martes, 27 de julio de 2010

Planeta de exilio

Como Tormenta de espadas me ha costó tanto acabarlo, decidí que la mejor elección sería una lectura ligera (en cuanto a estilo, que no a fondo) y, para ello, Ursula K. Le Guin es un valor seguro. Así que Planeta de Exilio se me plantó como una buena elección entre las propuestas de lectura para el curso que terminé recientemente y del que aún me quedan un par de reseñas por subir.

En el planeta Eltanin conviven varias razas humanoides, todas ellas rivales entre si. En un mundo donde las estaciones duran una década, el pueblo Nómada y el Lejosnato están acostumbrados a las incursiones de las hordas bárbaras a la llegada del invierno. Éstos, bajan de los territorios del norte en busca de comida.

Pero este año los bárbaros están organizados y, como un ejército, se dirigen al sur arrasando todo lo que encuentran a su paso.

Jacob Agat , uno de los líderes del pueblo Lejosnato olvidará las rencillas y propondrá la unión con el pueblo nómada para combatir a los bárbaros. Pero Rolery, una joven nómada, se cruzará en su camino y el amor que surgirá entre ambos hará que el plan no fructifique y cada pueblo intente sobrevivir como pueda.


Le Guin utiliza un lenguaje sumamente atractivo, dotado de una bella carga poética, pero sin perder un ápice de dinamismo, de tal forma que la lectura es hermosa y ágil permitiendo leer el libro en unas pocas tardes (dependiendo del lector, claro).

Ciertamente no son comparables, pero me recuerda al Orson S. Card de los mejores tiempos, en el sentido de que con una técnica bastante ligera aunque cuidada, son capaces de impregnar las palabras de intensas emociones y que te hacen entrar en un estado tal en el que parece que no lees nada importante pero que realmente cala hondo.

Como siempre, Le Guin nos transporta a un mundo donde la naturaleza está muy presente, donde cada pétalo y cada flor parece estar vivo, en este caso, son las estaciones las que cobran vida y convierten a la meteorología en la dueña y señora de un mundo duro y hostil para todos.

Nos encontramos ante un mundo cruel, donde las estaciones duran una década, lo que condiciona la forma de vida de los pueblos. Así, los nómadas construyen ciudades de temporada mientras que los lejosnatos, más avanzados tecnológicamente, permanecen invariablemente en sus ciudades.

Estas actitudes, junto a las diferencias tecnológicas, de pensamiento y de origen, confluyen en una separación total entre las razas. La relación entre Rolery y Jakob fusionará los dos arcos argumentales (la lucha por la supervivencia y el amor) y lo que debería servir para acercarlas y potenciar una alianza entre ambos no hará sino romper las relaciones y separarlas de forma definitiva, a pesar de existir un precedente. De esta forma, nos enfrentamos a un choque intercultural, al choque interracial entre dos pueblos que ante una amenaza común deciden enfrentarse a sus peligros en solitario en lugar de olvidar sus rencillas y hacerlo conjuntamente, y el mestizaje entre los pueblos se convierte en la afrenta más dura que se puede concebir, una abominación, por otro lado, de carácter estéril.

Este hecho mencionado a un nivel macro nos ofrece también una importante lección a nivel individual en la idea de cómo el amor y/o el sexo nos hace dar rienda suelta a nuestras pasiones y olvidar todo lo demás. Demostrado queda que el amor es capaz de ganar la batalla al raciocinio, es lo único que nos hace cometer toda clase de locuras, incluso la de olvidar la esperanza de un pueblo por el sexo contrario.

De esta forma Le Guin muestra personajes fuertes y de clara maduración psicológica: conoceremos a Wold, el jefe del clan nómada, como un hombre viejo, apegado a las tradiciones y cuya gran baza es la visión de su experiencia frente a los demás; a Umaksuman, el joven que sucederá en la jefatura a Wold, de fuerte carácter, emprendedor y desconfiado, pero justo cuando ha de serlo; a Rolery, una joven respondona, curiosa y atrevida sin ninguna intención de doblegarse pero que verá la necesidad de ser responsable y ayudar cuando se la necesita; o a Jakob Agat, el líder indiscutible de su pueblo que cometerá la insensatez de mantener relaciones con Rolery en un período crucial para el futuro de las dos razas y que le costará la tan necesitada alianza y lo sumirá en la vergüenza de ambos pueblos.

