miércoles, 27 de febrero de 2013

Los piratas circulares

Cada día estoy más convencido de la pequeñez del mundo y de la no existencia de casualidades. ¿Por qué lo digo? Porque la presente reseña ha sido el resultado de un regalo "casual" y maravilloso. Me explico:
Hablando de libros con un compañero de trabajo (ambos ávidos lectores), algo que tengo pocas oportunidades de hacer, nos sorprendimos mutuamente: él, al enterarse de que yo regentaba un blog literario; yo, al enterarme de que tenía un amigo escritor, Rafael Estrada, autor, entre otros, de los piratas circulares.
Días después me hizo un gran regalo. Varios librillos dedicados para mi hijo, y la novelita que hoy reseño pero, esta, en calidad de préstamo. Valga esta reseña como agradecimiento ante tan bello detalle para con mi hijo, el cual al ver los cuentos dedicados, no cupo en sí de gozo y ya los hemos leído todos.
¡Gracias Rafael! Pero bueno, dejemos a un lado los prolegómenos y entremos a comentar Los piratas circulares, eso si, no creo que haga falta comentar que esta reseña está totalmente basada en las sensaciones que me ha transmitido la lectura del libro y (quiero creer) que no cambiaría en nada si el camino de acceso a ella hubiera sido cualquier otro.

En Portobel, un pueblo a orillas del Mediterráneo, se yergue Galeón, la única escuela de piratas del mundo. Garsen, el director, elige a los alumnos de acuerdo con una serie de parámetros exclusivos que tan sólo él conoce.
El protagonista, que pronto será conocido como Napias, es reclutado a la edad de 7 años. En el barco escuela conocerá a otros muchachos en su misma situación, como Carasucia, Esther, Paquimari, etc. Vivirá tiempo casi felices hasta que un día... el capitán Garsen desaparecerá misteriosamente y llegará al barco el pirata Lewis, su más feroz enemigo, con la intención de recuperar el tesoro que dice les robo Garsen.
Utilizando a los muchachos de la escuela como tripulación, se lanzarán a la búsqueda del tesoro.

A ver por donde empezamos, pues son muchas las cosas que me han gustado de esta novela.
En primer lugar, el público de destino: es una novelita dirigida a un público juvenil, lo que no es óbice para que no sea leída por un adulto, pues está bien escrita, es divertida, se lee de un tirón y puede retrotraerte a tiempos de la infancia. Quizás el público deba ser a partir de los 12 años pues si bien el lenguaje es muy correcto y viene acompañado de un estupendo glosario, tal vez sea un poquito lioso para un peque de menor edad que no entiende de tanto término marinero, ni se encuentra acostumbrado ni motivado a buscar palabras que no conoce según va leyendo.
En segundo lugar, la ambientación: cobra especial relevancia Galeón, la escuela, pues al contrario de lo que todo el mundo podría pensar, se encuentra ubicada en un bosque, en lugar de en zona marina. Por supuesto, el mar y determinada isla tropical no podían faltar. El pueblo natal de el napias es lo menos descrito, apenas unas líneas, lo que hace que rápidamente lo olvidemos, nos centremos en el escenario principal y seamos un estudiante jovenzuelo más.
Hablamos de una escuela sin parangón en el mundo entero y con todos los alicientes que podemos esperar para resultar aleccionadora, entretenida y muy vistosa: clases de esgrima, insultos, batallas de escupitajos, lanzamientos de bolas, peleas, intercambio de profesores, chivatazos, etc.
Esto nos lleva a otro punto importante, pues Rafael Estrada, por medio de los ojos de un niño de 13 años, nos hace viajar a través del crecimiento de estos jóvenes piratas con lo que, dentro de su particular situación, reconocemos el paso de la niñez a la adolescencia con todo lo que ello conlleva, y nos ofrecerá determinados toques pedagógicos al respecto del honor, la justicia, el respeto a los mayores y las interrelaciones entre adolescentes. Algo que, en mi opinión, consigue con nota.

