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domingo, 6 de febrero de 2011

Dos coronas


Como siempre, cuando una novela es seguida por una miríada de reseñas, a cual de ellas más elogiosa para con la misma y su autora, caben dos posibilidades: que la novela sea tan, tan buena que te subas al carro de los elogios y acompañes al resto, o que no consiga cubrir las expectativas que te habías creado y la decepción te haga sentir un bicho raro, el único que no ha visto las infinitas bondades de la novela en cuestión. Lo segundo es lo que me ha pasado a mí. Y es que, aquellos que por oficio, beneficio o vicio, nos dedicamos a reseñar novelas, creemos, muchas veces , estar en posesión del gusto más privilegiado y selecto y, por esto, no escatimamos esfuerzos en denostar o ensalzar una novela hasta el mismísimo cielo o infierno, consiguiendo crear unas expectativas en el lector de la reseña que pueden llegar a frustrar el disfrute de la posterior lectura. Cuando te llegas a encontrar que (como en el caso de esta novela que me ocupa), que "es lo más parecido, e incluso superior en determinados aspectos, a CdHyF", no puedes menos que pensar que te espera una de las mejores novelas de los últimos tiempos. A lo mejor estás de acuerdo con dichas reseñas, pero... ¿y sí era eso lo que esperabas encontrar y no lo encuentras? ¿Entonces qué? No nos damos cuenta de que nuestra opinión es única, supersubjetiva e intransferible, al menos la mía lo es, que no tengo un bagaje literario demasiado amplio, y así nos lo deberíamos tomar aunque, claro, esto es imposible. Bueno, pues para mí, esta novela ha constituido una grata decepción. Decepción, porque me ha parecido una buena novela pero no de tan elevada calidad. Grata, porque me ha descubierto a una autora de la que, ahora sé, que se puede esperar mucho más y, porque la conclusión de la novela ha sido la que me ha hecho entender que no he leído lo mismo de siempre. No diré que me ha sorprendido, porque me ha parecido evidente en su desarrollo, pero sinceramente, de haber sido un final más feliz, creo que, esta reseña habría sido muy negativa y, de hecho, no lo será, y, tras esta parrafada, he de decir que me he encontrado ante una buena novela, con sus defectos, por supuesto, que hacen que no sea redonda, pero perdonables, al fin y al cabo, para hacernos esperar un futuro prometedor por parte de la autora: Susana Eevee.

Los reinos de Aldaria y Erigia se profesan un odio eterno e irreconciliable, cuyo origen se pierde en los tiempos. Aldaria, sureña y campesina; Erigia, el norte, militar y minera. Dos reinos poseedores de dos coronas: la blanca y la negra. Dos reinos con un príncipe que los une en la ignorancia.
Durante una incursión en la frontera aldaria, el príncipe heredero Soota, despiadado y cruel, descubrirá que su vida ha sido una mentira. Sus recuerdos han sido borrados y manipulados para olvidar un suceso abominable que lo emparenta directamente con el trono aldario. Tras regresar de dicha incursión de rapiña descubrirá que su padre, el rey Minthos de Erigia, ha preparado un plan para la conquista de Aldaria. Las fichas ya están preparadas sobre el tablero de juego y la guerra está próxima a comenzar.