Conoceremos también las diferencias entre ambas razas, dos pueblos que se consideran humanos a sí mismos y alienígenas al rival: un pueblo nómada anquilosado tecnológicamente y absorto en sus tradiciones y rituales y la colonia terrícola llegada al planeta hace 600 años, más avanzado y que ha obtenido la habilidad para la telepatía pero que ha ido menguando con el paso del tiempo y se acerca poco a poco a su extinción, aunque tras la relación entre los dos protagonistas conoceremos el motivo de la esterilidad interracial (nada raro y científicamente lógico por otra parte) pero que abrirá una puerta a la esperanza para el nacimiento de una nueva raza.

Y ya para terminar no puedo dejar de mencionar el buen efecto conseguido con el tempo narrativo y cómo en un mundo eternamente lento, dónde el fluir del tiempo se detiene en períodos estacionales, toda la acción transcurre en apenas 3 días, un tiempo asombrosamente corto.

En definitiva, una buena y bonita historia bajo la siempre interesante pluma de Ursula K. Le Guin y que constituye un excelente aperitivo para leer más novelas del ciclo de Hainish.

sábado, 17 de julio de 2010

Tormenta de espadas

Bueno, pues después de un montón de tiempo ya estoy aquí de nuevo. Cómo siempre que se vuelve al trabajo, se suele empezar poquito a poco para aclimatarse de nuevo a la actividad tras un período de relajación (no ha sido mi caso) desconectado de la rutina (y cuesta, ¡eh! ¡Vaya si cuesta!).
Vale, pues yo no voy a ser menos y voy a escribir una impresión cortita pero intentas, tanto, que me voy a granjear la enemistad y maledicencias de muchos, pero que le vamos a hacer....: "estoy hasta los huevos de Canción de hielo y fuego", ya lo he dicho.
¿Por qué? Bueno, la verdad es que, empecé Juego de Tronos y me pareció la hostia (aunque no lo mejor que había leído), quedé encantado: una historia bien escrita, con personajes potentes; una trama interesante, con muchos recovecos políticos pero también con pasajes épicos; y una estructura de la obra pensada expresamente para enganchar, con esos capítulos entrelazados que narran independientemente los acontecimientos que vive cada personaje.
Una única pega: demasiadas páginas.
Continué con Choque de reyes. Misma impresión. Me gustó un poquito menos, pero aún así me enganchó sobradamente. Baste decir que Daenerys es uno de mis dos personajes favoritos y aquí cobraba una importancia especial.
Y seguí con Tormenta de espadas, avalado por miles de seguidores como la mejor de la serie hasta el momento. Lo cogí en mal momento, he de reconocerlo, porque andaba muy liado y no tenía mucho tiempo para leer de seguido, pero no es excusa; por poco tiempo que haya, si te gusta, te gusta. ¿No?
Leyendo poco a poco, la historia se me iba haciendo lenta y sosa, cada vez más cuesta arriba, como si dentro de todas las cosas interesantes que pasan, en realidad no pasará nada. Sí, veía que Martin seguía moviendo hilos y las subtramas iban cobrando forma al tiempo que otras nuevas iban apareciendo, formando un tejido impresionante en el telar, pero no me aportaban anda, no me sentía... no sé... deseoso de seguir leyendo.
Cada vez me costaba más leer (esto, claro). Todo se mezclaba, hasta el momento en que la sensación de drama que venía arrastrando desde el principio de la saga me cayó como una estrella fugaz sobre la cabeza, la muerte en una boda de alguien (del primero de los dos que mueren en una boda. Ya sabéis quién os digo, que no quiero joder a nadie que lo esté leyendo).
A partir de ese punto todo cobró un nuevo sentido para mí. ¡Claro! Esto no es más que una telenovela sudamericana en un mundo fantástico. Es Falcon Crest, Dinastía y Santa Barbara juntos en la Edad Media. Se me cayó el alma a los pies (y no por la muerte del que os digo, que al fin y al cabo era uno más en el cuadro), sino por la revelación experimentada.
¡JODER, para leer un drama, dramón, ya me leo Los pilares de la tierra o La carretera, que me encogieron el corazón en su momento!
En definitiva, que me quedan 100 páginas para terminarlo y estoy hasta los mismísimos. Ah, y de nuevo he de decir, que hay una pega: ¿Pero es qué no se pueden hacer libros más cortos? ¿Es necesario tan cantidad de páginas?
Lo terminaré. Claro que lo terminaré y también Festín, que pa' eso pagué los 30 eurazos que me costaron cada uno cuando los compré hace un par de años, pero no tengo muy claro si continuaré a partir de aquí, dependerá de lo que me diga el señor Martin en Festín.
Lo que si tengo claro es qué cómo palmen Daenerys o Tyrion, se acabó lo que se daba: guardo los libros en la estantería y allí quedarán para hacer bonito y coger polvo eternamente.

