sábado, 12 de noviembre de 2011

Fin del mundo en Breslau

Un asesino en serie amenaza la ciudad de Breslau; su firma, una hoja de calendario en cada una de las víctimas. El consejero de la sección criminal, Eberhard Mock, descubrirá que las fechas guardan relación con asesinatos cometidos hace mucho tiempo.
Entre la desquiciante falta de pruebas, el consejero Mock tendrá que enfrentarse al abandono por parte de su mujer, harta ya de sus borracheras y maltrato.
Para colmo, los miembros de una extraña secta anuncian la llegada de crímenes y cataclismos de otros siglos.

Fin del mundo en Breslau es la segunda novela de la serie del consejero Mock, que inició sus andaduras en la editorial Alamut con Muerte en Breslau. En este caso, la novela presenta carácter retrospectivo a modo de precuela, pues Mock se encarga de contarla en su lecho de muerte, como un caso interesante que resolvió hace muchos años, para que no se pierda en el olvido.
Es esta una novela negra en la que a Marek Krajewski se le ve a sus anchas, con un estilo preciso y envolvente que se recrea en las descripciones de una ciudad oscura y maloliente y que, convierte al protagonista de la novela en un antihéroe, un ser odiado por todos, incluso por sí mismo.
Krajewski nos ofrece dos novelas en una, por un lado una historia de detectives en los que las pistas serán pocas pero que parecen evidentes, con una trama más interesante y, a mi parecer (que no soy experto en este tipo de novelas) original y, por otro lado, y a mi modo de ver, con el mismo o mayor interés, una novela de personajes en la que todo gira alrededor de Mock. Sus compañeros, su mujer, su sobrino, etc.
Mock es un hombre duro, un buen policía, pero lleno de prejuicios y que evalúa y discrimina a sus subordinados sin piedad; con cierta tendencia obsesiva-compulsiva, diría yo, deprimido por la vida, lo que lo obliga a sentir una pasión atroz por el alcohol y lo acaba convirtiendo en un machista y maltratador empedernido. En torno a él se encuentra su mujer, que lo ama pero está harta de sus continuos desplantes y vejaciones, por lo que decide buscar fuera lo que no tiene dentro de casa y así, se vengará de su marido acudiendo a orgías que la llenan como mujer pero la mortifican como persona.
También el sargento Kurt Smolorz, compañero y único amigo (si se puede llamar así) de Mock se cruzará de lado y veremos un carácter fuerte y leal que no es capaz de resistir la traición.
Aspiramos vaharadas de denso humo y sentimos el repiqueteo de los tacones al andar por el mojado empedrado de Breslau; las calles de la ciudad antigua se yerguen ominosas y llenas de moho a nuestro paso mientras nos adentramos en el escenario del siguiente crimen, y todo ello es interrumpido de golpe por lo ataques de furia o arrepentimiento de Mock. Krajewski consigue crear un ambiente opresivo y saturado de una amoral moralidad.
La aparición de un miembro de la realeza en la vida de Sophie y de la secta Sepulchrus Mundi hace todo más interesante si cabe, pues con la inclusión del don de profecía y del esoterismo nos mete en un extraño juego que va más allá del simple asesinato.
Es cierto que el final es, quizás, un pelín apresurado, lo que le resta algo de empaque, pero no deja de ser una buena novela de orden policíaco.

Para concluir decir que esta es, o fue, otra buena apuesta de Alamut. Lástima que el resto de la serie siguiera otros derroteros.

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