Un aspecto que no podía obviar era el estilo de Estrada. Tras leer Los piratas circulares y un par de sus cuentos infantiles puedo reconocer ciertos toques inherentes a su pluma, como: la utilización de un lenguaje cuidado, apto para mentes más ligeras, pero nada vulgar para otras más adultas; el gusto por los nombres llamativos, graciosos, coloristas de fácil imaginación (carasucia, napias); la inclusión de un humor que gusta a los niños, dulce pero adaptado a la época y a la mentalidad sagaz pero inocente de estos jóvenes lectores.
La estructura del cuento no defrauda y resulta amena y adictiva, pues normalmente utiliza capítulos cortos con un tempo narrativo muy ágil que incita a querer leer el siguiente capítulo, de tal forma que este librillo de apenas 100 páginas se ventila en una sola tarde.

Se observa también una gran labor de documentación que ha realizado el autor, en la cantidad de términos marinos que ha utilizado, algo a lo que, además, ha tenido la paciencia necesaria para reunir en un glosario que nos ayude (a alguno) a salir de la supina ignorancia que padecemos en este terreno y, por otro lado, ayuda en en proceso de familiarización de los niños con los diccionarios.

 Por lo que he podido comprobar en cuentos más infantiles, Estrada es también un experto dibujante, que ilustra sus propios cuentos. Aquí no muestra esa faceta y es algo a lamentar porque, probablemente, habría quedado muy bien.

En definitiva, una novela muy entretenida, con acción encadenada que engancha y con final sorpresa. Una novela que se lee de un tirón y animo a leer a todos aquellos que quieran sentirse libres y más jóvenes por un momento.
¿A quién no le hubiera gustado ser instruido en una escuela de piratas y surcar los mares con los compañeros? A mi, sí.

domingo, 24 de febrero de 2013

La pulga de acero


Cuando pienso en literatura rusa la cabeza siempre me orienta hacia dos direcciones: grandes clásicos y Nevsky Prospects pero, hay veces que entre los clásicos existen algunos muy poco conocidos por estos lares, aunque no por ello dejan de ser grandes y, en ocasiones, pese a que Nevsky sea el abanderado del genero ruso en este país, surgen maravillas en otras editoriales.  Todo este rollo es para hablar de Nikolai Leskoy y su La pulga de acero, y de la editorial Impedimenta, que ha tenido el tino y el buen gusto de editarlo.

Durante un viaje a Gran Bretaña, el zar Alejandro es agasajado con un regalo sorprendente: un autómata diminuto. Una pulga de acero capaz de danzar al darle cuerda. El zar queda maravillado pero un lord cosaco que lo acompaña, Platov,  de la opinión de que no existen mejores artesanos que los rusos, se empeña en llevarlo de viaje para demostrárselo. El zar Alejandro morirá sin quedar convencido.
Platov propondrá la misma idea al zar Nicolás. Éste, de la misma opinión que el cosaco del Don se ilusionará ante la idea de poder derrotar en ingenio y arte a los ingleses, para lo que encargará al cosaco que busque el mejor artesano ruso. Su búsqueda lo llevará hasta el zurdo de Tula, el cual, realizará un grabado sobre la misma pulga.
El artesano ruso será enviado a Inglaterra para mostrar su proeza y tendrá que utilizar toda su diplomacia y astucia para salir airoso del encuentro.

Un relato maravilloso. Leskov nos describe en clave de fábula una historia cuasi fantástica que encierra reflejos de El traje invisible del emperador, al tiempo que ofrece una lectura muy agradable pero cáustica y mordaz para los tiempos en que fue escrita.
Esta causticidad se refleja en la ambigua crítica ofrecida por el autor. Podemos considerarla como una dura crítica hacia el cerrado sistema soviético, que imponía el enclaustramiento del país y no dejaba lugar a la libre competencia o, por el contrario, como un ensalzamiento de lo ruso, del buen hacer de un pueblo que se supo sobreponer a las adversidades y salir adelante sin la ayuda de nadie.
Es pues, un cuento que invita a la reflexión pero, una reflexión libre de vivirla, quiero decir, el cuento se puede disfrutar sin más, como una deliciosa fábula que nos hará pasar un buen rato y nos arrancará más de una sonrisa y alzamientos de pestañas.

