De casualidad me encontré con ese pequeñito volumen mientras hojeaba entre las novedades de Acantilado colocadas en la estantería de una librería de gran superficie.
La mera autoría de un japonés ya me llamó la atención. La sinopsis me llamó más aún, pero nunca pensé que me impresionaría tanto.
La tumba de las luciérnagas y Las algas americanas supone mi vuelta a la literatura japonesa.
En La tumba de las luciérnagas asistimos a los últimos días de Seita, un muchacho que perderá a su madre y su casa por los bombardeos americanos. Intentará salvar a su hermana de 4 años pero, ya desde el principio, sabemos que todo será en vano.
En Las algas americanas veremos como un hombre que considera América la culpable de todas las desgracias, de verá acoger en su casa a una pareja de jubilados americanos. Su odio se verá transformado en algo que lo hará actuar de forma diferente a la esperada.
La primera historia me ha parecido brutal. Me ha costado un par de páginas entrar en ella pero, una vez dentro, ha sido una vorágine de imágenes macabras asaltando mi mente. Me ha parecido un cuento bellísimo, pero de una belleza tan trágica que encoge el corazón.
Seita es un muchacho luchador pero, cargando con una niña de 4 años, tendrá que hacer frente a la escasez de la guerra y al egoísmo de aquellos que, lo poco que tienen no lo quieren compartir ni siquiera con un niño por miedo a sufrir ellos la misma suerte. Tiene que hacer frente a la hipocresía de un pueblo que pone el bien de la patria por encima de la del propio individuo, pero que ante una situación de necesidad vital, convierte al individuo en un ser como el resto, y que tan sólo piensa en sobrevivir él mismo.
El cuento está lleno de imágenes potentísimas desde el principio, como la de los cuerpos de los huérfanos muertos en la estación; la ansiedad y hambre de Seita al, inconscientemente, comerse la grasa de sus propias espinillas; o la mismísima imagen de la muerte de Setsuko, la hermana de Seita.
Akiyuki Nosaka escribe de una forma durísima. Prácticamente se trata del mismo párrafo del principio al final y con una sucesión de imágenes en carrerilla que llegan al fondo del cerebro y del corazón, pues reconozco que los ojos se me han llegado a anegar.
Escribe con pasión, y se percibe el odio hacia esa guerra cruenta y malsana del que este cuento está, en cierto modo, extraído de sus propias experiencias.
Una novela corta, cruel y descarnada en la que se pueden apreciar los horrores de la guerra desde los ojos de un niño que no ha hecho nada para merecer lo que se le viene encima.
Nos escribe esta historia de forma lúcida pues, aunque desde el principio sabemos de la muerte de Seita, el cuento está narrado de una forma tan visual y realista, que el autor nos engaña haciéndonos creer que existirá un final feliz y consigue que no dejemos de leer, alentados por nuestro propio sentimentalismo de que a un ser inocente siempre le espera un final feliz.
Por otro lado nos encontramos con Las algas americanas, el cuento más largo de los dos, y diametralmente opuesto en estilo e intención.
Toshio es un hombre que ha de acoger en su casa a una pareja de americanos que su mujer conoció en Hawaii. Toshio está convencido de que no claudicará ante los enemigos de su patria y que hará lo que sea necesario para hacerles la vida imposible.
Resulta muy interesante el trato que dan los pueblerinos japoneses a los soldados americanos: prácticamente es como si asistiéramos al encuentro con una especie extraterrestre, tan altos, fuertes y diferentes encuentran los japoneses a los americanos.
También como, a pesar de la guerra, se esfuerzan por complacerlos y tratan de sacar la poca ventaja económica que puedan de estos titanes que traen dinero y necesitan víveres y placeres.
Toshio, a pesar de sus opiniones y convicciones, una vez acabada la guerra, también actuará de un modo parecido. Su única preocupación será hacer pasar una estancia agradable a su huésped masculino, y no vacilará en invitarle a mujeres y bebida a destajo.
Al fin y al cabo, es esta una dura crítica hacia una guerra y una sociedad que, en su ancestral orgullo, no supo pasar página y que vive a la sombra del Gran Hermano, con el miedo a que en un futuro pudiera suceder algo parecido y, por tanto, pese a guardar un tremendo rector, intentan no enojarlos.
Este cuento me ha gustado menos que el anterior, evidentemente debido a la honda impresión del primero pero, aún así, se trata de un cuento muy disfrutable y que también se lee de una sentada.
Dicho esto, no puedo sino recomendar este pequeño volumen que recoge dos joyitas de gran calibre. Dos cuentos que hacen sufrir y disfrutar a partes iguales. Muy recomendable.
Flipo: Al buscar imágenes en Google para añadir a este comentario, me encuentro con que existe una película animada, nada más y nada menos que de Estudios Ghibli. He empezado a salivar y los recuerdos del cuento me han invadido, ¿Alguien ha visto la película? ¿Produce una impresión tan honda como el libro, o se trata de algo mucho más comercial?
La película de Ghibli, que dirigió Isao Takahata, es fiel a la historia original de Nosaka y tan impactante (o más), no hace ninguna concesión al espectador. Es muy recomendable, y más, como es tu caso, si te ha gustado tanto el cuento.
ResponderEliminarHola Neo
EliminarEsperaba tu respuesta. Tendré que buscar la película pues tiene que ser una maravilla.
Como siempre, muchas gracias.