva conquista. El problema surge cuando parece ser el único que nunca ha oído hablar del venco.
* Los niños hundidos, de Miguel Ángel Muñoz: ¡Qué maravilla, el disfrutar de unos días con la novia en un hotel en la playita! Lo raro es pensar que unos niños se ahogan en el mar cuando ni siquiera tienes hijos.
* Roger levy y sus reflejos, de Ignacio Ferrando: Un muchacho, Roger Levy, toma la decisión de alistarse en el ejercito y partir para la guerra. Ha sido una decisión dura pues se debatía entre el deber y el amor. Las complicaciones surgen cuando las dos decisiones resultan tan importantes que cobran entidad propia y se convierten en duplicados de la persona.
* Paso a paso hacia el final del día, de Jon Bilbao: La muerte de su padre obliga a un hombre a volver a casa. Tras el entierro, y recoger las pertenencias de su padre, se alojará en el hotel de una antigua amiga, donde podrá sentirse un extraño, de nuevo en casa.
* Biológicas: Una lectura providencial, de Oscar Esquivias: Una joven huérfana narra en la gaceta parroquial, las visiones acerca de la vida completa de recién nacidos que, por un motivo u otro, llegarán a ser famosos.
* Cantalobos, de Patricia Esteban Erlés: Cantalobos es el centro psiquiátrico en el que están internados Cecilia y su compañero. Ven pasar los días, mientras recuerdan y son ajenos a todo lo demás. Del mismo modo ellos resultan ajenos para los demás.
* El desván de la casa roja, de Luis Manuel Ruiz: Nero Redken, un despiadado miembro del I.R.A., no se considera culpable de ninguno de los crímenes que ha cometido, a pesar de ser uno de los miembros más sanguinarios. Sus motos tendrá.
* Alesia, de Oscar Sipán: La fantástica ciudad de Alesia, narrada de forma magistral por su autor, con todas sus luces y sombras.
* Velocidad de los sueños y otros microrelatos, de Miguel Ángel Zapata: Colección de microrelatos en clave fantástica con los animales como tema central.
En conjunto nos encontramos con una buena antología, muy agradable de leer y con algunos cuentos realmente buenos pero, en mi opinión, no sirve para medir el estado del género en España (ni actual, ni en la fecha de su publicación).
En la mayoría de los cuentos, el elemento fantástico es un mero resquicio, una pequeña grieta que hay que encontrar a través de historias realistas bien narradas, que gustad e leerse pues se puede apreciar el buen oficio de los participantes pero que dicen poco en cuanto género fantástico se refiere. De hecho, hay casos en los que me parece que el autor quiere decir algo así como, "sí, lo he escrito yo, y me gusta la fantasía, pero que no se note mucho, no vaya a ser que me encasillen". En otros, ni siquiera he sido capaz de encontrar esa vis fantástica, como por ejemplo en otra vez la noche, o en Paso a paso hacia la luz del día. Un buen cuento éste pero yo no lo veo en esta colección.
En otros, como en Capitán Seymour Sea, Diarios, El andén de nieve, El desván de la casa roja o, Velocidad de los sueños, hay que esperar para encontrar la brecha de la realidad y, aún así, es muy pequeña.
Por otro lado, reconozco que los microrelatos van ganando más adeptos cada día y que, en muchos casos, son perlas preciosas que se paladean durante mucho tiempo pero, en esta ocasión, me parece que son demasiados los incluidos y no siempre tan buenos, como para quitar el puesto a algún otro relato más largo.
Es decir, en mi opinión, se trata de una antología de fantástico muy sutil, no me atrevo a decir anquilosada en el pasado, pero si bastante conformista y falta de especulación y de experimentación, en la que no he conseguido encontrar el sentido de la maravilla que buscaba y que me encantó en Prospectivas.
Tal vez este comentario parezca una crítica negativa, pero nada más lejos de mi intención, simplemente, creo que no cumple con el objetivo marcado en el prólogo.
No dudo ni lo más mínimo al decir que es una obra muy recomendable que hará las delicias de todo lector, pero hay que leerlo con una visión diferente, no pretender maravillarse con historias fantásticas que te van a sorprender por doquier, sino con la intención de disfrutar de buenos cuentos hechos con oficio, agradables de leer y que hacen pasar un buen rato. Pero de esto se trata una antología, de una colección de cuentos que cumplen un objetivo común y que a una persona en concreto, el antólogo, le parecen lo mejor posible para cumplir este cometido. Es evidente que todos y cada uno de los que solemos leer este tipo de obras incluiríamos y quitaríamos cuentos, pero no corresponde a nosotros hacerlo.
Como siempre, y para finalizar, cuando de una colección de relatos se trata, no puedo dejar de indicar mis cuentos favoritos, ni los que menos me han gustado. No puedo dejar de mencionar Balneario, La obsesión de la alimaña o Roger Levy y sus reflejos como los (para mi) mejores cuentoscuentos, ni evitar reconocer que, Los niños hundidos, Capitan Seymour Sea, Diarios u Otra vez la noche, son los que menos me han gustado.
Bueno, me queda Aquelarre, todavía no lo he leído pero espero que se parezca más a Prospectivas que a perturbaciones.
