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lunes, 26 de septiembre de 2011

El duende del hogar

Cuando decidí hacerme con este libro, no conocía a su autora, Nadezhda Teffi (el nombre es, en realidad, algo más largo, perobaste con decir que era más conocida por Teffi), ni tenía la más remota idea del contenido del mismo, ni siquiera me había molestado en informarme lo más mínimo, pero lo que sí tenía claro era que una autora que había enamorado por igual a Lenin y al Zar Federico III, mentes opuestas donde las haya, tenía por fuerza que resultar interesante y sus textos me inquietaban y asaltaban pidiéndome vehementemente su lectura.
Puedo decir que, Teffi me ha sorprendido. No esperaba tanta frescura en cuentos tan lejanos en el tiempo aunque, ciertamente, muchos de ellos son completamente extrapolables a la época que nos toca vivir.

Hay recogidos en esta obra, 15 relatos, o pequeñísimos cuentos, de esta autora hasta ahora inédita en España, pero muy famosa en su época y país.
Teffi, con un lenguaje fino, elegante y preciso, bebe de las fuentes de Gogol, al embarcarse en algunos aspectos tradicionales y de Chejov, al querer recalcar el ridículo de la cotidianeidad, pero llegando un paso más allá en su meta de mostrar el modernismo y de satirizar la vida.
De esta forma, la pluma de Teffi se convierte en punzón y no deja títere con cabeza, atacando al estado, a las arraigadas costumbres del pueblo ruso, a las férreas normas de control, al amor casto, al religioso, al trabajo duro, a la ilusión, a la mera inteligencia en sí.
Dentro de este tono satírico y mordaz podemos encontrar elementos de auténtica crueldad como en el caso de A caballo regalado..., en el que a un funcionario le toca como premio de la lotería, un caballo, y las normas no permiten que se libre de él, por lo que acabará consumido por las deudas e incluso devorado por el caballo; o como en el caso de La bestia no viva, en el que el regalo de navidad de la pequeña Katia, una oveja de peluche, acabará siendo despedazada por una rata; nos toparemos con momentos que serían perfectamente válidos para nuestra época como en La carrera de Ecipio Africanus, en la que un periodista inventa la noticia de un traslado de jirafas a través del continente para mantener a la población ocupada o como en Un abogado de moda, en el que un abogado defensor acabará pervirtiendo el caso que defiende, llegando a ser fiscal y logrando la pena de muerte para su propio defendido.
En esta antología hay también, cuentos de máximo rechazo y burla cruel a la represión y las normas del estado soviético, como en el caso de Nuevos valores, en el que un grupo de niños se reunen en asamblea para debatir sobre asuntos importantes, principalmente el amor y solicitando para ellos, los mismos derechos que las mujeres y acabarán liándose a mamporros o, la magnífica Educación política, en la que un anciano va a pasar unos días a casa de sus hijos y se encuentra en un estado constante de paranoia persecutoria.
En algunos casos, Teffi llega a rozar el ridículo. Sus cuentos, casi kafkianos son una verdadera delicia, como el ya mencionado A caballo regalado...
Teniendo en cuenta la oscuridad mitológica que encierra la madre Rusia y, esto es una apreciación mía, siempre me he imaginado al pueblo ruso de hace cien años, como aldeanos avejentados, taciturnos y sombríos (a lo mejor muy parecidos a las gentes de pueblos recónditos de la postguerra española, pero con la diferencia de un clima que hace más misteriosos a los rusos) vamos, que son cosas mías, pero no puedo evitar imaginármelos así. Bueno, a lo que iba, teniendo en cuenta la idiosincrasia rusa del siglo pasado, no podían faltar cuentos más tradicionalistas, como La bruja, en la que una pareja contrata como personal de servicio a una joven a la que no serán capaces de despedir y que les hará incluso cambiar de casa, o Viejas, en la que un par de ancianas se reunen anualmente para zaherirse mutuamente al recordar viejos amores. Cuentos estos en los que se observa la influencia de sus antecesores y que influirán a sus sucesores.
Pero desde luego, los cuentos que más perturban el corazón son aquellos que echan por tierra los estereotipos y los vuelven del revés como, por ejemplo, Un amor dichoso, en el que una pareja queda en un parque para pasear, y su charla romántica no va a la par con sus sentimientos reales. Cinismo pudro y duro a saco en este cuento; o como en El examen, en el que una alumna hace gala de esfuerzo de estudio para un examen pero lo único que hace es rogar a Dios que le permita aprobar; o, desde luego, con Idiotas, con el que pega una patada en los mismísimos a la Inteligencia, al dar los rasgos más típicos de la idiotez. Os aseguro que he pasado un largo rato mirándome al espejo con este cuento.

En definitiva, 15 cuentos, 180 páginas de disfrute lector (aunque he de reconocer que al final, justo con el cuento que da nombre al volumen, se me ha hecho un pelín pesado).
Un conjunto de cuentos con el que Teffi explica a las claras el mundo que nos rodea, sin ambages, las cosas son así, y así las cuenta; pueden ser crueles, pero son como son, no hay que darle más vueltas. Tal vez produzcan cierta hilaridad pero es que, a lo mejor, la vida tal y como la vivimos, es para tomársela a risa.
Como siempre con la sobria, minimalista y elegante encuadernación a que nos tiene acostumbrados Nevsky Prospects y una buena traducción (me arriesgo al decir esto, pues no conozco el ruso. A mi, al menos no me ha chirriado y me ha gustado bastante).

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