Bueno, y ahora espero vuestros comentarios. ¿Quién será el primero en atizarme?

viernes, 18 de junio de 2010

In memoriam... José Saramago

La religión la ceguera la muerte el derecho al voto..... tantas y tantas cosas han cobrado un nuevo sentido con tu particular forma de escribir que se hace difícil aceptar que tu intensa luz no volverá a alumbrar nuestras reflexiones Después de miles de espacios ya es hora de poner un punto y final Hasta siempre, MAESTRO.

lunes, 7 de junio de 2010

Disculpas

Hola

Tan sólo deciros que aún estoy aquí. Simplemente ando muy, pero que muy, liado y no dispongo de tiempo.
Todo volverá la normalidad en un par de semanas y podré volver a leer a destajo para seguir subiendo impresiones.

Mientras tanto... muchas gracias a los incondicionales.

martes, 18 de mayo de 2010

El libro de los amores ridículos


Para ampliar un poco mis conocimientos en la materia y, ¿Porqué no?, mejorar un pelín mi currículo que, dicho sea de paso, nunca viene mal, estoy haciendo un curso de lectura, por lo que esta y las próximas reseñas se saldrán de mis gusto personal mostrado hasta ahora y estarán encaminadas en la línea que me dicta el curso. Cosa que, por otro lado, no viene mal, ya que me hace descubrir autores y libros que estarían un tanto perdidos en la vorágine de libros pendientes por leer que campan por las alacenas de mi mente.

El libro de los amores ridículos nos sumerge en siete paroxísticas pero no tan extrañas historias de amor y sexo, ya que a poco que buceemos en su interior, seguro que encontraremos similitudes con algún colega o conocido.

En "Nadie se va a reír" un crítico de arte al que le solicitan una opinión favorable para la edición de un artículo decide dar excusas en lugar de explicar que el estudio es una basura. La excusa implicará a su pareja y acabará complicando su existencia.
En "La dorada manzana del deseo" dos amigos quedan con unas chicas para pasar el fin de semana, finalmente se verá que lo único que les produce excitación es el acto de la seducción.
En "El falso autostop" una pareja que inocentemente juega a los roles de la autoestopista y el conductor desconocido perderán los papeles y se meterán de lleno en sus personalidades inventadas.
En "Symposio" un grupo de médicos mantiene una distendida reunión en la que las insinuaciones y los agravios estallan a flor de piel. El resultado final, un intento de suicidio que no lo es, varios malentendidos y sexo no esperado.
En "Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes" un hombre y una mujer se encuentran después de muchos años. Los recuerdos vuelven a hacer saltar la chispa, pero la mujer siente recelo, pues teme que a su antiguo amante no le guste el cambio que el tiempo ha operado en su cuerpo.
En "El doctor Havel 20 años después" uno de los protagonistas del cuarto relato ha envejecido y se interna unos días en un centro de rehabilitación. Abatido porque ha perdido el gran poder seductor que poseía, recuperará la autoestima al aconsejar a un joven y ver el cambio operado en las enfermeras cuando conocen a su bella y famosa mujer.
En "Eduard y Dios" Eduard es un profesor al que le gusta una chica que por religión se niega a mantener relaciones sexuales. Para conseguirlo Eduard falseará sus creencias, lo que le llevará a tener problemas en el colegio, de fuerte carácter ateo (como es normal en un régimen comunista). El simbolismo religioso conseguirá que se acueste con otra mujer, pero las creencias ficticias terminarán por convertirse en reales y perderá la ilusión por la persona que deseaba cuando al fin consigue lo que tanto anhelaba.

La escritura de Milan Kundera es ágil y distendida. Anima a leer rápidamente. La narración es muy fluida y se presta a varios niveles de lectura, pudiéndose leer como forma puramente de entretenimiento o escarbar un poco más en los entresijos filosóficos que llevan a los personajes a los actos que aquí reproducen.
Kundera nos sumerge, en las poquitas páginas de cada cuento, en un amplio número de emociones escondidas y soterradas, en los pensamientos de índole sexual que guían nuestros actos, por mal que nos pese reconocerlo: La ambientación de sentirnos superior y demostrarlo aunque haya que mentir y dañar; la ilusión por saber que seguimos siendo seductores a pesar de tener pareja, de sentirnos deseados por otras mujeres u hombres; de fundirnos en las fantasías más oscuras; tener poder para rechazar sexualmente a alguien simplemente porque algún aspecto exterior nos desagrade; los temores de la vejez, la influencia del deterioro del cuerpo en nuestra vida sexual; el temor a lo que pensarán de nosotros; mentir lo necesario sin importar las consecuencias con tal de relacionarse sexualmente, etc.

