Scotty Warden es un informático expatriado en Tailandia, cuya intención inicial era la de hacer fortuna allí. Un día, junto a su amigo Hitch Paley, es testigo de un hecho insólito, un hecho que cambiará el mundo: la aparición, en una zona boscosa, de un monolito de gélida piedra de casi 60 metros de altura y una inscripción en su base: la conmemoración de una batalla en la que Tailandia y Malasia se rindieron ante alguien llamado Kuin. La fecha de dicha batalla SERÁ 20 años más tarde.
¡Joder!, ante este inicio se te enciende la sangre en las venas y sólo quieres saber más. ¿O no?
En el momento del "aterrizaje" del pilar, Kaitlin, la hija e 5 años de Scott, padece una grave infección vírica que le hará perder la audición de un oído. Scott no es localizado, pues ha ido a ver el monolito, y este será el desencadenante final para que su mujer lo abandone y se vuelva a E.E.U.U. con su hija.
Scott volverá también a los Estados para tratar de recuperar su matrimonio, pero no será posible. Encuentra trabajo como analista informático y llegará a cosechar un gran éxito profesional, hasta que Sue Chopra, una experta en física y Cronolitos (nombre que se ha dado a los monolitos que han ido apareciendo a lo largo de todo este tiempo), lo contrata para formar parte de su equipo.
Su objetivo, conseguir identificar y definir las pautas de estudio necesarias para cambiar el futuro que predicen los cronolitos.
Al igual que en Mysterium, Wilson utiliza una estructura formada por capítulos cortos e intensos, lo cual no hace sino fomentar el ansia lectora, pero en este caso la narración es en primera persona y, por este motivo, al principio me costó un pelín entrar en el libro, pero no demasiado.
De nuevo el punto fuerte son los personajes. Wilson consigue que, por momentos, la trama se vuelva secundaria y desarrolla la vida de cada uno de los protagonistas de tal modo que los hechos que acontecen en ellas crean nuevos fines y subtramas realmente interesantes.
- Scott Warden es un hombre atormentado por el sentimiento de culpa, y vive para expiar su pecado. No esperéis, por esto, un personaje depresivo, al contrario, el continúa su vida de forma normal y consigue que epatemos fuertemente con él, llegando a ser un gran padre.
- Sue Chopra, la doctora en física, lesbiana irreductible y carente de toda emoción o sentimiento, pues ha dedicado su vida a su trabajo y no puede permitirse el lujo de sentir. No obstante, es capaz de infundirnos ternura en varias ocasiones.
- Kaitlin, la hija que ama a su padre en la distancia. Se unirá a un grupo Kuinista y necesitará ser salvada.
- Ray Mosely, brillante científico y poco sociable; a sabiendas, imposible enamorado de Sue, que llegará a dar su vida por ella.
- Hitch Paley, Morris Torrance, Whit Delahunt, Ashlee y Adam Mills, etc. Todos me parecen buenísimos.
Se recrea un mundo distópico muy cercano (tanto, que hay una similitud muy fuerte con el actual). Los cronolitos se escribió en el 2001 y ya vaticina que el mundo sufrirá una fuerte crisis económica, los recursos naturales se agotan a pasos agigantados y la carestía es cada vez más fuerte y obliga a grandes migraciones y locuras continuas para poder ganarse el sustento diario.
La llegada de los cronolitos ha cambiado la visión del mundo, y se ha creado una pseudoreligión en torno a Kuin, con millones de admiradores, ultrafanáticos y, como no, detractores.
El mundo parece vivir a la espera de los acontecimientos prescritos en los cronolitos, de tal modo, que la llegada de cada nuevo cronolito crea un efecto de dependencia sensible o efecto mariposa, que va creando una especie de retroalimentación positiva en la gente. Así, el eco cada vez mayor de las voces que se alzan a favor de Kuin los acerca cada vez más a ese futuro, por lo que ejercen una gran influencia psicológica. De ahí el esfuerzo de Sue Chopra y su equipo por conseguir derribar un cronolito, pues consideran que de esta forma se sembrarán dudas y se obtendrá una pérdida de confianza, creando progesivamente a su vez, una retroalimentación, pero esta vez negativa, que desencadene en un futuro diferente.
Wilson, como buen escritor de Ci-Fi, siempre suele introducir algún elemento hard. En este caso, la flipada cuántica consiste en acariciar de pasada los espacios Calabi Yau, los cuales, después de informarme levemente he de confesar que soy incapaz de entender.
Ya para terminar, decir que el final queda abierto y puede resultar algo confuso, pero tratándose de una novela de paradojas temporales es bastante acertado.
Me reafirmo al decir que Wilson se perfila como uno de mis escritores de Ci-Fi favoritos.
Gracias por tus palabras macho, pero de verdad que son comentarios normales y corrientes.
ResponderEliminarLa frase de Cohen es cojonuda, pero así a priori, parece un poco dificil escribir de golpe lo que no quieres escribir ¿no?, lo digo porque la tendencia natural sería la de no escribirlo. No obstante, me parece una buena máxima e intentaré ponerla en práctica.