No había leído nada de Leskov pero se puede decir que como cuentista es, o era, impagable. Con un estilo franco y directo; sencillo y fácil de leer pero no exento de complejidad pues debía ser capaz de crear una historia hermosa dentro de una crítica velada que atravesase la censura. Por otro lado, no se limitó a escribir sin más. Para aumentar el grado de ironía patente en el cuento, ideó nuevos vocablos provenientes de la fusión de otros. Imagino la dificultad añadida que esto habrá supuesto para la traductora, en favor de la cual hay que decir que hace un buen trabajo.

En mi opinión se trata de un cuento bien escrito que auna fantasía, ciencia ficción, humor y un cierto trasfondo histórico. Un cuento que ha trascendido el tiempo y que sigue vigente en nuestros días
Un cuento delicioso al que no hace honor la extensión de la reseña pero que os invito y ánimo a leer y disfrutar.
La excelente edición, como siempre, de Impedimenta no hace sino aumentar el valor de esta joya.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Un rey sin diversión

¿Por qué escogí Un rey sin diversión como próxima lectura, de entre la vasta pila que me rodea? 
Cuando se trata de una novela de Impedimenta (y, ahora que lo pienso, siempre) influye mucho el factor portada y, en este caso, me parecía preciosa, pero también el texto de contraportada: la alusión a Faulkner, el comentario acerca de la delicadeza de la prosa, y el hálito a rareza que expele la pieza, terminaron por convencerme.

En un tranquilo pueblecito francés se suceden varias desapariciones de personas, y mutilaciones de animales.
Ante el miedo de la población, el Capitán Langlois acude a intentar resolver el caso.
Una vez resuelto, y algún tiempo después, Langlois volverá para comandar un grupo de caza de lobos.

 Una rareza. Una belleza. Me he encontrado con un libre realmente raro, donde a partir de un determinado momento es fácil dejarse llevar por la elegancia de la prosa sin saber realmente a que punto se nos pretende llevar. Una novela con una dureza y estilo disimil al Faulkner de Mientras agonizo, pero con una pasión ambiental que si recuerda a su Yoknapatawpha. Es éste, el paisaje, el verdadero protagonista de la historia. Los paisajes nevados de la Provenza, sus montañas, sus gentes, sus árboles, comprenden una pasión por la naturaleza que queda plasmada en párrafos completos para describir un árbol (un haya magnífica), un paseo a través de la nieve o el recodo que vadea un río. Se respira el amor por la naturaleza, una naturaleza que es al mismo tiempo bella y bestia. La naturaleza es inspiradora de paz y hermosura pero también cruel y devastadora y capaz de proporcionar la purificación que el ser humano necesita.
La aparente sencillez de la prosa de Giono es el hilo conductor de la historia. Una sencillez que esconde un valioso tejido de palabras entramadas por la pluma que sujeta un certero pulso. En mi caso, se vuelve a cumplir el hecho de que la sublime lírica de Giono me lleva en volandas, independientemente de la trama que narre.
Poesía secundada además por la dificultad que presenta la estructura de la obra. En un principio, de carrerilla no se nota, parece una novela normal. Pero leyendo de forma algo más analítica podemos observar que está escrita en tres tiempos distintos, de acuerdo a tres historias de fechas distintas.

En un principio parece que nos encontramos con una especie de Thriller, pero el misterio de las desapariciones se resuelve de forma relativamente rápida constituyendo el primero de los tiempos narrados.
Tiempo después Langlois volverá al pueblo. Parece cambiado, distante, como si nunca hubiera estado antes en él, y más misterioso que nunca. Tan sólo el hecho de hospedarse en el mismo lugar que la vez anterior indica que lo recuerda. 
La tercera parte es la más oscura de las tres. En ella Salchicha, la dueña de la posada, nos contará los últimos tiempos del Capitán, mostrándonos algunos de sus secretos y deseos.

Giono consigue esconder entre el lirismo de sus frases la verdadera esencia del ser humano y, así, ocultando mucho más de lo que dice, nos muestra un nuevo libro escrito entre líneas en el que observaremos detalles, deseos y secretos que tienen que ver con las obsesiones y el instinto visceral, primario, de Langlois que, al fin y al cabo, no deja de ser más que otro hombre. Un hombre capaz de lo mejor y de lo peor, que al final pretende olvidar lo malo y tener una vida tranquila. En esto falla el Capitán porque dicha vida tranquila hay que buscarla y perseguirla, no puede comprarse a la esposa y dejar zanjada de antemano una vida que aún no se ha vivido. Todo es susceptible de torcerse (de nuevo).

