jueves, 17 de febrero de 2011

1969

Tras leer El misterio de la Casa Aranda, decidí dar una segunda oportunidad a Jerónimo Tristante y me hice con 1969 en una librería de viejo. Lo leí rápidamente, pues la letra es bastante gorda y las páginas pasan a toda velocidad. Así, que ahí va mi opinión. Será el último comentario personal que vuelva a hacer jamás de un libro de Tristante.

Murcia, Nochebuena de 1968. Julio Alsina, un policía apegado al Licor 43 y al que su mujer dejó por un compañero, debe hacer las guardias todos los días de fiesta. Por eso no es de extrañar que, cuando recibe el aviso de que una mujer se ha arrojado desde el campanario, se alegre ante la perspectiva de participar en un caso de verdad que le permita demostrar su valía. La suicida resulta ser una prostituta de lujo, y Alsina decide tirar de la cuerda y averiguar lo que se esconde detrás de este caso, a pesar de las reticencias de sus superiores. La investigación lo lleva a una localidad alejada, La Tercia, donde Julio conoce a Rosa Gil, una vecina soltera de la Sección Femenina que, pese a la primera impresión, logra reavivar viejos sentimientos en él. Juntos se encontrarán con un pueblo consternado por otras desapariciones e incluso un asesinato. Los lugareños están asustados, el cura hace procesiones de rogativa y un ufólogo investiga por los alrededores. ¿Qué está ocurriendo en ese lugar? ¿Es algo paranormal o hay un asesino que actúa en la zona?

Lo siento pero, Jerónimo Tristante no ha conseguido entusiasmarme, ni atraerme ni, tan siguiera, entretenerme y si me he acabado el libro ha sido simplemente por la ligereza de su prosa, en la que las páginas se visualizan a toda velocidad y lo interesante queda reducido apenas a un par de líneas. Esta velocidad va unida al hecho de que el autor otorga una mayor importancia a los diálogos frente a la narración, ofreciéndonos multitud de ellos a cual más insustancial, vulgar y abesugado. Me inclino a pensar que el autor crea estos diálogos ex profeso para hacerlos cercanos al lector pero, en mi humilde opinión, fracasa en su intento y, a mí en particular, me parecen ridículos por su sencillez y mediocridad.

No he leído las novelas que van entre El misterio de la Casa Aranda y 1969 pero, yo creo, que el autor no ha evolucionado en lo más mínimo como narrador de historias. Su prosa me parece llana, un texto lineal exento de recursos estilísticos y abundante en pasajes aburridos y prescindibles. Vuelve a repetir trama y estilo con respecto al Misterio de la... Un policía que se enfrenta a un par de casos a la vez que están interconectados. De nuevo se trata de la muerte de una prostituta a manos de alguien importante y poniendo presión sobre el detective para que abandone el caso. La resolución del "misterio" vuelve a ser totalmente previsible y el método investigador es de lo más simple, ni siquiera es un método (yo creo que sería exactamente lo que haría yo o cualquier otro con un alto grado de inexistente formación
en esta materia).
La forma de resolución criminal entronca directamente con la personalidad de un personaje protagonista que lo único que me ha inspirado a sido lástima. Si en el caso de la Casa Aranda, el protagonista era un detective a lo Holmes, en esta ocasión Tristante ha querido hacer un detective más típico de la novela negra (un hard boiled adulterado, porque la forma de conseguir información de Alsina es totalmente anodina:pregunta a todo quisqui de la forma más directa y sin ningún tipo de precaución ni artimaña): un detective hundido y deprimido que ahoga sus penas en el licor 43 y sin ilusión por la vida pero que, de nuevo en mi opinión, es dificilmente creíble y más inútil que un sacapuntas sin cuchilla (no me extraña que su mujer lo dejará). Y, de nuevo, como Victor Ros, también va contando a todo dios, sin ningún problema, sus avances el caso. En esta ocasión el personaje intenta escudarse de la presión policial y político-social , pidiendo una excedencia y trabajando como comercial vendedor de televisores, al tiempo que, continúa con sus pesquisas pero, me resulta ridículo imaginármelo contando a todo el mundo que es un policía que ha pedido una excedencia para vender televisores, además de que cada 2x3 tiene que estar haciendo resúmenes de sus avances.
Es también, Julio Alsina, un personaje totalmente contrario al régimen, que emite excesivos juicios acerca del mismo y, de este modo, quizás el autor esté poniendo demasiadas opiniones personales en boca de su protagonista. Ni lo sé ni me importa.
Del resto de los personajes no tengo ganas de decir nada, la verdad, todos me parecen muy, pero que, muy previsibles y arquetípicos.

Como único punto interesante y positivo, pienso que Tristante consigue recrear de forma satisfactoria el marcho histórico escogido y nos muestra de forma clara y veraz los entresijos del régimen franquista en los años previos a su fin.

En definitiva y para acabar, que se me está haciendo tarde. Tengo un amigo que siempre que recuerda que no hay obra artística de ningún tipo que sea mala en general, que no se puede decir "esto es bueno o malo". Creo que tiene razón y por eso aclaro que esta es mi opinión exclusiva, y que esta novela me ha parecido un verdadero truño.

Por supuesto habrá quienes no estén de acuerdo conmigo y, a quienes no les guste nada esta reseña. Sus razones tendrán, yo no se las quito. Pero siempre intento sacar algo positivo de las novelas, aunque no me gusten, pero de ésta, salvo la buena documentación del autor, no he encontrado nada, pero nada, que me agrade y por eso he sido tan crítico. Lo siento si a alguien le he parecido demasiado destroyer. Aunque sea una ingenuidad, este es mi feudo y aquí me siento libre para poner lo que quiera.

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