miércoles, 7 de abril de 2010

El espejo de bronce

Exquisito. Es la palabra que primero me viene a la cabeza al pensar en El espejo de bronce. Conocía escasamente a Delia Sherman antes de este libro. Tan sólo había leído un cuento publicado en el The Sandman de Neil Gaiman y me había parecido un auténtico truño, por lo que empecé a leer éste con cierto recelo, pero necesité muy pocas páginas para cambiar de opinión y disfrutar de lo lindo.

En Albia, una Europa medieval como pudo haber sido, tres vidas cruzarán sus destinos: Margaret, la bruja de la Torre de la Hechicería, que es continuamente acosada por las imágenes de su pasado y por la continua premonición de su muerte captadas a través de su espejo de bronce; William de Flor, un muchacho que llegará maltrecho al castillo del Rey y que, sin proponérselo, acabará siendo Chambelán Real; y el Rey Lionel, un joven monarca cuya inexperiencia y ansia de poder lo llevaron a cometer un grave error, la guerra con el país vecino y cuya derrota le hizo perder el Norte y reducir su capacidad de gobernar a la de divagar.

Un lenguaje exquisito, conjugado con una historia "enrevesada" entre comillas, convierten la novela de Delia Sherman en una lectura deliciosa. Digo enrevesada entre comillas, pues si bien es cierto que la historia puede parecer liosa en un principio, no es menos cierto que aquellos lectores que, además de leer, también piensan descifrarán fácilmente el meollo de la cuestión antes de que se resuelva por si misma.
Son varios los elementos narrativos interesantes, como podrían ser, los personajes principales y algunos secundarios, que aunque en realidad son algo planos, pues sus comportamientos y acciones son siempre en la misma tónica y
por tanto, previsibles, poseen una personalidad tan propia e integrada en la estructura global de la obra que no puedo sino decir que es un gran punto a su favor.
El sistema mágico también me ha encantado, alejado de las consabidas magias más fantásticas de bolas de fuego y demás y, en cambio, más próximo a las hechicerías de pócimas, ungüentos e invocaciones de la Edad Media. Invocaciones, por otro lado, muy explícitas y cuya actividad demoníaca es más poderosa en unas ocasiones que en otras.
El recurso utilizado para que Lionel descubra el secreto que encierra William de Flor no es original en cuanto a la técnica, que sí en cuanto a la forma, resulta muy agradable y efectista.
Este secreto que acabo de comentar, el cual es motivo de cuchicheo sin par en el castillo, entronca directamente con los aspectos relevantes de la novela desde un punto de vista filosófico o simplemente de evolución espiritual o personal con respecto a cada uno de los personajes principales, pues es muy interesante observar como William de Flor trata de pasar desapercibido y de actuar sin destacar de ninguna forma y el efecto que consigue
es el contrario: "está claro que algo esconde" opina todo el mundo. algo similar a lo que ocurre en la vida real en la que si destacas te criticarán y si intentas no destacar serás continuamente cuestionado.
El aspecto relativo a Margaret concierne a la continua búsqueda para burla o cambiar el destino y la imposibilidad para conseguirlo pues, el destino, es capaz de modificarse a si mismo para que llegue a ser eso, destino. Eso dicen, al menos.
En el caso de Lionel podemos observar como el pasado puede condicionar el presente y el futuro si no somos capaces de anteponernos a aquel. Del mismo modo también es interesante la reflexión con respecto al amor, que puede aparecer en cualquier sitio y con cualquier persona, incluso ante quien nunca te imaginarías.

Pero como ya he comentado, para mi lo más importante y lo que me ha llevado en volandas hasta embelesarme por la novela es el lenguaje utilizado, descriptivo, florido, arcaico, pausado, por lo que para alguien que guste de algo menos rebuscado pueda no ser esta novela de su total agrado.

En fin, como hace un rato que me siento divagar, ya termino, pero no quiero cerrar esta reseña sin un par de agradecimientos. En primer lugar para la editorial, Bibliópolis, pues aunque últimamente ha tomado alguna decisión altamente insatisfactoria (desde el punto de vista del cliente, claro) y por lo tanto muy impopular, romperé una lanza a su favor al reconocerles la gran labor editorial que realizan y alabarles el gusto por el catálogo tan variado, original y arriesgado pero de una calidad contundente que presenta. Gracias por esta novela.
En segundo lugar, para el traductor, Manuel de los Reyes, pues suyo es gran parte del mérito de que la novela me haya gustado tanto, pues la traducción no creo que haya sido fácil y, sin embargo, el resultado me ha parecido excelente. Manuel es uno de esos pocos traductores (en mi lista personal serán 7 u 8, como mucho, los que cumplen esta condición) de los que al abrir un libro por la primera página y ver su nombre ya tengo la certeza de que el más del 50% del éxito está asegurado. Gracias a ti también por este libro, Manuel.

Qué puedo decir, una historia maravillosa, entretenida y altamente recomendable.

2 comentarios:

  1. Lo tengo en mi lista de deseos...me ha maravillado tu blog

    ^^

    LIZ

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  2. Muchas gracias Elizabetha- Espero verte más a menudo.

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