No son necesarios muchos personajes más para crear un fresco sugerente. Así, junto al Capitán Langlois, tenemos a Madame Tim y a Salchicha, que constituyen el trío protagonista y a la vez narrador de la novela.
El aspecto confidente de Salchicha, junto con el organizativo de Madame Tim y el misterioso de Langlois forma un original grupo que despierta un amplio abanico de sensaciones.

Me he encontrado, en definitiva, con una obra maravillosa. Con una primera parte de la historia, entretenida y adictiva; una segunda algo más confusa y, en mi opinión, de transición; y una tercera que se sumerge en la oscuridad del protagonista principal y ha terminado de turbarme.

En pocas palabras: una belleza donde la acción no escapa a borbotones, ni encontraremos aventuras, ni romances imposibles. LO que hay es una historia bien escrita, con palabras envueltas en terciopelo que seducen rápidamente. Una historia oscura y seductora que me será difícil quitarme de la cabeza durante algún tiempo.

martes, 12 de febrero de 2013

La fortaleza

 Normalmente no suelo leer reseñas de las novelas que voy a leer hasta que he publicado las mías, pues quiero verme libre de opiniones de compañeros blogueros que al analizar la novela me generen expectativas o prejuicios. Después, sí suelo hacerlo, pues me gusta comprobar si mi opinión se asemeja a alguna, o si he captado, o no, la esencia de un libro, como el resto de camaradas. Ha sido posteriormente, al leer reseñas hermanas, cuando me he enterado de que la novela que reseño a continuación había sido llevada al cine, y yo no tenía ni idea, algo de lo que me he alegrado pues, de haberla visto, se habría extinguido lo que más me ha gustado del libro, la parte de intriga y misterio generada.

En plena Segunda Guerra Mundial, el paso del Dinu, en Rumania, constituye un formidable enclave estratégico. Allí, una vetusta fortaleza, extraña en arquitectura, se yergue solitaria. Un destacamento alemán decide instalarse en su interior en espera de poder regresa a Alemania. Sin embargo, un peligro se esconde en su interior, y cada noche morirá un soldado con el cuello desgarrado. 
Un equipo de las S.S. será enviado a solucionar el problema. Una vez allí, convencidos de que se trata de ataques de partisanos, pondrán a prueba sus crueles métodos pero no obtendrán el resultado esperado. Al buscar la forma de resolver el sangriento misterio serán informados de la existencia de un viejo erudito judío que podría ayudar. Sin pérdida de tiempo obligarán al judío, inválido, y a su hija a acudir a la fortaleza.