* Los niños hundidos, de Miguel Ángel Muñoz: ¡Qué maravilla, el disfrutar de unos días con la novia en un hotel en la playita! Lo raro es pensar que unos niños se ahogan en el mar cuando ni siquiera tienes hijos.
* Roger levy y sus reflejos, de Ignacio Ferrando: Un muchacho, Roger Levy, toma la decisión de alistarse en el ejercito y partir para la guerra. Ha sido una decisión dura pues se debatía entre el deber y el amor. Las complicaciones surgen cuando las dos decisiones resultan tan importantes que cobran entidad propia y se convierten en duplicados de la persona.
* Paso a paso hacia el final del día, de Jon Bilbao: La muerte de su padre obliga a un hombre a volver a casa. Tras el entierro, y recoger las pertenencias de su padre, se alojará en el hotel de una antigua amiga, donde podrá sentirse un extraño, de nuevo en casa.
* Biológicas: Una lectura providencial, de Oscar Esquivias: Una joven huérfana narra en la gaceta parroquial, las visiones acerca de la vida completa de recién nacidos que, por un motivo u otro, llegarán a ser famosos.
* Cantalobos, de Patricia Esteban Erlés: Cantalobos es el centro psiquiátrico en el que están internados Cecilia y su compañero. Ven pasar los días, mientras recuerdan y son ajenos a todo lo demás. Del mismo modo ellos resultan ajenos para los demás.
* El desván de la casa roja, de Luis Manuel Ruiz: Nero Redken, un despiadado miembro del I.R.A., no se considera culpable de ninguno de los crímenes que ha cometido, a pesar de ser uno de los miembros más sanguinarios. Sus motos tendrá.
* Alesia, de Oscar Sipán: La fantástica ciudad de Alesia, narrada de forma magistral por su autor, con todas sus luces y sombras.
* Velocidad de los sueños y otros microrelatos, de Miguel Ángel Zapata: Colección de microrelatos en clave fantástica con los animales como tema central.
En conjunto nos encontramos con una buena antología, muy agradable de leer y con algunos cuentos realmente buenos pero, en mi opinión, no sirve para medir el estado del género en España (ni actual, ni en la fecha de su publicación).
En la mayoría de los cuentos, el elemento fantástico es un mero resquicio, una pequeña grieta que hay que encontrar a través de historias realistas bien narradas, que gustad e leerse pues se puede apreciar el buen oficio de los participantes pero que dicen poco en cuanto género fantástico se refiere. De hecho, hay casos en los que me parece que el autor quiere decir algo así como, "sí, lo he escrito yo, y me gusta la fantasía, pero que no se note mucho, no vaya a ser que me encasillen". En otros, ni siquiera he sido capaz de encontrar esa vis fantástica, como por ejemplo en otra vez la noche, o en Paso a paso hacia la luz del día. Un buen cuento éste pero yo no lo veo en esta colección.
En otros, como en Capitán Seymour Sea, Diarios, El andén de nieve, El desván de la casa roja o, Velocidad de los sueños, hay que esperar para encontrar la brecha de la realidad y, aún así, es muy pequeña.
Por otro lado, reconozco que los microrelatos van ganando más adeptos cada día y que, en muchos casos, son perlas preciosas que se paladean durante mucho tiempo pero, en esta ocasión, me parece que son demasiados los incluidos y no siempre tan buenos, como para quitar el puesto a algún otro relato más largo.
Es decir, en mi opinión, se trata de una antología de fantástico muy sutil, no me atrevo a decir anquilosada en el pasado, pero si bastante conformista y falta de especulación y de experimentación, en la que no he conseguido encontrar el sentido de la maravilla que buscaba y que me encantó en Prospectivas.
Tal vez este comentario parezca una crítica negativa, pero nada más lejos de mi intención, simplemente, creo que no cumple con el objetivo marcado en el prólogo.
No dudo ni lo más mínimo al decir que es una obra muy recomendable que hará las delicias de todo lector, pero hay que leerlo con una visión diferente, no pretender maravillarse con historias fantásticas que te van a sorprender por doquier, sino con la intención de disfrutar de buenos cuentos hechos con oficio, agradables de leer y que hacen pasar un buen rato. Pero de esto se trata una antología, de una colección de cuentos que cumplen un objetivo común y que a una persona en concreto, el antólogo, le parecen lo mejor posible para cumplir este cometido. Es evidente que todos y cada uno de los que solemos leer este tipo de obras incluiríamos y quitaríamos cuentos, pero no corresponde a nosotros hacerlo.
Como siempre, y para finalizar, cuando de una colección de relatos se trata, no puedo dejar de indicar mis cuentos favoritos, ni los que menos me han gustado. No puedo dejar de mencionar Balneario, La obsesión de la alimaña o Roger Levy y sus reflejos como los (para mi) mejores cuentoscuentos, ni evitar reconocer que, Los niños hundidos, Capitan Seymour Sea, Diarios u Otra vez la noche, son los que menos me han gustado.
Bueno, me queda Aquelarre, todavía no lo he leído pero espero que se parezca más a Prospectivas que a perturbaciones.
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