domingo, 6 de marzo de 2016

Oso y Nunc

Desde el momento en que Impedimenta anunció la edición de Oso, me llamó la atención. Como no habría de hacerlo ante la publicidad provocadora y lasciva que parecía reflejar. Me pareció, por otro lado que, sin abrir la botella, el complemento perfecto para esta novela, debía ser un vino con cuerpo, recio, a ser posible con un pequeño paso por barrica. ¿Por qué? Porque sí, porque no hay ningún misterio especial en lo que me apetece beber cuando leo (son solo palabras para intentar justificar una elección sin más). Así que me decidí por comprar una botella de Nunc, de Bodegas Ballabriga (7€) de la D. O. Somontano, y creo que no me he equivocado en el "maridaje".

Tanto el vino como el libro se muestran frescos y ligeros al principio, para coger potencial al final y dejar un largo recuerdo, uno en la boca, y el otro en la cabeza. Por supuesto siempre es mejor el recuerdo mental, pues es más duradero y enriquecedor, pero el del vino produce un efecto relajante muy satisfactorio y evocador.
Se trata en este caso de un multivarietal de 5 uvas (Merlot, Syrah, Parraleta, Garnacha, y Moristel) con un porcentaje alcohólico moderado (13,5%) y una coloración cereza con ribete violáceo (para variar). La entrada en boca es muy fresca, con taninos suaves y una ligera acidez. El paladar queda muy aromatizado a fruta fresca, ciruela y moras. Es complejo en su sabor y ligeramente untuoso. Finalmente se aprecia un cierto matiz a tostado (probablemente por el tiempo en barrica), y con un sabor que perdura en la boca durante bastante tiempo. Un vino bastante rico para tomar con un asado, aunque un buen arroz, o una tabla de quesos también le puede venir muy bien. O si no, haced como yo y bebedlo solo (que no a solas).

En el caso de oso, la novela de Marian Engel, nos encontramos con un caso parecido. La novela fluye tranquilamente y cuando parece que el texto de contraportada no es más que un reclamo publicitario, cuando quedan 50 páginas para el final, de golpe y sopetón nos da una ostia en toda la cara.

"Su amigo subió la escalera oliendo a pescado. Dobló la lengua en vertical y se la hundió en el coño."

Engel escribe muy bien. Nos engaña con una prosa fluida y ágil, de esas que entiendes elegante pero que te crees fáciles de hacer. Nos muestra la historia de una bibliotecaria que acude a una pequeña isla canadiense para inventariar la biblioteca que una familia ha donado a la Universidad. Para ello debe permanecer durante un tiempo en dicha casa. Casa que se encuentra solitaria en una isla y que contará con un oso medio domesticado como única compañía.

Se trata de una novela con pocos personajes principales, apenas 2: Lou y Oso. Tampoco es que haya muchos secundarios: Homer, el tendero al que Lou tiene que acudir regularmente para aprovisionarse; Lucy, una anciana india que cuida del oso cuando no hay nadie en la isla; y los personajes que aparecen en los libros que lee e inventaría Lou: tanto la propia familia Cary, o famosos como Lord Byron, Trelawny o Brummell por ejemplo.
Nos encontramos con una novela tranquila que requiere una lectura pausada para ser disfrutada al máximo.
Realmente no sucede nada, salvo el tranquilo discurrir de los días en la isla, mientras Lou se va aclimatando a ella, va descubriendo nuevos libros, y se va acercando al oso.
Una tranquilidad que permitirá a la protagonista, disponer de la soledad necesaria para bucear en sus recuerdos y hacer examen de conciencia. Es por tanto una novela de corte introspectivo y, si bien es cierto que los paisajes agreste o boscosos de la isla no cobran demasiada importancia narrativa, Engel consigue que nos sintamos allí, rodeados de árboles, en una colina pedregosa y bañándonos en la orilla del rio.
Es esta soledad, supongo, la que hará que Lou se acerque de forma íntima al oso y la necesidad de atención la que producirá la reciprocidad del animal. Digo supongo porque, entre los recuerdos sexuales de Lou, el oso y Homer, no tengo claro si Lou está muy sola; es "de moral distraída"; o simplemente, goza de la libertad de cualquier ser humano para hacer lo que le venga en gana sin tener que ser enjuiciada por ello.
Lo único que me chirría un poco es la rapidez de intimación entre oso y nuestra protagonista. No rapidez en cuanto a la cronología del libro ya que, como he dicho, pasa al final, sino a la forma de narrarlo: no pasa nada y empezamos a pensar en el reclamo comercial y, de repente, ¡Zas en toda la boca! Lou está dirigiendo la cabeza del oso hacia su entrepierna.
Estas últimas 50 páginas hacen que la novela se anime mucho y cambie todo su sentido, pues nos encontramos ya ante una novela mucho más carnal y transgresora. Aunque, si tenemos en cuenta que fue escrita en el 76, una década después del movimiento Hippie, no lo sea tanto. Lo cierto es que para una sociedad, tan "mojigata" y puritana (o eso creo), como la norteamericana, tuvo que ser una patada en todo el orto, como dicen al sur de aquellas latitudes. Aunque agarra muy bien con ese movimiento  juvenil de amor libre.

