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sábado, 22 de octubre de 2011

Lavinia

Tenía muchas ganas de leer Lavinia, una novela que aunaba, a priori, un par de elementos que valoro profundamente: un autor de reconocida solvencia, y una historia con elementos fantásticos sobre un trasfondo real o cuasi-real. Así, Lavinia reunía ambos, una gran autora como U. K. Le Guin, y una historia basada en La Eneida. Por lo tanto, antes de comentar un poco la novela, puedo adelantar que se han cumplido las expectativas que tenía puestas en ella, y Lavinia me ha encantado.

Lavinia, hija de Latino, Rey del Lacio, ha crecido en un reino de paz, libre de guerras. Con la llegada de la madurez se le presentará la obligación de tener que contraer matrimonio y, no le faltarán pretendientes pero, ella, fiel a lo que ha vaticinado el oráculo esperará la llegada del extranjero con quien deberá desposarse.

Con el cuidadoso tiento que la caracteriza, ha arrancado del ostracismo a Lavinia, un personaje a quien Virgilio dio un papel de apenas un par de líneas, y la ha convertido en una actriz importante por derecho propio; una mujer con fuerza y personalidad, consiguiendo de este modo, en mi opinión, complementar la obra del romano dotándola de una visión más humana y más enriquecedora desde una perspectiva femenina externa.
U. K. Le Guin se sumerge así en la mítica Eneida y, con la sutileza de sus palabras y la elegancia con que las combina, nos acerca a una tierra poblada de bosques y ríos, donde los hombres pretenden vivir en paz y los dioses son adorados como tales; de gentes sencillas con quehaceres sencillos y de ancestrales tradiciones arraigadas; donde una mujer no posee poder alguno y, sin embargo, puede decidir el destino de un pueblo.
Y por estos tranquilos campos de labranza y empedradas calles camina tranquilamente la cándida Lavinia, hasta que se enfrenta a la cruda realidad de tener que contraer matrimonio. De entre los pretendientes destaca Turno, el sobrino favorito de su madre (a quien no dejaremos de pensar si no se estará beneficiando), un joven guerrero, orgulloso y soberbio que se siente el único merecedor de su mano y heredad. Pero Lavinia no accederá aún, a sabiendas de que pondrá en peligro al reino, pues en sus visitas al oráculo de Albunea, el poeta le habrá contado su vida y le habrá dicho que debe esperar la llegada del extranjero Eneas para, junto a él, fundar un linaje que dará lugar a la gran Roma.
De esta forma Le Guin pide permiso y rinde homenaje a Virgilio, pues no es otro sino él, el poeta que rebela Lavinia la historia que él está contando y que ella deberá terminar. Y así, Lavinia se convierte en un personaje peculiar, sabedora de su propio destino y que asume a pies juntillas sin pretender cambiarlo.

Como siempre, Le Guin destaca por el sentido sociológico y humanista de sus obras, y en esta no podía ser menos. Mostrándonos una sociedad apegada a los valores tradicionales donde las mujeres se dedican a cuidar de sus casas y a atender los altares familiares y el poder reside por completo en los hombres. Pero es característico también de la autora un cierto toque feminista, algo que se puede observar en la propia protagonista al otorgársele actividades y actitudes impropias de su tiempo, así como en la "revuelta de las mujeres" en el "rapto" de la protagonista por parte de su madre".
En general, los personajes están estupendamente construidos, con una voz propia que los acerca y define. Así, nos encontraremos con la arrogante y soberbia Amata, madre de Lavinia; con Latino, padre de la misma y cuya única meta es terminar sus años con el reino en paz; con Turno, prepotente y orgulloso; con Ascanio, el hijo de Eneas, rencoroso y siempre bajo la sombra de su padre; y, como no, con Eneas, duro, curtido y justo o cruel según la necesidad, pero siempre ansioso por vivir su vida junto a Lavinia.

Tratándose de una obra sobre la Grecia Clásica, no podemos menos que pensar en mitología, algo que Le Guin no olvida, pero consigue transmitírnosla de forma diluida, escondida en los altares familiares, en las plegarias de las mujeres o en las premoniciones de los personajes haciendo, por tanto, que sea una fantasía más fácil de creer.
Con esta novela la autora otorga una nueva dimensión a La Eneida pues nos ofrece de forma firme y coherente la voz de un personaje secundario como Lavinia, al tiempo que nos recuerda y esclarece datos de la obra original.

He disfrutado con la fantasía de Terramar y con la ciencia ficción de Los desposeídos. Ahora le ha tocado el turno a la historia, y veo que Le Guin es una maestra en todo aquello que escribe.
En definitiva, una obra deliciosa, alejada de los habituales registros de Ursula K. Le Guin pero en la que se puede apreciar su mano en el estilismo y sencillez de la narración en la que no puedo sino rendir pleitesía a la narración que el poeta ofrece a Lavinia sobre el inicio de las hostilidades y el desarrollo de la contienda, en apenas unas páginas, Le Guin nos ofrece una batalla entera cargada de imágenes sangrientas de las que gotea una excepcional poesía.
Una novela altamente recomendable par aquellos amantes de los mitos clásicos y para aquellos que no; para los que disfrutan con la fantasía y para los que no gustan de ella.

2 comentarios:

  1. A ver cuando leo algo de esta mujer, tengo ganas de leer "Historias de Terramar", por ejemplo, pero no 'encuentro' el momento. Esta "Lavinia" también parece merecer la pena...

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  2. Anímate, Neo. Es una buena escritora y Lavinia, es fantástica.

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