domingo, 8 de noviembre de 2009

El desierto de los Tártaros

Una mañana, el joven Teniente Giovanni Drogo, se despide de su madre, de sus amigos y de su pueblo para dirigirse al destino que le corresponde defender durante los próximos dos años: La fortaleza Bastiani.
Exultante y deseoso de llegar, atraviesa la llanura para arribar a su destino con la mente puesta en como afectará positivamente a su prometedora carrera.
Pero el tiempo irá pasando en la fortaleza y mientras la rutina se va apoderando inmisericorde de los inquilinos del Baluarte, Drogo será consciente del rápido fluir del tiempo mientras sus sueños se van marchitando junto a su vida.

Junto a Borges, Calvino o Cortazar, Dino Buzzati forma parte de ese Olimpo de escritores capaces de, con unas simples líneas que parecen no decir nada, cruzar un velo de pesadumbre ante tus ojos mientras suspiras.

Buzzati utiliza una escritura sin adornos, concisa pero fluente, casi minimalista, consiguiendo una lectura rápida y muy agradable, pero que te hace pensar renglón a renglón.

Observar como la rutina y los anticuados pero rígidos deberes militares se van apoderando de Drogo haciendo que sus sueños se vayan diluyendo en la vida militar se vuelve algo tristísimo.
Espera un momento que nunca llega, permanece en la Fortaleza esperando ese momento heroico que dé sentido a su vida militar, un momento de lucha, la defensa del País, a través de la Fortaleza Bastiani, de un posible ataque. Siempre mirando hacia el desierto, el desierto de los tártaros, pero ese momento nunca llega y la vida de Drogo se va apagando poco a poco.

La novela destila un cierto cariz antimilitar, en la figura del fugaz paso del tiempo frente a la inutilidad de la estricta vida militar, que poco a poco se va comiendo toda posible relación humana en aras de unos códigos de conducta.

Es una novela realmente triste, que consigue enfrentarte con uno mismo. Es imposible no echar la vista atrás y hacer recuento de las acciones que han dirigido nuestras vidas. Recordar aquellos sueños incumplidos que todos tenemos pero no nos atrevemos a decir en voz alta. Es imposible escapar de los sentimientos con esta novela.

Siempre he oído que este tipo de textos no son aptos para estados depresivos. Yo, la verdad es que no estoy de todo de acuerdo creo que, quizás sean este tipo de novelas, las que derriben este tipo de estados.

Poco más voy a decir, es una novela que hiere profundamente, pero que cada uno debe experimentar en su interior. Es de obligada lectura.
Sin duda, la mejor novela que he leído en lo que va de año.

1 comentario:

  1. Pinta maravilloso, aunque si remueve demasiado los sentimientos habrá que esperar algún momento dulce para leerlo

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