domingo, 10 de noviembre de 2013

Guerra Mundial Z

 Hace ya 6 ó 7 años, no recuerdo, decidí comenzar a leer más novelas en inglés, por aquello de que la oferta en dicho idioma superaba con creces a la traducida, por retomar el contacto con el idioma de Shakespeare, y porque el precio era considerablemente más bajo que el de los libros en castellano. Como no tenía mucha idea de por donde empezar, pregunté a Hartree en su blog, por alguna recomendación. El me respondió que World War Z sería una buena opción, pues no sólo era sencilla de leer, sino además divertida. Pero cuando vi de lo que trataba, sinceramente, no le hice ni caso y no lo compré. Esperé, y en cuanto salió en lengua patria de la mano de Almuzara, me hice con él. Me ha acompañado en mi viaje de lector, observándome desde lo más alto de la estantería hasta este verano, en que pensé que ya era hora de dedicarle algún tiempo.

El mundo ha sufrido una nueva forma de Guerra Mundial, pero en esta ocasión, el enemigo ha sido completamente inesperado. Los muertos se levantan y atacan a todo ser viviente para comerse su carne.
La pandemia que ha asolado el planeta está prácticamente extinta, y las personas y países intentan retomar el control de sus vidas y de los estados.
Un reportero recorre el planeta entero a la caza de testimonios que nos hagan comprender todo lo que sucedió, de principio a fin.

La novela está estructurada según las fases de propagación de la epidemia, de tal modo que a medida que vamos avanzando en ellas, las entrevistas tienen que ver con personajes más relevantes en cada fase.
Tras los primeros relatos la novela me tenía enganchado. La frescura de las narraciones hacia que el fenómeno zombie se convirtiese en algo original y el hecho de leer muchos relatos cortos hace que la mente salte de un lugar a otro rápidamente y cada salto sea una nueva sorpresa.
El problema, en mi caso, a pesar de las bondades de la obra, que se los veo, y luego hablaré de ellas, es que al cabo de 100 páginas ya me encontraba aburrido de este sistema narrativo. Ya estaba cansado de saltos y de personas que hablaban de la epidemia. Al cabo de q00 páginas todo me parecía lo mismo y había ya pocas secuencias que me sorprendiesen. Estaba realmente cansado de ver zombis que salían del agua, de políticos que decían hacer lo que tenían que hacer, de médicos que atendían a pacientes y de escenas militares por muy impresionantes que fuesen algunas de ellas, como la batalla de Yonkers, por ejemplo.
Y, sinceramente, la he terminado sólo por orgullo. Ahora, apartando, el aburrimiento que me ha supuesto la novela, he de ser totalmente objetivo para indicar que la novela posee un tono narrativo realmente original, de tal modo que, en lugar de la típica narración lineal de las series zombies en las que los muertos se levantan y todos huyen de ellos para que no se coman sus cerebros, mientras se defienden como pueden, Max Brooks nos presenta múltiples puntos de vista, lo suficientemente cortos y variados como para que sea algo completamente diferente. De hecho, ahí radica la parte realmente buena de la novela, la visión de la misma no como una historia sobre zombies, sino como una reflexión sobre el efecto que produciría en la sociedad. La pandemia zombie vista como un ensayo antropológico que busca en la sociedad actual para mostrarnos una crítica de la misma, en la que se aprecian las claras diferencias entre la clase dominante y la plebe; una crítica clara hacia los medios de comunicación, capaces de manipularlo todo; crítica a la religión, que aprovecha el momento, como siempre, para renacer de sus cenizas con la buena nueva salvadora; al ejercito y su férrea jerarquía, al tiempo que, como buen americano, se siente orgulloso de esos marines que defienden las líneas fronterizas. Pero también constituye un alegato hacia la solidaridad, mostrando la unión de la raza humana en las circunstancias más difíciles y la idea de que de este modo sabremos hacerle frente a cualquier adversidad.
Max Brooks escribe bien. Sus relatos son fáciles de leer y utiliza un lenguaje cercano y sencillo, aunque quizás abusa de las siglas militares, que rápidamente se embrollan y resulta difícil recordar que es la C. H.D.R.I. y qué la M.N.J.P.K. Dado el elevado número de relatos, son muchas las escenas que parecen repetirse desde distintos puntos de vista, lo que puede llegar a aburrir un poco a algunos (un mucho a mi) y gustar a otros (como a la mayoría por lo que sé). Desde luego es una novela fácil de leer y muy rápida.
Hay escenas realmente buenas que evocan sobre todo fuertes emociones por parte de los protagonistas, pero nunca he sentido el temor que se supone acompaña a estas criaturas. Y también he de reconocer que hay escenas de auténtico disfrute, como la propia batalla de Yonkers, o los cargueros cargados de personas en el mar, así como escenarios magníficos que invitan al disfrute y al horror más personal, como en el caso del diezmo ruso.

Recientemente se ha estrenado la película, con Brad Pitt como protagonista. No la he visto, ni en principio tengo intención de hacerlo, pero entre los conocidos que la han visto, todos ellos me han confirmado que no se parece en nada a la novela y que más bien es una carrera de fondo ante zombies hiperactivos para que se luzca el guapo protagonista. No puedo opinar al respecto.

En definitiva, he oído muchas voces que alababan la novela, a mi en cambio, me ha defraudado. ¿Es una mala novela? Supongo que no, pero a mi me ha aburrido bastante. O no, porque realmente no esperaba nada mejor. No lo sé.

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