martes, 26 de agosto de 2014

El poder de las tinieblas

Tras Todo lo que muere, primera parte de la saga protagonizada por Charlie Parker, he tardado más de lo que pretendía en volver a leer a John Connolly. La secuencia lógica, aunque no imprescindible, era El poder de las tinieblas, y así lo hice.

En El poder de las tinieblas, Charlie "Bird" Parker, tendrá que enfrentarse, de nuevo, a casos entrecruzados.
Un matón de poca monta ha escamoteado un importante dinero a la mafia. "Bird" trabaja como amigo, para la ex-mujer de este granuja en la obtención de una paga para ella y su hijo.
La cosa se complicará cuando ambos aparecen muertos, el ex-marido desaparecido, y la hija de su antiguo jefe desaparece sin dejar rastro en una zona en la que se han producido varios asesinatos.

Connolly me ha vuelto a sorprender. Desde la primera página a acción se despliega a sus anchas.
Con una prosa ágil y fluida, Connolly consigue introducirnos ce lleno en la visión de ese detective acabado que, por más que lo intenta, no puede olvidar a su mujer e hija y este recuerdo le pesa como una losa sobre los hombros.
Rápidamente se irán tejiendo los hilos de dos casos: uno aparcado en los archivos del tiempo; y el otro, reciente pero que, como si a través de un telar se tratase, acabarán convirtiéndose en desencadenan uno del otro. Hecho este que, por bine hilado que esté, no deja de resultar un tanto chocante y traído por los pelos, pero que realmente funciona.
Desde luego, el caso archivado, un caso que persiguió el abuelo de Parker, resulta mucho más interesante, tanto por misterioso como por violento, y aunque hacia mediados de la novela es fácil hacerse una idea de lo que realmente va el rollo, no es hasta el final que la trama queda completamente descubierta, habiendo hecho florecer de nuevo a un asesino que habría seguido latente de no ser por la salida a la luz de los datos referentes al robo a la mafia.
Este caso, si bien resulta interesante desde un punto de vista detectives y, como no puede ser de otra manera, siempre es de agradece el tener a la mafia en juego, no es más que un caso de relleno con que poder dar el pistoletazo de salida para la búsqueda del asesinos realmente tendrá en jaque a Bird Parker, el caso de Caleb Kyle.

Pero, como es habitual en Connolly, o al menos en las tres novelas que he leído suyas, la llegada de la mafia trae asociado a una pareja de sádicos personajes del más rancio abolengo e ínfima catadura moral. Dos asesinos a sueldo que perseguirán al ladrón  que obtienen un gran placer al producir dolor a personas, ya sean o no culpables: si son inocentes mejor. Nos dejaran alguna que otra imagen realmente grotesca y no apta para mentes sensibles.
Como no, la llegada de estos dos perturbados criminales sacará lo mejor de otra pareja de criminales pero que, esta vez, se puede decir que son de los buenos (si es que se puede decir eso de cualquier asesino). Hablo de Angel y Louis, que vuelven a resultar geniales y, en mi opinión, siguen siendo la mejor creación de Connolly, lo que le da el juguillo a esta serie, y una de las dos cosas (luego comentaré la otra) que lo diferencian de otras series de este género, pues forman una pareja adorable a un tiempo, y cañera al otro. Una pareja que funciona realmente como una pareja, con sus cariñitos y sus peleas, y que resultan sumamente creíbles, y que son además un par de tíos (principalmente uno) cañeros a tope y que despiertan acción a raudales.

En general Connolly consigue hacer crecer a todos sus personajes en esta segunda entrega y todos ellos van ganando en carisma y coherencia.
Si en Todo lo que muere Parker tiene muy presente lo sucedido a su familia, en esta segunda parte tendrá que enfrentarse con un pasado más remoto, un antiguo romance y un marido celoso y muy rencoroso y con autoridad en el pueblo; así como con los recuerdos de su abuelo, el policía obsesionado con el asesino que no consiguió capturar.
Al mismo tiempo, tendrá que tragarse su orgullo y pedir ayuda a Rachel, la psicóloga que, por la violencia intrínseca de Bird no quiso continuar una relación emocional.

Por otro lado, personalmente encuentro un segundo elemento que diferencia la saga del resto de este género: la mezcla de novela negra, con aspectos paranormales pues, en esta segunda entrega, el efecto de las visiones fantasmagóricas que percibe Bird es más frecuente y determinante pues, en ocasiones, le sirven de premonición y en otras dejan una frialdad tangible en el ambiente. Por lo que veo, poco a poco el aspecto paranormal va ganando fuerza en la saga pues recuerdo que en Perfil asesino (tercero de la saga pero primero que leí), este efecto está mucho más presente y crea un aura más misteriosa a la novela. No sé si es del gusto de los puristas del género pero a mi me mola bastante.

Ya para terminar, no puedo sino recomendar esta novela y saga. Me vienen ahora a la memoria algunas escenas en los bosques, en la fábrica abandonada, o en la emboscada en la comisaría, que me ponen los pelos de punta.
En definitiva, leedlo. Es una gozada.

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