Lovecraft siempre ha sido uno de mis autores favoritos. Así que cuando me enteré de que Nevsky Prospects iba a reeditar una de sus más importantes obras y, no sólo eso, sino que la iba a revisitar con una nueva traducción a cargo de Jon Bilbao, no pude menos que saltar de ansiedad por leerlo y solicité un ejemplar de cortesía a la editorial. Ejemplar que debía, como es lógico, reseñar en un margen prudencial de tiempo pero que por diversos motivos, que no tengo ganas de volver a reproducir aquí, no hice, y desde aquí lanzo mi sincera disculpa a la editorial.
Pero bueno, vamos al lo que vamos, mi opinión al respecto.
Nathaniel Wingate Peaslee lleva una vida tranquila como profesor d economía política en la Universidad de Miskatonic, Arkham hasta que un día sufre un extraño colapso en mitad d runa lección magistral…
Su vida da un giro de 360 grados, todo se transforma: sus intereses, su personalidad, e incluso su apariencia externa. Abrumado por visiones que no comprende, Peaslee recorre el mundo en su esfuerzo por desentrañar un horror primigenio que le abruma, aunque no entienda el porqué, perdiendo a su familia, sus amigos y su trabajo. Al cabo de cinco años "despierta" sin recordar nada. El viaje vuelve a iniciarse, esta vez para comprender quién o qué ha sido...
Recuerdo que leía todo lo que podía de Lovecraft en mis años de rolero, mis años mozos. Por aquel entonces me fascinaba, y memorizaba pasajes completos. Poco a poco lo fui dejando aparcado para dedicare a muchos otros autores, pero siempre estaba ahí, oculto en la recámara de mi cerebro, como el regusto de un buen vino que cuesta olvidar.
Volví al genio de Providence el año pasado, 15 años después. Emocionado y con un recuerdo maravilloso en la memoria pero, como me harto de decir, la memoria es plástica y juega malas pasadas. 15 años después, el autor del culto de Cthulhu no ha supuesto lo que esperaba, y me ha dejado un poso como el de la salsa agridulce en los rollitos de primavera.
En mi mente era mucho más benévolo y recordaba estos libros como una mezcla de misterios y vaporoso terror onírico con muchos retazos poéticos que me ponían la carne de gallina. Ahora, mi visión es, tal vez, más crítica, menos romántica que la de entonces y, pese a la fabulosa y nueva traducción de Bilbao, no he podido dejar de fijarme en el pobre estilo del de Providence, lleno de frases vulgarmente compuestas, de la cargada sobreadjetivación y, en este caso, y a pesar de las bondades del texto, en la falta de interés que me producía la historia de Peaslee, en lo soporífero que me ha parecido el intento de explicación científica por parte del protagonista. En estos momentos y, si no hubiese leído ningún otro libro suyo, lo compararía con autores que en este blog he criticado por su pobre estilo y he aducido que no volvería a leerlos. Afortunadamente, no es así, he leído mucho más de su bibliografía y no voy a tirarlo todo por la borda.
Por otro lado, no pretendo desanimar a nadie y, de hecho, considero que es un libro altamente recomendable para acercarse al autor. No es el que yo más recomendaría, es cierto que me decantaría más por El horror de Dunwich o La sombra sobre Innsmouth, pero si que es muy interesante, pues se trata de un relato corto, fácil de leer y con una de las mayores cargas oníricas de todo su corpus literario, amén de tratarse de una de las obras cardinales en cuanto a la cosmogonía primigenia se refiere, ya que podemos vislumbrar a la Gran raza de Yith como el germen que desatará toda la posterior subcultura lovecraftiana.
La historia, por otro lado, resulta más que interesante, pero la narración de Peaslee resulta tan apasionada en su contenido como soporífera en su desarrollo. En mi opinión, claro.
Aun así me he encontrado con algún que otro momento de bella factura y he podido disfrutar del onirismo expelido por los pasajes en el plano Yith, que considero de lo mejor de la obra junto con el argumento de la misma.
Es necesario hacer notar el buen trabajo de la editorial en cuanto a maquinación y diseño, altamente atractivo, y de la nueva traducción a cargo de Jon Bilbao quien, como cuenta en el prólogo, ha tratado de acercarla al lector actual, modernizándola y evitando barroquismos, arcaicismos y cierta sobreadjetivación del autor, trabajo éste harto complicado, me temo.
El resultado, a mi modo de ver, es una traducción fresca, cercana y muy correcta que facilita la lectura y ameniza una novela ya de por si lenta.
La sombra fuera del tiempo se trata por tanto de una obra que recomendaría a todos aquellos que se quieran acercar a la obra del autor y también, por que no, a aquellos que, no como yo, no lo endiosaron y volvieron mucho tiempo después con un recuerdo romántico y, tal vez, infiel.
En el tiempo que ha pasado desde que fue reeditado y hoy mismo, he leído montones de reseñas acerca de esta nueva traducción de Jon Bilbao, no he encontrado ni una sola reseña negativa acerca de la novela y, en todas ellas, se alababa a H. P. Lovecraft. Entiendo que más de uno no estará ni remotamente de acuerdo con mi reseña, incluida la propia editorial pero, que puedo decir, no puedo aplaudir a raudales algo que no me ha satisfecho, por un motivo u otro. Tal vez, cuando relea El caso de Charles Dexter Ward o En las montañas de la locura vuelva a alabar al autor, o tal vez no, quien sabe.
A pesar de todo, siento que debo disculparme con la editorial por tardar más de seis meses en ofrecer mi opinión acerca de un libro que me han ofrecido gratuitamente, pero sólo por esto.
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