Tras el juego de las maldiciones , y antes de enfrentarme a la, en apariencia, enorme Imajica, me apetecía leer algo más asequible de Clive Barker.
Cabal me pareció una lectura ideal en este sentido. Una novela de culto, corta y de reconocido prestigio, de la que se había producido una película hacia demasiado tiempo y que, aunque la han emitido en abierto recientemente, no recordaba casi nada, pese a que en su día me gustó.
Cabal narra la historia del joven Aaron Boone. Las sesiones que lleva a cabo con su psicoterapeuta desvelan un panorama aterrador: Boone es el responsable de la muerte de diversos individuos de forma excesivamente violenta y cruel.
Como consecuencia del conocimiento de esta verdad, nuestro protagonista intentará el suicidio pero será fallido y, en el hospital, escuchará voces que le hablan de
Midian y conocerá a Narcisse, quien le hablará de dicho lugar.
Boone escapará del hospital y se dirigirá al lugar que le dictan las voces, donde descubrirá, no sólo que el no es el responsable de las muertes de las que se le acusa, sino que conocerá al pueblo que se esconde en el inframundo subterráneo desde tiempos inmemoriales: las razas de noche.
Desde luego no se puede decir que la pluma de Clive Barker sea simplona, al contrario, es afiladísima, adentrándose en terrenos escabrosos hasta la médula cuando es necesario. Sin tapujos para mostrar la crudeza desgarradora de la sangre que fluye en los actos más atroces y obscenos; y con ternura nada pastosa cuando quiere arrancar algún sentimiento del lector.
Barker parece conocer sobradamente los recovecos más recónditos del alma humana y es capaz de darnos un paseo por las catacumbas
de nuestro corazón, sacarnos los intestinos al tiempo que vomitamos nuestros más oscuros pensamientos arrancándonos, al mismo tiempo, una mueca de sorpresa por la emoción.
Cabal es una obra que engancha desde el principio, tanto por la historia en sí como por el estilo del autor para narrarla. Rápidamente consigue que las vicisitudes del protagonista se tornen interesantes, al tiempo que en muy poco tiempo hace surgir el ansía por descubrir el misterio que se esconde bajo las piedras de Midian.
Son muy pocas las páginas necesarias para arrancar una mueca de incredulidad y asombro en el lector, con la presentación de imágenes de violencia explícita y de elevado impacto imaginativo, como por ejemplo la escena en la que Narcisse se raja la cara en el hospital.
Barker utiliza elementos de terror como los monstruos de Midian o de suspense gore con la psicopatía de Decker para mostrarnos el lado más oscuro del fanatismo y de la marginación, consiguiendo que finalmente veamos a los monstruos como los necesitados de protección y a los seres humanos como los monstruos sin compasión, por lo que en definitiva, Cabal además de una buena novela de terror, es también una crítica a esta sociedad individualista, competitiva, racista y marginadora que odia lo diferente.
Por otro lado, Barker añade una cierta ración de ternura al utilizar el elemento amoroso como equilibrio del mal, en la forma de Lori, la novia de Boone que hará lo que tenga que hacer para estar junto a su amado pese a conocer su situación.
Es rara la ocasión en la que una novela coincide casi a pies juntillas con su presentación cinematográfica. Tal vez por haber sido "guioneada" por el mismo Barker, Razas de noche coincide punto por punto con la novela que tenemos entre manos, por lo que si la película os gustó, la novela no defraudará en lo más mínimo.
En definitiva, Cabal me ha parecido una novela sumamente ágil y entretenida, con la dosis justa de oscuridad, varias medidas de sangre y con la cantidad suficiente de acción y misterio para crear una novela absorbente y divertida.
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