Hace ya varios años que dejé de escribir en el blog. Lo dejé así, a bote pronto, pues cada día iba observando que me costaba más ponerme a escribir; que cada vez era menos leído; y que cada vez tenía menos sentido para mí mismo el intentar descuartizar los libros que pasaban por mis manos y dar a conocer mis opiniones a quien quisiera leerlas. Por un lado empecé a pensar que no me aportaba nada el comentar mis opiniones (más allá de para satisfacer un pelín mi vanidad y tener un recordatorio de lo leído al pasar el tiempo) y por otro, comencé a mirar con otros ojos la subjetividad que reside en todas la experiencias que nos rodean a cada uno. Le di vueltas y vueltas a esta reflexión (aún hoy sigo haciéndolo) para acabar llegando a la conclusión de que no servía para nada escribirlo al aire, que cada uno tiene su propio prisma para ver el mundo.
Sin embargo, al finalizar el año siempre encontraba que faltaba algo en mi vida, y cada comienzo de un nuevo año me llevaba al típico propósito navideño: en mi caso reabrir el blog. Pero, como se puede ver, la pereza podía conmigo.
Este año 2022 volvió a pasar los mismo, incluso
empecé a tomar notas como antaño de novelas que me gustaron lo suficiente para convertirse en revulsivo que lo reabriera, como La joven ahogada de Caitlin M. Kiernan, o Diarios de Kolimá de Jacek Hugo- Bader… pero ni por esas.
Los astros se alinearon cuando una compañera de trabajo me ofreció el último libro escrito por su marido para leerlo. Así que por deferencia a ellos no puedo menos que subir una pequeña reseña del mismo. Se trata de Art Brut Madrid, escrito por Jorge Portocarrero
En esta ocasión (y me atrevo a creer que solo en esta) el modus operandi para realizar esta reseña será algo diferente a todo lo que he hecho hasta ahora. Trataré de hacer un pequeño análisis de la obra pero, debido a dicha relación de compañerismo, intentaré que sea lo más objetiva posible, sin dar mi opinión personal. Digo “trataré” e “intentaré” pues, después de estos años de inactividad me noto bastante oxidado y algo falto de elocuencia para esta tarea que espero me anime a continuar.
Art Brut Madrid
El eje de esta nueva obra narrativa lo constituye una serie de asesinatos que parecen seguir una cadencia predeterminada desde un punto de vista docente. Una mano suprema, a través de artistas brutos, aquellos sin una formación pictórica estandarizada o académica, establece un itinerario macabro por las vanguardias artísticas pictóricas de los siglos XIX y XX desarrolladas en Francia. Desde una vivencia extrema del indigenismo americano pretendería ajustar cuentas con una metrópoli muchas veces indiferente y fría. La cultura occidental, filtrada y depurada a través del tiempo en su más bella expresión como lo es el arte, sería devuelta a sus máximos representantes europeos de una forma torticera. Reinterpretada a través del odio y la desesperación, fruto de una opresión mantenida.
La novela está ambientada en Madrid, más concretamente en el barrio de Lavapiés, y El Escorial.
Esto dicta el texto de contraportada pero, en mi humilde opinión, resulta un tanto compleja y confusa y no parece prometer una lectura fresca y entretenida, así que prefiero utilizar mis palabras y resumir la trama en unas líneas
Ante el hallazgo de un asesinato “atípico” en Madrid, no queda más remedio que llamar a Pere Font, antiguo asesor psiquiátrico de la policía y todo un experto en el mundo del arte.
Así, junto al inspector y amigo, Pepe Orzayun, irán desentrañando una trama de asesinatos en serie en torno a dantescas escenas artísticas que los hará recorrer Madrid, de punta a punta y verse envueltos en un caso que hubieran preferido evitar.
Este pequeño resumen creo, en mi opinión, que nos sirve para centrar un poco la novela y que el lector conozca de forma rápida y sencilla el hilo argumental de la novela. Las lecturas entre líneas y disquisiciones varias ya las descubrirá por si mismo una vez se aventure en la misma.
El estilo de Jorge Portocarrero para esta novela (desconozco si es el habitual en su obra) resulta original, pues se caracteriza por alternar las voces narrativas y los tiempos verbales, recurso este que funciona bien para la inclusión de monólogos interiores.
En general, utiliza un lenguaje bastante coloquial, lo que hace que sea de muy rápida lectura y hace ver que, incluso personas de un elevado nivel sociocultural, en privado y entre ellos, utilizan un lenguaje más chabacano y vulgar.
El hilo conductor de la narración se fundamenta en torno a unos asesinatos ejecutados como representaciones de obras de arte. Serán Pere Font y Pepe Ozaryun los encargados de resolver los crímenes.
En este sentido encuentro que la novela se sale de los límites conceptuales del genero Noir para entrar en un terreno más culto e introspectivo; reivindicativo en una lectura más profunda. Un terreno más cercano y mundano al lector, así como de conocimiento y desarrollo de personajes.
Para ello, Font ofrece múltiples muestras de su sapiencia en el terreno artístico, lo que mezclado con su conocimiento de la psique humana, hace que nos sumerjamos en multitud de monólogos interiores que nos llevan a conocer mucho más al personaje.
Por otro lado, inmerso en este devenir diario y para poner en contexto los asesinatos, el autor entrega multitud de pinceladas para darnos a conocer y entender el leit motiv de la novela: el arte como telón de fondo, como guía donde podemos encontrar todos los patrones, virtudes y faltas de la condición humana e incluso explicar la historia de la humanidad. Y se centra en el Art Brut, algo hasta ahora totalmente desconocido para mí que soy un completo ignorante en cuanto al 2º Arte se refiere (y en alguno más también)
Con respecto a los personajes la novela se articula en torno a dos personajes principales, pese a que haya más, evidentemente.
En primer lugar, Font, el erudito catedrático, serio, reflexivo, envejecido y amargado que a su vez es también concupiscente, libertino, y que recuerda épocas del pasado en que su físico y posición de poder le permitían ser el mujeriego que querría seguir siendo.
A través de Font descubriremos el Arte como elemento cultural, bello y luminoso, pero también perturbador y oscuro. Él nos mostrará también ciertos entresijos de la docencia universitaria, las luchas de poder y envidias de profesores, decanos, rectores y demás “circo” que integra la Universidad.
El segundo es la ciudad de Madrid. El autor muestra el cariño que siente por esta ciudad al recorrer sus barrios para resolver el misterio.
No podemos olvidarnos del inspector Ozaryun, que es ya un secundario de lujo para Font. Un personaje que nos ayudará a conocerlo más y que servirá como bastón de apoyo y barrera frente a los altos mandos policiales.
La mexicana Magda es otro personaje interesante, quizás el que mueva más los hilos, por lo visceral, disruptor y vicioso.
Bueno, y hasta aquí este pequeño comentario que sirve para dar algo más de visibilidad a esta obra y, al mismo tiempo, para sacar por un breve lapso de tiempo este humilde blog del ostracismo en que lo metí en el 2017.
Fotos incluidas con permiso del autor.