Cuando comencé a leer Los viajes de Joenes no tenía muy claro lo que me iba a encontrar. Pese a haber sido reeditado recientemente por Bibliópolis, el título arrastraba ya varias décadas al castellano en otra editorial, pero nunca lo había leído. Si es cierto que, me asustaba un poco pues había leído varios comentarios con respecto al sentido del humor de la obra y, he de reconocer que, yo soy más limón que melón y en literatura, el humor no me dice prácticamente nada (no soy seguidor de Pratchetts, Moores Adamms, etc, pese a tener algún título suyo en la estantería. Pero he de decir que, en este caso, con Sheckley me tengo que quitar el sombrero.
Los viajes de Joenes
Joenes es un joven residente en la polinesia que al perder su trabajo decide emigrar a Estados Unidos para conocer la cultura de sus padres y descubrir las bondades de aquella tierra. Su inocencia le hará pasar por varias situaciones realmente estrambóticas de las que conseguirá salir bien parado, hasta acabar culminando en la destrucción de Estados Unidos.
La tienda de los mundos está formado por una colección de cuentos cortos. Brevemente:
* El precio del peligro: Jim Raeder concursa en un programa televisivo en el que pone su vida en peligro en directo.
* Los humores: Alistair Crompton decide recuperar las otras dos personalidades que extirparon de su mente.
* Triplicación: Tres minicuentos esquizoides.
* El hombre mínimo: El mega-gafe de Anton Perceveral es contratado como explorador extraterrestre.
* Si el verdugo rojo piensa: Un soldado es resucitado por error e intentará morir de nuevo.
* La tienda de los mundos: Una simple inyección liberará tu mente para viajar a cualquier mundo posible y/o probable.
* El arma que no hacía bang: Un aventurero se dispone a probar el arma definitiva en una cacería interplanetaria.
* Las muertes de Ben Baxter: La muerte de un hombre convertirá la línea histórica principal en catastrófica. El servicio de programación temporal de la tierra probará con diferentes probabilidades para evitarlo.
Como he dicho anteriormente, este libro me ha sorprendido, y mucho. El estilo sobrio y directo de Sheckley para describir situaciones a cual más descabellada no permite la llegada al aburrimiento, prácticamente no transcurre tiempo desde que acabas un capítulo en el que has alzado las cejas, se te han elevado las comisuras de los labios o seguro que has gesticulado cuando, al momento, te encuentras sumido en que una escena disparatada a dado lugar a otra que no lo es menos. No sé, me ha dado la sensación de estar leyendo una especie de híbrido entre Philip K. Dick y Terry Pratchett, en el que se ha mejorado el estilo y forma de Dick y se ha acidificado el humor de Pratchett otorgándole un aire más delirante.
Sheckley se muestra como un escritor espectacular en las distancias cortas, tanto en los magníficos cuentos de La tienda de los mundos, como incluso con el propio Los viajes...., se podría ver como una sucesión de cuentos correlativos, ya que cada capítulo es una gozada por si solo.
La profusión de ideas es continua, de tal modo que con cualquier cosilla es capaz de afilarlo y sacarte una carcajada. De este modo, de forma divertida y rápida no deja títere con cabeza y arremete contra todo lo posible: las drogas; la falta de individualidad; la férrea pero también laxa justicia; la divina y verdadera democracia americana; la policía; la educación; la salud mental y sus artesanos de la curación; el ejercito; las pruebas nucleares en el pacífico; la ecología;la televisión, la audiencia y los programas basura, etc, pero siempre desde la óptica omnipresente del miedo americano a ese famoso fantasma que recorría Europa y a unos misiles que podían cruzar el globo en cualquier momento.
Los personajes, en su mayoría están poco desarrollados,bien por la corta extensión de los cuentos, en los que, evidentemente, prevalece más la idea y la representación satírica de la misma o, en el caso de "Los viajes..." porque la mayoría interactúa con Joenes durante pocas páginas, pero aún así, todos ellos aportan sus toques hilarantes y destilan la pizca de ingenio suficiente para hacerlos interesantes y jocosamente creíbles y, por tanto, recordables con el paso del tiempo. Por supuesto esto no es válido con Joenes, con el que Sheckley parodia al Cándido de Voltaire y nos muestra que la inocencia, la ingenuidad y la bondad son bienes muy escasos en este mundo, los que hacen del ser humano un ser humano, de tal forma que Sheckley consigue que Joenes se convierta en un extraño para el mundo, un extraterrestre a los ojos e su propia raza, pero al que todo le sale bien, con lo que al fin y al cabo, también vive en el mejor de los mundos posibles.
En definitiva y conjuntando todos estos aspectos considero que es una estupenda novela por derecho propio, pero que junto a a la fantástica selección de relatos de La tienda.... se convierte en una pieza imprescindible para todo lector que guste de las lecturas divertidas y con miga.
Antes de irme, no puedo cerrar esta entrada sin agradecer a Bibliópolis el que me la haya mandado y así me haya descubierto a este gran y olvidado maestro.
Magnífica reseña, de nuevo. Habrá que apuntarlo como libro a conocer. Un saludo de victorderqui
ResponderEliminarbuena reseña, lo pondré a la cola para leer
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