Susana Eevee ha escrito una historia entretenida, que brilla más por el
estilo de su pluma, correcto y ágil y por sus personajes, que por la trama en sí. Es ésta la primera novela de la escritora viguesa y, por ello, es fácil encontrar cierto errores perdonable, cómo por ejemplo: la diferencia de ritmos, con momentos en los que la trama avanza de forma ágil y otros en los que se empantana un poco; o en el carácter narrativo, con momentos de un marcado acento poético para describir situaciones que dejan de serlo; por otro lado, se observa una falta de desarrollo en algunos personajes que podrían haber tenido una mayor fuerza, como Emet, Río u Osther (el cual, he de reconocer, que ha sido el personaje que más me ha gustado pese a ser un secundario). No obstante, se observa en su escritura un cierto carácter de fuerza o atrevimiento, deseo de perfección y originalidad, pro ejemplo al cambiar el orden de los sucesos temporales durante un par de capítulos, lo cual, a mi modo de ver, no consigue satisfactoriamente, pues lo más fácil es quedar perplejo y confuso hasta entender realmente su intención.
Algunos de estos fallos quedan atenuados hacia la tercera parte de la novela, en la que la autora le coge el ritmo conciso y directo a la novela y nos hace avanzar ágilmente por ella. Con un estilo que no pretende ser para infantes, no duda en mostrarnos la crueldad y la sangre, los despojos, violaciones o jirones de piel subyacentes a una guerra, acompañado, como he dicho, de momentos de una elevada belleza descriptiva y con el buen hacer de un profesional imparcial para no caer en conceptos maniqueos de buenos y malos. Cada uno tiene sus motivos para ser cómo es y querer lo que quiere.
Por supuesto no todo son cosas malas, que ¡joder, parece que es lo único que digo!, de hecho, son las menos y, en general, la trama, si bien es sencilla en primera instancia, encierra una mayor complejidad al internarte en ella, pues se puede discernir que la guerra entre los reinos de las coronas pasa a un segundo término y Soota/Doogan y su búsqueda interior adquieren el máximo protagonismo: la búsqueda de su verdadera personalidad será lo que realmente nos indicará la verdadera tesitura y originalidad de la novela. Pues es éste personaje el que realmente llama la atención y acaparará para sí todo protagonismo e inquina.
Soota fue obligado a olvidar su pasado como príncipe aldario y sumido en una educación guerrera y militarizada como príncipe erigio. Creciendo en un ambiente duro y férreo como preparación para el trono, no es de extrañar que su comportamiento sea el qué es (muy similar al de cualquier hijo de noble que creé que puede hacer lo qué le venga en gana). Pero tras conocer su verdadero pasado, el desasosiego hará presa en él y llevará a cabo una lucha interna para reprimir sus impulsos primarios, aquellos por los que se ha regido los últimos años y que le hacen ser cruel, y, de este modo, nos encontramos con acciones cuasi-heroicas junto a actos propios del mayor canalla. Cosa con la que, he de aplaudir a Susana, pues demuestra una psicología muy veraz a la hora de desarrollar el personaje y mantener dicho conflicto existencial hasta el final de la novela. Soota deberá enfrentarse a Doogan en pos de conseguir una armonía que lo ayude a descubrir su destino y, será esta dicotomía la que hará que Soota se granjeé todo el amor o el odio de los lectores. Personalmente no he llegado a epatar con Soota/Doogan, pero reconozco que es un personaje del que se puede sacar mucho partido.
Esta batalla en la que confluirán la crueldad de un príncipe, conocedor de saberse un experto asesino, con las ganas de dejar dicho pasado atrás y ser alguien de naturaleza más noble, alcanzará su climax en un final que brilla por su coherencia. El final puede no ser el esperado por muchos pero, para mi, no podía ser otro. No creo que exista mejor final que el que Susana ha concebido y, de hecho, ha sido dicha conclusión de la novela la que me ha hecho ver que no he leído lo mismo de siempre.
Por no extenderme más y, aunque parezca que he criticado demasiado (no ha sido esa mi intención, sino la de dar mi humilde opinión), definitivamente no puedo sino recomendar esta novela a aquellos que quieran pasar un buen rato, y desear suerte a Susana, a quien le auguro un brillante porvenir, al tiempo que dar mis felicitaciones AJEC por un catálogo que demuestra que en España también se hace buena literatura de género.
Para terminar, y como último consejo, deciros que si podéis leer la novela antes que todas las reseñas sobre ella (incluida esta) os gustará mucho más.

2 comentarios:

  1. ¡Gracias, Earendilion, por leerla y reseñarla! :)

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  2. Ajec lo está haciendo genial, apoyando a autores nacionales que de otra forma difícilmente veríamos sus obras, perdiéndonos de este modo historias más que interesantes. "Dos Coronas" es una de las que tengo en mi cada vez más larga lista de obras a leer antes de llegar a viejo.

    Saludos.

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