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lunes, 4 de octubre de 2010

Las aventuras de Ulises


Desde hace ya 8 años, y digo bien, son 8, tengo la costumbre de leer un cuento a mi pequeñajo (10, 20, 30 ó 50 páginas según el día) a la hora de ir a dormir. En los últimos años nos hemos tragado juntos la serie completa de Cuentos infantiles del País, la de Bat Pat, la de Kika Superbruja, y la de Gerónimo Stilton entre otros. Esta última, la verdad es que la leemos con total disfrute, pues son libros cargados de humor y aventuras a cual más disparatadas, y bien, leyéndoselo yo, leyéndolo él o leyéndolos juntos, la verdad es que nos lo pasamos pipa. Pues bien, hace poco leímos una versión de la Odisea en clave Stiltoniana y es un honor para mí presentaros la primera colaboración de este pequeño duende de 8 años y tres días que atiende por el nombre de Álvaro.


Se titula Las aventuras de Ulises. Geronimo cuenta una historia de cuando estuvo en el Olimpo. Ulises se va de Itaca y Poseidon le impide volver a Itaca. Se enfrenta a Polifemo, a Caribdis, a la maga Circe, a las vacas sagradas de la isla del sol, etc... Al final llega a Itaca y para que no lo reconozcan Atenea le convierte en un mendigo. En la casa de Penelope su mujer hay muchos pretendientes. Ulises lucha contra ellos y los gana y vuelve a ser el rey de Itaca y está feliz con su familia.
Lo que más me ha gustado ha sido cuando han luchado contra Polifemo y lo que menos me ha gustado ha sido que los pretendientes han sido muy malos.
Es un libro muy bonito y ha sido uno de los mejores que he leído.

Álvaro G. (Alien Force)

Bueno, y ¿Por qué decido subir una nota sobre este libro? Pues evidentemente porque me parece parece un gran libro que logra con creces su función: la de entretener a la vez que educar. Y esto es así porque consigue acercar a los niños a la literatura, no sólo a la lectura de cuentos de perros y gatos, de animalillos y frases para niños, sino a la lectura de los clásicos, a una literatura en la que se obtienen valores y conocimientos, en la que se ha de pensar para intentar comprenderlo todo y en la que, por supuestísimo, te diviertes mucho leyendo. Ya sé que en la actualidad hay libros que han conseguido atraer al redil lector a un grandísimo número de jóvenes: sagas como la de Harry Potter o Crepúsculo, el problema a mi entender es que todo queda reducido a eso, cuando han acabado de leer estas novelas
o sagas, las vuelven a leer de nuevo una y otra vez sin dar oportunidad a nada más o, en el peor de los casos, abandonan la lectura. Es decir, creo que son obras que no crean lectores definitivos, sino ocasionales. Esto sólo es posible con esa literatura de siempre que nos hace viajar y conocer nuevos mundos o partes exóticas de este en el que vivimos; esa literatura que nos hace reír y llorar, que nos hace olvidarnos de todo y nos convierte por un momento en un náufrago en una isla desierta o nos pone en la piel de un pequeño niño Rey de un planeta igualmente pequeño; pero que a la vez nos hace comprender mejor ciertos hechos de nuestra vida cotidiana.
Esa literatura que, desgraciadamente, está cada vez más alejada de la sociedad actual, no sólo de la infantil aunque, es bien cierto, que es ya en esta temprana edad cuando se empiezan a sentar los hábitos lectores, y que para educadores profesionales y padres en general parece no tener excesiva importancia una vez superados los primeros cursos de primaria, en los que las erróneas políticas de fomento de la lectura consiguen ahuyentarlos de
los libros en lugar de conseguir el objetivo esperado.
Yo no estoy de acuerdo, La lectura conseguirá hacer que nuestros hijos sean mejores estudiantes al ayudarles a entender mejor, permitidme la redundancia, lo estudiado, y ¿Por qué no? a ser mejores personas, al ser capaces de conocer muchas experiencias diferentes que los pongan en el camino de tomar las decisiones más correctas.
Pues bien, cómo decía, está colección de libros de Gerónimo Stilton editada por Destino, cumple sobradamente esta función y los acerca a Homero, a Verne o a Stevenson, retocando las obra de estos genios para que resulten atractivas a los pequeños y, para ser sinceros, a los no tan pequeños: yo me lo he pasado teta.

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