Antes de enfrentarme con El inicio de la primavera, de Penelope Fitzgerald, novela que me apetece mucho leer aunque siga acumulando polvo en la estantería, me encontré con esta pequeña novelita en una librería de viejo. Una novelita con una historia que me enganchó, ya que me puedo considerar uno de aquellos que da sentido al dicho de que a todo el que le gustan los libros le gustaría tener una librería. Mi profesión, muy alejada de este mundillo, me encanta, pero siempre he fantaseado con la idea de poseer una librería especializada, en la que pudiera aconsejar a la gente d e acuerdo con sus gustos y personalidad con sólo haberlos visto un par de veces. Pues bien, esta novela me daría la oportunidad de conocer a P. Fitzgerald como antesala para El inicio de la primavera. Y utilizaré como sinopsis el texto de contraportada pues me parece muy bien diseñado: deja una idea clarísima de lo que vamos a encontrar, acariciando todos los matices necesarios pero sin presionarlos demasiado.
Una vez terminada la reseña observo que, tal vez, haya incluido algún spoiler, pero no demasiado importante. No obstante, si estás próximo a leer esta novela, a lo mejor no te interese conocer muchos detalles. Queda a tu elección.
Florence Green vive en un minúsculo pueblo costero de Suffolk, que en 1959 está literalmente apartado del mundo, y que se caracteriza justamente por "lo que no tiene". Florence decide abrir una pequeña librería, que será la primera del pueblo. Adquiere así un edificio que lleva años abandonado, comido por la humedad y que incluso tiene su propio y caprichoso poltergeist. Pero pronto se topará con la resistencia muda de las fuerzas vivas del pueblo que, de un modo cortés pero implacable, empezarán a acorralarla.
Florence se verá obligada entonces a contratar como ayudante a una niña de diez años, de hecho la única que no sueña con sabotear el negocio. Cuando alguien le sugiere que ponga a la venta la polémica edición de Olympia Press de Lolita de Nabokov, se desencadena en el pueblo un terremoto sutil pero devastador.
Lo primero que llama la atención es la elegancia de la prosa de Fitzgerald. Cuidada pero sencilla, haciendo parecer fácil lo difícil, y con un discurrir suave que facilita la lectura.
A esto le añadimos una historia tierna y sencilla en la que si bien podemos decir que es bastante estática en cuanto a acción (realmente parece que no pasa nada), tenemos varios elementos que hacen de esta novela una lectura deliciosa. Por ejemplo:
* La ubicación de Old House: el utilizar un antiguo almacén de secado de pescado resulta atípico pero otorga cierto exotismo.
* Una casa, por cierto, con su propio poltergeist, chorra, pero gracioso en definitiva.
* El ambiente de hostilidad manifiesta resulta en las distancias cortas sutil, demasiado quizás, pese a que el final sea el que es. En este sentido echo en falta un ataque mucho más potente pero, claro, no casaría con el ambiente british de la novela.
* La ambientación está muy bien lograda y se respira la flema británica por los cuatro costados permitiéndonos visualizar la vida de un pequeño pueblo británico de mediados del XX. Me ha llamado la atención, entre otras cosas, la importancia en la educación: como el no superar las pruebas de acceso para la educación secundaria, relegaba a la formación profesional y, con ello, a la marginación y el ostracismo casi seguro.
* La irrupción del Lolita de Nabokov resulta encantadora aunque, en mi opinión, está desaprovechada.
* Y, como no, unos personajes carismáticos y que constituyen lo mejor de la novela.
Florence es una inglesa de pura cepa, con carácter, empeño e ilusión. Una mujer emprendedora que observa lo necesario en un pueblo y que no duda en llevarlo a cabo pese a los contratiempos. Que pondrá en marcha su negocio, abrirá una biblioteca e intentará incentivar el tejido mercantil entre el pueblo y la ciudad. Una mujer que utilizará su enorme fuerza de voluntad en aras de un sueño.
Su némesis, Lady Violet Gamart es la arquetípica inglesa de la aristocracia, que no ceja en su empeño de salirse con la suya, pero siempre de forma sibilina. El poder en la sombra, aunque un poder algo light, me parece a mi.
El esposo de Lady Gamart, El General, como siempre se lo nombra. Un viejo ex soldado beligerante, y que se hace el distraído más de lo que realmente es.
Milo North, un joven excesivamente extrovertido, un tipo de dundee que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que se propone.
El Sr. Brundish, el hombre misterioso que nunca sale de casa y uno de los poquísimos aliados de Florence.
Y, por supuesto, Christine, la pequeña ayudante de la librería, que con tan sólo 10 años muestra un carácter y una madurez propia de alguien mucho mayor y que, aunque a regañadientes, acabará repudiando a Florence tras su fracaso en la prueba educativa de fin de curso.
Una novela sumamente agradable. Como he dicho con una importante vena british y que hará las delicias de los que gusten de este género y de aquellos apasionados de los libros, o sea, de todos.
Me encantó esta novela. Como dices no es una novela en la que sucedan grandes cosas, todo es muy sutil, pero es deliciosa. Un saludo.
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