De la mano de F. Paul Wilson, Alamut nos ofrece una novela tensa. Donde el ambiente juega el papel más relevante. Un ambiente calmo, donde el tiempo parece no transcurrir pero que acumula la tensión en el aire; donde los minutos corren en pos de la llegada de una nueva gota de sudor surcando el rostro.
Es este el, para mi, aspecto más importante de la novela, aquel que destaca por encima de todos, porque la novela funciona realmente bien como thriller o novela de terror que te mantiene sujeto al sillón durante los dos primeros tercios de la misma, hasta que antes de que se descubra por completo el pastel, una vez se empieza a conocer la identidad del asesino, la novela empieza a decaer y pierde por completo el punto de tensión que la convertía en una novela muy original.
Wilson nos presenta una novela bien escrita, fluida a pesar de la tensión, y de pasajes oscuros donde la poca luz existente se convierte en una zona sombría.
Una novela bien estructurada en la que se observa muy fácilmente el típico esquema de introducción, nudo y desenlace. Partes que, por otro lado no aportan el mismo grado de satisfacción, (al menos a mí no) pues, como he dicho antes, la novela resulta casi redonda hasta una vez adivinado el asesino, convirtiéndose entonces en la eterna lucha entre el bien y el mal y resolviéndose finalmente, de forma apresurada y vulgar para mi gusto, al tiempo que abre la puerta a otras continuaciones que creo existen.
Wilson se vale del imaginario clásico vampírico para hacernos creer a nosotros, y a los personajes, que nos encontramos ante uno de estos legendarios y poderosos seres para después, con un golpe de efecto, sacarnos del engaño al que habíamos sido sometidos y dejarnos con un palmo de narices pues, probablemente, hubiera sido un enemigo más satisfactorio y una novela más redonda, si verdaderamente lo hubiera sido.
En cuanto a los personajes están bien desarrollados pero, en su mayoría, resultan estereotipados ya que aunque puede sorprender el enfrentamiento entre dos miembros del ejercito alemán, resulta compresible dado el carácter sádico y egocéntrico de los miembros de la S. S., algo que no tenía por qué ser compartido por todos los alemanes.
Una vez comentado sucintamente el estilo, la atmósfera y los personajes puedo centrarme en algún aspecto concreto que me ha parecido algo fuera de lugar. Se trata de cierto romance surgido entre dos de los protagonistas. Me ha resultado excesivamente precipitado y, quizás, prescindible dado el ambiente de la novela aunque tal vez sea necesario para otorgar distintos tipos de humanidad y existencia a ambos y ofrecerles un futuro compensativo de su pasado.

Pese a estos defectillos y a que mi primero impresión fue la de encontrarme ante una novela de hombres-lobo (no sé por qué), y no fue así, se trata de una novela muy entretenida en la que es fácil sumergirse y mantenerse pegado a las páginas.
No es una novela de terror, aunque el ambiente que se respira en la fortaleza hace que se le aproxime, pero da bien el pego para leerlo por la noche.
Una novela entretenida y disfrutable aunque, en mi caso, creo que no me ha aportado mucho más.

martes, 5 de febrero de 2013

El Águila y la Lambda


Escogí la lectura de esta novela guiado por mi instinto, pues no conocía al autor, pero al oír hablar de su anterior novela, Okela, el tema que trataba me llamó la atención. En El águila y la lambda el autor trataba de uno de los temas más trillados en la literatura histórica, las guerras púnicas, pero con la particularidad de contar lo menos tratado de entre lo más contado: la 1ª guerra púnica. En concreto, la guerra librada entre dos grandes generales relegados a segundas filas: Marco Atilio Regulo por la parte Romana, y el mercenario espartano Jantipo, en el otro lado del cuadrilátero, por la parte cartaginesa.

Esto ya pintaba sumamente interesante. Si, además, lo unimos a una editorial como Pàmies, con una colección histórica envidiable por lo original y por que la mayoría de sus autores son hispanos...blanco y en botella.