En definitiva, un libro bastante agradable y sencillo de leer. Observo que hay muchas opiniones con respecto a que el primer cuento abre muchas expectativas que luego no se cumplen... no sé, a mi no me ha pasado eso, sino justo lo contrario: el primero ha sido uno de los que menos me ha gustado.

Una agradable alternativa a mis gustos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Maske: Taeria


Vance. Poco he leído de Vance: creo recordar que la trilogía de Lyonesse y algún que otro cuento. Por eso me decidía leer Maske: Taeria, porque sus cuentos me gustan bastante más que sus obras más largas, y Maske se aproxima más a una novela corta. era la ocasión de darle a este Gran Maestro una nueva oportunidad, pues si bien la trilogía de Lyonesse me había gustado, me había defraudado en cuanto a técnica literaria, resultándome una escritura algo infantil, no sé, desdibujada o mejor dicho, demasiado desenfadada y alegre.
Maske: Taeria me ha vuelto a mostrar ciertas carencias, pero en general he quedado contento con la novela.

Jubal Droad es el hijo menor del Clan Droad, de Glentlin. A la muerte de su padre el título nobiliario pasará a manos de su hermano y él partirá a Taeria con la idea de hacer fortuna. Con la carta de referencia que le entrega su tío llegará a la ciudad, llegando justo en el momento en el que su previsto futuro mecenas se encuentra en una importante reunión del Consejo. Allí, descubrirá que el hombre que estuvo a punto de matarlo tiempo atrás es un importante miembro del Consejo: su nombre es Ramus Ymph. Tras contarle a Nai el Hever lo que sabe de éste, se ganará su favor (favor condicionado) y será contratado en el departamento tercero de la oficina de Seguridad e Higiene.
Pero Jubal no se contenta con un puesto de escasa importancia y al conocerse que Ramus Ymph ha partido de viaje, se le encomendará seguirlo y espiarlo. Esto le hará viajar a remotos y muy diferentes lugares. sus pesquisas le harán descubrir una trama que poco a poco se complicará hasta intrincarse en su propia persona.

El estilo agil y dinámico de Vance, unido a las coloristas ambientaciones y a las pocas páginas,
hacen que esta novela se lea muy rápido y no aburra, aunque también es cierto que la incursión de Vance en la propia misión de Jubal Droad es demasiado simple y no incita a maravillarse.
Dicho de otro modo, Jubal Droad exhibe unos pasos en la persecución bastante simples; la mayoría de ellos completamente intuitivos y viscerales, guiados, sin ningún tipo de tratamiento deductivo serio. En muchos casos estas deducciones quedan completamente escondidas al lector.
Pero evidentemente, es en el background creativo donde a Vance siempre se le ha reconocido su buen hacer, y aunque en esta obra no hace alarde excesivo de buen "xenosociólogo", si que crea unas bases sociales bastante llamativas e interesantes:
* La sociedad Tariota, con sus claras distinciones entre clases. Una burocracia firme y cerrada que prima por encima de cualquier valor.
* La sociedad de Eiselbar, en la que lo único realmente importante son las transacciones comerciales. El volumen de negocio es la base de la sociedad. Resulta muy interesante y llamativo, aunque quizá (poniéndome en su lugar) sea insoportable a largo medio o largo plazo, el sistema utilizado para crear la condición emocional: todo el mundo lleva un complejo sistema musical que emite sintonías de acorde a un estado emocional deseado, de tal modo que existe la posibilidad de un condicionamiento emocional para una situación u otra de acuerdo a lo que nos interese.
* El pueblo Wael, en el que existe una sintonía total con la naturaleza.
* La nación del mar. Marinos independientes, mal considerados y que se autodefinen como una nación por derecho propio.

por otro lado están los personajes, a cual más odioso. Entre los personajes principales ni uno solo me ha parecido atractivo; todos son personajes ruines y ambiciosos. En algún caso, como en el del protagonista de la historia, Jubal Droad, llega a resultar mezquino, avaricioso en extremo y cargante a más no poder con sus insinuaciones continuas de querer más dinero y beneficios.

