lunes, 15 de noviembre de 2010

Fragmentos de burbuja


Lo poco que conocía de Juan Antonio Fernandez Madrigal quedaba reducido a la portada de un libro de nombre Umma, que en su momento, y pido perdón si a alguien le molesta este comentario, me pareció muy, muy fea, tan fea que me impidió reflexionar lógicamente y me hizo volver a colocarla en la estantería de la librería a la velocidad del rayo. Con el tiempo, he ido abandonando este defecto y, hoy en día, la portada de un libro me merece la importancia justa, ni más ni menos que la que un pequeño porcentaje en el conjunto global. Pues bien, hace poco me encontré por casualidad con la sinopsis de Fragmentos de burbuja y, desconocedor de que tuviera nada que ver con aquella novela, me llamó muchísimo la atención (está bien....esta vez he de reconocer que la portada también me gustó, vale!!) y la recién nacida editorial NGCFicción! tuvo el detalle de hacérmela llegar.

Galavar despierta de una eterna inactividad. No recuerda nada y poco a poco irá recuperando fragmentos de memoria, flashes de un extraño pasado que le resultan ajenos pero irán conformando sus recuerdos. Perseguido por un monstruo interior que lo atormenta irá conformando su historia y la del mundo que lo rodea.

Así empieza esta aventura de la que poco más se puede revelar, pues caeríamos en el tremendo error de perdernos la posibilidad de adentrarnos en una enmarañada selva que nos pararía grandes sorpresas a cada machetazo y que nos ofrecería el necesario oxígeno para continuar adelante. Sin embargo, es justo y obligado reconocer que no se trata de una lectura fácil, pues es ésta una novela donde la forma es el todo. Dónde la propia historia, intensa e inquietante, subyace en el fondo, como una suave cantinela en la oscuridad de la que tan sólo se puede salir enamorándose de las palabras, del estilo elegante, preciso, intimista y en ocasiones, denso de Fernández Madrigal. Una novela donde las pocas situaciones de acción están contenidas en un velo de calma que podría mermar el gusto por su lectura ante la aparente falta de chica, pero que saboreada lentamente otorga un grato placer.

La acción se sitúa muy, muy lejos en el futuro. En un mundo árido, triste y desvencijado. Un mundo devastado por la eterna guerra entre dos razas alienígenas: los nuhomos, inteligencias artificiales (por buscar un nombre terminológicamente cercano); y las bichas o víboras de las formas, con una inteligencia colectiva. Dos razas a las que será fácil no comprender y odiar, pues persiguen sus propios objetivos sin importar los medios ni las consecuencias. Dos razas con quien no nos sentiremos identificados pero que, en realidad, están mucho más cerca de nuestra psique más profunda, de lo que creemos.

Habrá que ir avanzando despacio en el texto para aprehender este conocimiento, pues Fernández Madrigal nos introduce en la trama por medio de un experimento literario que en un principio descoloca por su apariencia inconexa pero que, finalmente, se convertirá en una lectura circular que nos ayudará a atar cabos. De este modo, el ejercicio estilístico del autor nos sumerge por separado en las mentes de cinco personajes principales y, a través de sus ojos, veremos el mundo y, ayudados por sus pies, recorreremos el polvo del camino.

El resultado es una novela arriesgada, pero también original y brillante, con una potente carga especulativa y que nos sienta de golpe en el diván de la introspección haciéndonos reflexionar profundamente, pues no es esta obra, sino una descarga de emociones, un inmenso tour de violencia sentimental que nos hace sentirnos zarandeados en las olas de la soledad, del silencio;de la desesperanza y el desasosiego; del ansia de matar y de saber; del querer sentir, del querer amar; del sentirse querido y amado, por encima de todo.

De este modo, si se consigue pasar la parte inicial, la más dura y con la que más cuesta hacerse, tendremos asegurada una fantástica lectura pues, a partir de este primer personaje, Galavar, la lectura se hace más llevadera, menos opresiva y agobiante, y sumergirnos de lleno en las diferentes mentes, con distintas motivaciones y diferentes experiencias se convierte en un excitante ejercicio de funambulismo cerebral.

Como he dicho antes, no he leído ninguna otra obra de Fernández Madrigal, pero me da la impresión de ser un autor bastante preocupado por la vertiente más sociológica y humanista de la Ci-Fi. Así, en esta obra, compuesta por varios niveles de aprendizaje y que tras varias relecturas, seguro que nos permitirá vivir y descubrir cosas nuevas, se observa un marcado interés por la constitución de sociedades y el enfrentamiento del individuo como unidad frente a la colectividad del rebaño social, así como por la infancia y el trato que se les da al aprovecharnos de su debilidad. Observar la tortura a que se somete a los niños de Alacca hace que este mundo de la telaraña no esté tan lejos del nuestro como en un principio pudiera parecer y constituye una clara crítica a esta nuestra sociedad que maltrata a los niños y corrompe su infancia para siempre.

En definitiva, y para no alargarme más, Fragmentos de Burbuja me ha parecido una novela ambiciosa, brillante e innovadora, icosaédrica e hipnótica, que no sólo incita a ser releída varias veces, sino a leer el resto del imaginario que conforma esta saga, algo que, sin duda yo voy a hacer. Una fantástica novela.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu comentario; me alegro mucho de que te haya gustado :)

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  2. Gracias a ti, por escribirla y por visitarme. Todo un orgullo.

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  3. Fantástica reseña. Lo cierto es que me llama la atención esta novela, de su autor recuerdo haber leído varios relatos, y aunque no me acuerdo de cuáles eran sí que me dejaron buenas sensaciones.

    Un saludo.

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