Como ya he dicho, El águila y la lambda trata de la 1ª guerra púnica. Los romanos, tras ganar en Agrigento y reconquistar Sicilia a los cartagineses, vieron una posibilidad de extender su dominio en África. Para ello, Roma envía a sus legiones a pleno dominio cartaginés, a las órdenes de los cónsules Marco Atilio Regulo y Lucio Manlio Vulso Longo.
Tras la derrota sufrida por los cartagineses en Ecnomo (derrota el el mar, terreno de dominio incondicional de los cartagineses) y tras la posterior derrota en Adis, Cartago se ve obligada a contratar a un mercenario de Esparta, el general Jantipo.
Jantipo tendrá un mes para adiestrar a las tropas de Cartago, un tiempo que parece irrisorio para derrotar a las huestes de Roma.
Me ha gustado, no puedo decir que no.
El estilo de Pedro Santamaría resulta muy fluido, no exento de elegancia, pero sin la petulancia típica de barroquismos historicistas en cuanto a vocabulario se refiere, lo que hace que la narración discurra suave, sin apenas parones y de forma ágil y atractiva.
Es de agradecer que la gran labor de documentación que se puede apreciar que ha sido necesaria para crear la novela (pese a que el autor confiese que lo escribió de un tirón) sea también compartida con los lectores, bien en forma de explicaciones o de diagramas gráficos.
En cuanto al background histórico, no se aleja de lo afirmado en la mayoría de datos "reales". De tal modo que se muestra a Roma como la gran máquina que arrolla todo a su paso, compuesta por un grupo de hombres dispuestos a dar sus vidas por el honor y el orgullo patrio; y a Cartago como a una gran potencia llena de rencillas y corrupción interna en la que los sufetes y los grandes comandantes miran principalmente por ellos. Cabe destacar la figura de Hannon el grande quien, para variar, se muestra como un ególatra, avaricioso, verdadero enemigo de la esencia de su país. Del mismo modo se empieza a hacer notar la figura de Amílcar Barca, como un joven e inexperto general que empieza a hacer sus pinitos pero en quien se comienza a observar la garra que tendrá en un futuro, en parte fundamentada en la flema proporcionada por Jantipo.
A este respecto cabe hablar de los personajes. Santamaría ofrece un reducido elenco de personajes, lo que hace que pueda centrar toda la atención del lector en ellos, al tiempo que como escritor puede proporcionar un recorrido más exhaustivo a los mismos. En ningún caso resultan arquetípicos e incluso en personajes más ficticios y que tendrían mucho menos peso histórico de haber existido, como Verrucoso, Bíbulo o Arishat dispensan unas sensaciones y una cercanía asequiblemente veraces y que permanecen en el recuerdo.
En este sentido me parece muy acertada la dualidad de los grandes generales que nos ofrece Santamaría. Me explico: los dos grandes generales, Regulo y Jantipo son "seres de otro mundo", enemigos leales y orgullosos con una única meta en su vida, el triunfo en la batalla. Sus personalidades quedan humanizadas por Bíbulo y por Arishat. De este modo, la fiereza de los primeros se suaviza y complementa con las emociones y sentimientos de los segundos consiguiendo que, al final, la vida de unos no pueda coexistir enteramente sin los otros, en una especie de lazo de Moebius.
Con respecto a la bella cortesana he de decir que Santamaría logra hacerla de carne y hueso. En más de una ocasión me ha hecho sudar imaginándola, tan bella, exuberante y seductora resulta. ¡Eh, no me malinterpreteis!
En cuanto a la licencia de escritor con respecto a la vena histórica, excepto la utilización del águila en el escudo romano (símbolo que no se acuñaría hasta mucho más tarde, de acuerdo con la reforma de Mario y que el propio autor explica), son muy pocas las libertades que se permite salvo las necesarias para convertir la historia en novelada, pero en ningún caso restan veracidad al conjunto histórico.

En definitiva, una novela sencilla, llena de pasión, lealtad, honor e historia, que animo a leer. Una lectura obligada si te gusta esta época de la historia.

domingo, 3 de febrero de 2013

Micro


 Cuando Plaza y Janés me ofreció este libro para reseñar, me pareció una señal caída del cielo. Por un lado, el último libro, inacabado, de un autor que considero muy científico y, por otro lado, un título que me despertaba la vena laboral pues, en ese momento, me encontraba trabajando en un laboratorio de microbiología. Ya no, gracias a los recortes de aquellos que te restringen a ti lo que ellos se "ensobran". Pero bueno, dejemos tan escabroso, indignante y vergonzoso tema y vayamos a lo que nos ocupa, comentar el libro de Michael Crichton.

Michael Crichton y Richard Preston, pues hay que recordar, que el primero murió hace algunos años, y el segundo se encargó de terminar el libro habida cuenta de que su genero literario es similar. En principio creo que ha cumplido bien con su labor pues es difícil distinguir la parte de uno de la del otro, yo al menos no lo he conseguido.
Antes de leer esta reseña, y para que no os pille de sorpresa, he de advertir de que os encontraréis con spoilers descarados, pero en esta ocasión quedaba una reseña muy sosita sin ellos. ¡Advertidos quedáis!

Nanigen MicroTechnologies es una empresa especializada en investigar las sustancias producidas por organismos microscópicos de la selva de Honolulu.
Un grupo de estudiantes postgraduados de Cambridge tiene la oportunidad de visitar las instalaciones de la empresa con la idea de poder unirse al proyecto.
Una vez en destino, y con el desencadenante de la muerte del hermano de uno de ellos (miembro ejecutivo de la empresa), los estudiantes se verán sumidos en una aventura en miniatura que pondrá a prueba sus conocimientos y su instinto de supervivencia.