"El oso no lo hizo, pero la fiebre menstrual lo volvió más diligente. Lou le tenía algo de miedo, pero ese miedo la embriagaba y atraía. Lo cogió del pelaje espeso que se le escurría entre las manos: intentó agarrarse al suelto pellejo, pero cuanto más profundizaba más profundidades encontraba, y le resbalaban las cortas uñas. Acunó en las manos los huevos grandes, peludos y asimétricos, jugó con ellos, los deslizó suavemente en el escroto mientras él la lamía. La polla no salió de su funda larga y cartilaginosa. Me da lo mismo, pensó, no pido nada. No tengo que complacer a nadie. Qué más da si no te excito, te quiero y basta."


Este es el momento en el que el corte introspectivo del libro cambia su sentido. Lou sigue recordando su pasado, pero cambia su forma de pensar, empieza a visualizar la libertad y la tranquilidad de la vida en la naturaleza , empieza hacer examen de su vida pasada y, si bien, toma al oso por su compañero ideal y lo busca insaciable, también hace un ejercicio de redención al saber que el oso la puede matar, como ella le pide en varias ocasiones.

"Oso -decía tentándolo-, sólo soy una humana. Desgárrame la fina piel con las zarpas. Soy frágil. Para ti es fácil. Escarba y arráncame el corazón, una larva bajo el tronco. Arráncame la cabeza, oso mío."

Las imágenes que nos muestra Engel, con Lou buscando la postura y el momento para ser penetrada por Oso (si lo conseguirá, o no, deberéis descubrirlo vosotros mismos) son claramente explícitos y podrían resultar obscenas para ciertas mentes menos liberales sexualmente hablando.

No obstante, se trata de una novela muy recomendable para cualquiera que guste de leer algo tranquilo, que le permita pensar y no ande buscando acción.
Es una novela, a mi modo de ver, exquisita y que recomiendo sin reservas, además, se lee fácilmente y, si lo acompañas con una copa de Nunc, echareis una tarde deliciosa.

Por cierto, lectores de 50 sombras de Grey y "cosas" así, a pesar de que los pequeños textos de la novela que he copiado os puedan atraer, absteneos,  OSO no es para vosotros.

2 comentarios:

  1. La leí el año pasado, y aunque pueda parecer controvertida por el tema que trata, se cuenta de manera tan natural, tal vez por la mimetización de la narración con el ambiente de la isla en la que se sitúa, que no produce rechazo.
    El personaje de Lou para mí encarna la soledad y el no encajar, y luego, dadas las circunstancias, el hacer también (ya que estamos) lo que le sale del coño.
    Veo buenos libros por tu blog y me parece interesante la combinación libros-vino, aunque no sea muy entendida en vinos.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Hola Lorena. Muchas gracias por la visita. Lo de los vinos es una incorporación que se me ha ocurrido este año y, como digo siempre, al final tanto con los libros como con los vinos, ignórame, lo mejor será lo que más te guste, no lo que leamos en estas páginas.

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