domingo, 13 de octubre de 2013

La biblioteca de los muertos


No tenía ni la más mínima intención de leer esta novela. Simplemente, no me atraía, pero un día encontré en el buzón la novela que cerraba la trilogía "El fin de los escribas", cortesía de Grijalbo y, pensé: "¡Qué carajo! A lo mejor no está mal", y me puse con la primera parte, con la idea de que dependiendo de esta primera leería las continuaciones.

Nueva York. La policía esta en jaque ante una serie de asesinatos. Cada una de las víctimas ha recibido una carta con el dibujo de una calavera. No existe ningún patrón que relacione las víctimas, todas parecen escogidas al azar e, incluso, ante la presencia de la policía, una de ellas muere sin que lo puedan evitar. Parece que el asesino va a ser difícil de coger y se encarga la misión a Ben Swisher, un policía alcohólico y casi acabado, especialista en asesinatos en serie. Poco a poco descubrirá la relación que guardan estos asesinatos, con los hechos acaecidos en una abadía inglesa en el año 777 D.C.

¿Qué me he encontrado? Una novela palomitera y divertida, de estilo rápido y fluido (flojísima estilisticamente hablando) pero que con la conjunción de varias líneas argumentales consigue crear el suficiente interés como para seguir leyendo y pasar un buen rato. Una novela mediocre como obra pero un buen pasapáginas en cuanto a entretenimiento sin más.
podríamos decir que nos encontramos ante tres líneas argumentales que confluyen para crear la trama de la novela:
Por un lado la detectives, en la que nos encontramos los tópicos más manidos de la novela negra, con un detective alcohólico, mujeriego y rebelde que está de vuelta de todo, acompañado por una guapa detective casi novata, que persiguen a un asesino que siempre va un paso por delante.
En segundo lugar, la línea que sigue el sospechoso (y no desvelo nada, pues la novela es bastante predecible y es fácil adivinar pronto quien es este personaje en cuestión). En este apartado, el sospechoso nos muestra como va por delante de la policía y los motivos que lo han abocado a actuar como lo hace.
En tercer lugar, el arco histórico que nos muestra la creación de la biblioteca de los muertos desde el año 777 en la abadía de Vectis y el posterior descubrimiento y uso que se hace de ella en el año 1947. En esta parte nos encontramos con la parte rutinaria que acompaña últimamente a tanta novela de thriller cuasi-esotérico, en la que la trama actual se mezcla con algún misterioso hecho religioso sucedido en el pasado.

La novela está bien entrelazada y genera suficiente interés en su línea histórica para querer conocer más acerca de la hermandad de los videntes. La trama en sí es buena en su conjunto, pero el sospechoso deviene en un patético personajillo que se aprovecha de su inteligencia, y el protagonista resulta tan arquetípico que no ofrece especial interés. Por otro lado el rápido estilo de Glenn Cooper no sirve más que para que nos olvidemos del presente durante un breve lapso de tiempo.
En general falla también en cuanto a la visión de futuro pues, como he dicho, resulta bastante fácil de resolver el caso y es el interés por conocer todo lo que rodea a la hermandad de los videntes lo que incita a seguir leyendo (por lo menos a mi).

Continuaré las dos novelas siguientes pues, como he dicho me he entretenido y quiero conocer algo más de la misteriosa orden, pero poco más.
Estamos ante otra de esas novelas de aventuras que mezclan la investigación policial con algún misterioso hecho relacionado con la religión y que, para variar, alguien intenta utilizar para su propio beneficio.
En definitiva, una novela más que aceptable para pasar el rato en la playita.

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