Lo primero que llama la atención de micro es la facilidad para su lectura. Crichton-Preston han sabido hacer que pese a la base científica subyacente, los conceptos se desgranen como semillas que no entorpecen para nada la lectura. De tal modo que no es necesario poseer un vasto acervo científico para seguir el hilo narrativo, ni existen farragosas explicaciones que generen la típica mueca de cejas arriba, ojos como platos y caída de mandíbula propia de no haber entendido nada. A pesar de esta sencillez aparente, es cierto que los conceptos científicos basados en biotecnología y biomedicina están muy bien fundamentados y documentados.
Por otro lado, la facilidad de lectura se complementa con el estilo narrativo de Crichton, que une a su faceta de divulgador la de narrador que pretende llegar a todos de una forma rápida, con frases de rápida lectura que no entorpecidas por vocablos complicados ni por escenas farragosas. Si a esto le unimos que tras el primer cuarto de libro se puede observar claramente que nos encontramos en una aventura del estilo de El chip prodigioso, llena de peligros que en condiciones normales no lo serían y de la necesidad de utilizar la cabeza para escapar de estos peligros junto a un "malo" intentando dificultar la supervivencia de los protagonistas, estamos ante una novela que engancha y hace avanzar las páginas con pasmosa fluidez.

Micro tiene aspectos positivos, tantos como negativos. Para empezar diré que es muy sencillo entrar en la historia. Crichton-Preston tejen el suficiente misterio en el capítulo introductorio como para querer más. Rápidamente es fácil ver que Nanigen Microtechnologies no es exactamente lo que parece, y nos encontramos metidos en un pseudo-thriller tecnológico en el que la avaricia del ejecutivo jefe pasa por encima de la vida del resto.
De este modo, los personajes serán convertidos en seres de apenas dos centímetros de alto, por medio de un complejo mecanismo electromagnético llamado campo tensor, y abandonados en la selva virgen Hawaiana para perecer. Será a partir de este punto donde la novela pasará a ser de aventuras, con un grupo de jóvenes que deben emplear todos sus conocimientos científicos de biología para sobrevivir en el ambiente hostil en el que se encuentran, mientras su enemigo utiliza todos los medios a su alcance para acabar con sus vidas.
Esta parte es ágil y entretenida con todos los ingredientes necesarios para cocinar una buena aventura.
El trasfondo ambiental resulta acertado, y la magnificación del mundo micro, acompañado de leves dosis de ciencia, ayudan al afán entretenedor pero, en ocasiones, resulta difícil hacerse a la idea de la relación de tamaño existente. Por ejemplo, cuesta comprender como un paramecio repta por el brazo de un hombre de dos centímetros, como si de una oruga gigante se tratase.

Crichton-Preston también somete la historia a un par de giros interesantes, normalmente relacionados con la muerte de personajes que se consideraba importantes o  a la aparición de ayudas inesperadas. 
En el lado negativo podemos encontrarnos con la caracterización de los personajes. empezando por el Jefe ejecutivo de Nanigen, el cual interpreta el papel de malo, malísimo. Pero resulta malo, malísimo por lo torpe, ingenuo, previsible y falto de desarrollo.
El resto de los personajes está algo mejor, pero ninguno llega a producir el suficiente interés como para que preocupe su futuro.
A este respecto me da la impresión de que el resultado final de la novela abusa de maniqueismo, marcando exageradamente la bondad o maldad  de los personajes.
En segundo lugar se observan una cierta previsibilidad de la trama y algunos de los puntos que pudieran ser sorpresivos no lo son en absoluto, pues desde el principio resultan obvios.
La novela empieza a decaer hacia la tercera parte, con un final excesivamente apresurado en el que todos los frentes abiertos parecen correr para cerrar la novela.

En general es una novela bastante entretenida, ágil, con algún giro inesperado, de fácil lectura y una trama que engancha, en un conjunto final al que le falta calado pero que ayuda a pasar un buen rato. Perfecta como novela piscinera. En mi caso poco más puedo decir, pero no es poco ¿no?

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