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miércoles, 4 de agosto de 2010

Eva Luna


Isabel Allende es una escritora a la que cogí ojeriza tras ver la adaptación a la gran pantalla de "La casa de los espíritus". Por aquel entonces, no me planteé leer la novela, la película me pareció un horror y consideré, erróneamente, que todo lo que escribiese esta mujer debería de ser soporífero.
Como he dicho, me equivoqué, pues tras leer Eva Luna (¡qué gran favor me he/han hecho al obligarme a descubrir a esta autora!) me he dado cuenta de que independientemente de que puedan, o no, gustarte sus historias en sí, la calidad literaria de sus obras es innegable.


Eva Luna convive con su madre en casa del patrón para el que ésta trabaja, un médico-taxidermista algo excéntrico.
Ya desde pequeñita su madre le enseña que la realidad es una magnitud dual: todo tiene, además de lo aparente, una proporción mágica.
Así, Eva aprenderá a extraer de la realidad su carácter mágico e inventará historias, convirtiéndose en una gran contadora de cuentos.
Será tras la muerte de su madre y posteriormente del profesor, cuando la vida de Eva dará un vuelco. Su madrina se hará cargo de ella y la pondrá a trabajar como criada en una casa, a partir de aquí, se escapará un par de veces de varios sitios que la harán vivir diferentes situaciones y al crecer conocerá a gente peculiar e importante: una mujer en el cuerpo de un hombre; un militar muy importante; un hombre altruista en extremo; un comandante de la guerrilla; y un periodista cuya vida también ha sido diferente y con quien se acabará casando.

Reconozco que Isabel Allende ha conseguido atraparme, no por lo contado en sí mismo, que realmente no es el tipo de historias que me gusta leer, sino por la forma de narrarlo, la técnica literaria de Allende, que me parece soberbia.
Allende utiliza los avatares de una pequeña huérfana para mostrarnos la idiosincrasia de los países de Sudamérica; de cualquiera de ellos, pues nunca se nombra explícitamente. Y lo hace de tal manera, que consigue que no nos resulte aburrido, pues actúa como telón de fondo: los pasos de la pequeña-adolescente-adulta Eva avanzan con paso firme, pero siempre acunados por la música de la tensión política dominante en el país, que nunca nos deja olvidar por donde caminamos.
Los personajes están muy bien retratados y es sencillo encariñarte con algunos y llegar a odiar a otros, pero la mayoría son simples en cuanto a desarrollo, es decir, en el caso de la protagonista principal, de su madrina, de Elvira o incluso de Riad Halabi, se observa una clara disposición hacia la invariabilidad de carácter o personalidad, entendido esto como un mínimo comportamiento o desarrollo personal diferenciado según el transcurso de la obra. Por ejemplo, Eva Luna es igual de cándida e inocente de niña como de adolescente y adulta, sin importar los sucesos que haya vivido. Tal vez fuera esa la intención de la autora, claro. El tratamiento está, en cambio, mucho más desarrollado en los personajes de Melecio-Mimi y Huberto Naranjo-General Rodrigo, en los que se observa una evolución interior mucho más definida y sugerente. Lo mismo sucede en el caso de Rolf Carlé, para mí, el personaje más interesante de largo de la novela, pues los hechos de su infancia lo hacen ir creciendo profundamente como persona e ir desarrollando una personalidad madura y consistente.
El hecho de desgranar la vida de Rolf en migajas intercaladas entre los capítulos de Eva Luna es uno de lo asuntos más logrados de la historia, pues consigue varios objetivos: escribir varias historias dentro de una misma novela; aumentar la sensación de leer cuentos; ir poco a poco acercándonos a los dos personajes principales (entre ellos, me refiero) sin que seamos conscientes en un nivel superior de ello; conseguir un final feliz y agradable para el lector, que ha ido viendo como la vida de Eva Luna no es todo lo buena que debería ser pero induce a pensar que u unión será la recompensa que les otorgará la felicidad que ambos merecen, pues es este, y no otro, el tema principal de la novela, la búsqueda del amor. No sólo del amor sentimental, sino también de una búsqueda del positivismo en la vida ante tanto sufrimiento y caos. En definitiva, la búsqueda del sentido de la vida.
Y tal vez, junto a ellos, también lo encontremos nosotros.

2 comentarios:

  1. La casa de los espíritus también merece la pena, aunque si no te gustó nada de nada la peli... De todas formas me alegro de que te haya gustado. Aún así, es un riesgo hacerse la idea de un escritor viendo una peli basada en una obra suya

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  2. Soy asidua lectora de Isabel Allende desde que me regalaran los cuentos de Eva Luna, compartimos en mi casa cuantos libros caen en nuestras manos, mis padres y mis hermanos, y la narrativa de Isabel es genial, te atrapa, te hace reir, llorar, te hace reflexionar.... me encanta!
    Eva Lechuga

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