He de decir que la novela no está mal del todo y resulta entretenida, aunque tras leer el capítulo introductorio se me había hecho la boca agua y esperaba algo más que una pequeña novela pseudo-detectivesca.

De nuevo como podéis ver, la entrada es más corta de lo habitual, pero entre lo liado que estoy y que poco a poco voy perdiendo las ganas...

sábado, 1 de mayo de 2010

Placeres prohibidos

Ante la andanada vampírica de los últimos tiempos, los libros de Laurell K. Hamilton y su personaje Anita Blake, me parecía que podían ser algo más originales y menos empalagosos que la mayoría y por eso me decidí a leer el primero de la serie, y es cierto que, al principio me pareció bastante interesante, pero esta sensación se fue diluyendo poco a poco hasta que me resultó completamente anodino.

El vampirismo es legal. Los vampiros han sido aceptados por la sociedad y se les admite como miembros de pleno derecho. Anita Blake es una resucitadora, como suena, ni más ni menos. Utiliza sus especiales habilidades en una agencia dedicada exclusivamente a ello. No obstante, también es llamada "La ejecutora" entre los vampiros, pues es utilizada como tal por la policía, siempre de forma legal: cuando recibe una orden de ejecución fundada, la efectúa y punto. Mediante diversas artimañas será obligada a investigar los recientes casos de vampiros asesinados en San Luis. El único problema es que, esta vez, sus jefes serán esos mismos vampiros con los que no confraterniza y de los que no se puede fiar.

La novela comienza de forma ágil y activa, con acción y narrada con fuerza, lo que hace que rápidamente nos interesemos por la historia y nos ajustemos el cinturón de seguridad a la vista de las curvas que vamos a sortear, pero poco a poco, a medida que vamos conociendo los pocos entresijos del nuevo mundo que se nos deja ver, nos lo vamos aflojando (al menos yo). ¿Porqué? En mi humilde opinión por diversos motivos:
El personaje de Anita Blake está bastante bien representado y se observa una evolución a lo largo del libro que, aunque fuese ese el propósito de Hamilton, a mi no me ha gustado lo más mínimo. Anita parte como una tía dura, acostumbrada a bailar con el más feo y con esos toques de humor sarcástico tan propios de la novela negra, pero se va desdibujando paulatinamente a medida que avanza la narración, y acaba pareciendo una mujer débil y con miles de dudas en la cabeza. Un personaje que pone lo humano por encima de todo lo demás ¡Bien por ella! y cuyo juicio es capaz de nublarse ante un tiarrón como el Phillip ese (tal y cómo lo describen debe estar como un hiper mega queso y, teniendo en cuenta que sólo como pescado, ya es mucho decir) que hace que las reticencias iniciales porque sea un yonki del vampirismo acaben por deshacerse en ríos de lágrimas. Me parece además que el personaje de Anita está profundamente desaprovechado, pues es "vinculada" (entendiendo como tal el haber recibido sangre de un vampiro y por lo tanto estando más cerca de quedar esclavizada), demasiado rápido y esto le resta credibilidad a su planta de tipa dura. Digo yo ¿No se podría haber esperado que esto pasase más adelante en la saga? Yo creo que habría ganado en emoción. Si a esto le sumamos que llega un momento en que sus frasecitas y baladronadas llegan a resultar cargantes ¡apaga y vámonos!
Me ha resultado muchísimo más interesante Edward, apodado "La muerte", especialista en matar vampiros, no sé si más adelante continuará.
En cuanto a los vampiros, no están mal. Rudos, fuertes y sabiéndose superiores. En una sociedad que los ha aceptado e integrado, la inmensa mayoría de los que aparecen en este libro son unos hijos de puta de cuidado. La verdad es que se echa en falta una más amplia presencia de la sociedad vampírica, imagino que irá revelándose poco a poco a lo largo de la saga, pero me ha recordado algo al juego de rol de "La mascarada" (en cuanto a ambientación me refiero).

Como nota positiva... El marcado perfume a novela negra que se respira durante toda la obra.

La verdad es que últimamente estoy muy, muy liado y no tengo demasiadas ganas de ponerme con las reseñas, así que como conclusión ahí va mi opinión general:
Un libro para entretenerse leyéndolo y olvidarlo una vez acabado. Del que se podría sacar más partido; tal vez al avanzar la serie mejore todo, pero no me esperéis a mí, que yo no voy a seguir, aquí la aparco. A pesar de esto, si os interesa la "nueva movida vampireña", os gustará. Creo yo, vamos.

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