La novela de la que da título a esta entrada no me habría llamado la atención de no ser por varias reseñas aparecidas en un par de blogs amigos que me despertaron el interés. Cuando menos, la reseña aparecida en El guardián del capítulo me picó la curiosidad y fue lo que hizo que solicitase este título a Timun Mas.
La 3ª Guerra mundial ha devastado el mundo y la superficie terrestre se ha convertido en un espacio radiactivo y malsano donde especies mutantes y peligrosas campan a sus anchas. Los supervivientes se han visto obligados a vivir bajo tierra, y en la ciudad de Moscú han utilizado las infraestructuras del metro a modo de ciudades. Pero el terror está llegando desde fuera y cada vez acosa más a los habitantes de la estación VDNKh amenazando con acabar con los humanos.
Artyom se embarcará en un viaje que le hará recorrer la mayoría de las estaciones para encontrar la ayuda necesaria para salvar su estación.
Dmitry Glukhovsky proviene de la casta periodística, algo que se puede ver en el profundo entramado sociológico e histórico que desarrolla, algo que unido a la corrección y precisión en el lenguaje que le otorga el oficio y a un escenario como el metro de Moscú, plagado de leyendas e historias fantásticas, consiguen, en primera instancia, hacer parecer esta novela como un potente tour de force narrativo y con el que seguro vamos a vibrar. Digo "en primera instancia" y "hacer parecer" porque a mi juicio no llega a ser una novela redonda, incluso en determinados momentos puede llegar, no a aburrir, pero si a resultar cansina.
Glukhovsky moldea su estilo con muchas frases cortas en grandes párrafos, lo que aporta mucha densidad al texto y le otorga una buena carga de dureza, obligando al lector a centrarse mucho en lo que está leyendo y llegando a causar cierto cansancio. Si a esto le unimos que las dos magníficas ilustraciones a color del plano del Metro de Moscú en las contracubiertas no cumplen el cometido deseado, pues los nombres que aparecen no se encuentran traducidos como en la novela, nos encontraremos ante una situación farragosa en la que el lector se pierde entre los nombres soviéticos y acaba por dejarse llevar y ver que le depara el destino.
A pesar de esto, no cuesta nada entrar en la aventura, pues la ambientación conseguida por el autor es realmente soberbia. Veremos a Artyom recorrer la red de metro en busca de una ayuda de vida o muerte, y será en base a este periplo aventurero del que me he permitido sacar dos conclusiones: por un lado siempre estaremos con la mosca detrás de la oreja. En cada recodo esperamos encontrar un ser malsano que nos haga sufrir y tense el ambiente, que haga correr y luchar frenético a Artyom. Pero esto no ocurre y siempre seguimos esperándolo. En este sentido la novela promete mucho más de lo que da, pues tan solo un par de veces veremos el peligro real de manos de otros seres y en determinadas ocasiones las situaciones se salvarán por medio de un Deux ex Machina de rigor.
Por otro lado este viaje, servirá para hacer un recorrido por la historia de la humanidad a través de un experimento sociológico que hará desfilar ante nuestros ojos a la flor y nata de las diferentes organizaciones y corrientes de pensamiento: comunistas, fascistas, demócratas, sofistas, anarquistas, místicos, satanistas, y demás elementos grupales se sucederán progresivamente en los diferentes capítulos, encajando en el entramado del nuevo mundo reconstruido y con un resultado tal para la misión de Artyom que me hace llegar a la conclusión de que incluso en la peor situación posible, el ser humano seguirá intentando sacar ventaja a y de sus semejantes y distanciar de aquellos cuyo pensamiento no comparte, en lugar de intentar crear una mayor unidad para combatir las adversidades.
Los personajes están bien desarrollados y cada uno, en el momento justo (pues Artyom se va encontrando con cada nuevo personaje parece que en el momento más conveniente) irá dotándolo de nuevos conocimientos y perspectivas y, éste, continuará con su aventura mientras sus compañeros van quedando atrás y otros nuevos irán apareciendo poco a poco para que finalmente complete su misión. De tal modo que pasará de ser un joven que apenas ha salido de su estación y que recuerda muy poco de su infancia en la superficie, a un hombre experimentado que ha conocido ampliamente el metro y las diferentes posturas sociales de sus habitantes, algo que finalmente lo llevará a tener una apertura de conciencia, que desarrollará en las últimas páginas del libro y que le hará descubrir que todos están equivocados, cuando todo está ya decidido y nada se puede hacer para cambiar el resultado de la consecución de su misión. Con lo que la novela, a mi parecer, acaba desastrosamente, pues este final se puede coger con palillos y rompe todos los esquemas que nos habíamos formado durante el trayecto recorrido. Algo que a mi, particularmente, me ha dejado boquiabierto y no me ha agradado en lo más mínimo.
En definitiva, no sé como calificar esa novela. No es que me haya parecido mala, pero tampoco me ha gustado especialmente, quizás las expectativas que había puesto en ella eran algo altas, por lo que finalmente lo dejaré en un pasable, no está mal. Probablemente acabaré leyendo la continuación, Metro 2034 pues, vuelvo a repetir, la ambientación está muy, muy lograda pero, hoy por hoy, no tengo ninguna prisa en hacerlo.
A mí me resultó un poco cansina sí, había momentos en que me daban ganas de dejarla. Como dices, no es mala pero si un poco dura de leer.
ResponderEliminarSaludos!!!
Joer Maiv, ¡Qué velocidad! si casi no la había terminado de colgar. Yo estuve tentado de dejarla aparcada varias veces, pero insistí. Gracias por la visita.
ResponderEliminarHace poco estuve a punto de comprármela pero no me fiaba, ahora me fío menos. Puede que la busque en una biblioteca si no se me ocurre nada más interesante que leer.
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