
Posteriormente leí "La espada de fuego", primer volumen de la serie de Tramorea, y el alma se me escabulló por la puerta. Me pareció soso y simplón, y si bien es cierto que no todo es lo que parece, pues el segundo libro dicen que es mucho mejor y se cuentan cosas importantes y reveladoras de la trama, no me animé a leerlo. Sé que los amantes de Tramorea son legión en España, pero ¿qué quieres que te diga? a mi no me gustó demasiado, la verdad.
Pero todo cambio cuando Negrete volvió a la mitología y con "Señores del Olimpo" nos sumerge en una magnífica versión de los mitos griegos, algo modificados para hacerlos visualmente más atractivos, pero recomendable a más no poder.
Los gigantes comienzan a organizarse en el Norte. Solicitan nuevas tierras que les son negadas por Zeus. Ares regresa del exilio que se le impuso por su acto de adulterio con Afrodita. Un ser de nombre Tifón dice ser hijo de Cronos y por tanto se erige como nuevo Señor del Olimpo, ante la perplejidad de Zeus y compañía, que tendrán que luchar por lo que consideran les pertenece y les quiere usurpar este advenedizo.
poco a poco todo se irá conjugando y se descubrirá una traicionera trama bien planificada y encubierta con la intención de derrocar a Zeus.
Negrete consigue movilizar diestramente su pluma para narrarnos los mitos griegos de forma altamente épica, si bien es cierto que el estilo utilizado en los primeros capítulos difiere notablemente del de el resto del libro.
En los primeros capítulos se nos narran historias aisladas (al parecer inconexas entre si, pero que se integrarán holisticamente), con un lenguaje épico y arcaico, al estilo de los clásicos, para poco a poco ir adoptando un tono más fluido y novelesco, sin perder por ello su componente heroico. La novelización en si misma es altamente entretenida e interesante, pero los primeros capítulos son una delicia. De haber seguido de esta forma todo el libro no dudo que habría llegado a estar considerado entre los más grandes para los amantes de la épica más clásica.

Javier Negrete consigue recrear de forma magistral el período convulso comprendido entre la Titano y la Gigantomaquia, y lo hace accesible visualmente y altamente comprensible para aquellos no demasiado duchos en la materia. Quizás se pueda reprochar que ese gran acierto pueda ser en si mismo uno de los mayores defectos, ya que las invenciones del autor y las inclusiones de otras mitologías cumplen su función en cuanto a efectividad y vistosidad de la obra, pero pueden llegar a confundir a un lector neófito que crea a pies juntillas en estos hechos como mitología griega original, aunque es cierto que el apéndice añadido por el autor al final de la obra es sumamente interesante y aclaratorio en este punto.
Los personajes están realmente bien definidos, llegando a suscitar diversas emociones en la mente del lector, que no dudará (al menos yo no he tenido reparos) en tachar a alguno de odioso, engreído, penoso o simpático, y cobrando especial relevancia (como no podía ser de otra forma) Zeus, monarca de los dioses y, a mi parecer, pedante, orgulloso, egoísta y absolutista por definición. Negrete hecha mano de un gran acervo de personajes y entre los dioses, titanes, cíclopes, deidades menores y sus relaciones genealógicas acabará formándonos un buen lío para recordar quien era hijo de quien y hermano de cual.
El autor deja patente la relación existente entre dioses y humanos con la oligarquía de los primeros, que pueden hacer lo que les venga en gana sobre los segundos sin importarles lo más mínimo su opinión ni reacción.
El argumento general y la conjura están muy bien urdidas y aunque en ciertos momentos se ven venir los derroteros que tomará, la alternancia de episodios entre las diferentes líneas argumentales hace que la lectura no esté exclusivamente politizada por dicha conjura interna y que abarque diferentes registros a cual más entretenido. En este sentido, hay que aplaudir las escenas bélicas, en las que Negrete saca a relucir su buen hacer en el terreno más épico y heroico posible y que nos harán disfrutar de lo lindo.
En definitiva, una novela altamente recomendable, bien escrita, muy entretenida y educativa, capaz, al menos, de aportar una visión general a los mitos griegos.
¡Leedla! ¡Disfrutadla! Y ya me contaréis.