sábado, 25 de febrero de 2012

Los viejos papeles

Dos cosas me llamaron la atención de este libro: por un lado, el tema, recordando las viejas novelas de a duro que se vendían en los quioscos allá por los 60's-80's y, por otro, el formato de esta nueva y cuidada colección de NGCFicion! recordando a aquellos míticos libritos.

La ilusión de un joven por crear un libro homenajeando a los escritores de novelas de quiosco lo llevará a conocer a Mateo Duque. Éste, le propondrá terminar una novela entre los dos y, juntos, se descubrirán el uno al otro. Uno descubrirá que el pasado del primero está ligado al de sus padres y, el otro, intentará liberarse de sus pecados contando dicho pasado.

Nunca había leído nada de David G. Panadero y aunque reconozco que este libro no es lo que esperaba, he de decir que ha supuesto para mi una agradable sorpresa. Me he encontrado con un escritor que no precisa de violencia, acción, intrigas o misterios a raudales para lograr despertar el interés por lo que cuenta.
David Panadero utiliza una prosa sencilla pero efectiva que permite
visualizar nitidamente las escenas y con una gran capacidad para narrar los estados emotivos, al menos en una historia como esta, algo que me ha gustado mucho.
Le han bastado tres personajes para crear una historia sugerente y llena de ternura pese a estar camuflada de novela negra. Muchos se sorprenderán al oírme nombrar a tres personajes pero es que así lo veo yo realmente.
Por un lado están los dos protagonistas: un joven que recientemente ha visto fallecer a su madre y que decide dar salida a un proyecto que acerque a la realidad cotidiana del español de hoy en día, la vida de autores olvidados que no por ello estuvieron exentos de cierta fama en su pasado. De escritores que se dejaban la piel día a día para sacar 4 ó 5 novelitas al mes, que la gente leía ávidamente y con la que ellos sacaban unos míseros duros que los ayudaban a subsistir. Autores como Silver Kane o Marcial Lafuente Estefanía, que escribían bajo pseudónimo y que fueron la puerta para la apertura literaria de una época y a quienes se sumió en el olvido con la llegada de un mundo más rápido, estresante y globalizado: por otro lado nos encontraremos con uno de estos autores, que nos contará como fue su vida en este mundillos. Entre los dos se creará una situación de tensa amistad al descubrir que poseen un conocido común en la madre de uno y amiga-amor platónico del otro. Se crearán situaciones de tensión y de ternura a la vez que el escritor mostrará su lado más profundo al saberse sólo en el mundo hoy y siempre.
En tercer lugar se encuentra el personaje, para mi, más importante de los tres: la novela de quiosco o "de a duro". En realidad esta novela constituye un magnífico homenaje nostálgico hacia aquel estilo literario y sus autores. Una época y un estilo que traerán muchos recuerdos a aquellos que pudieron vivirla y que, tal vez, hará que la novela resulte algo sosa e insípida a aquellos que no pudieron disfrutar del entretenimiento que aportaban estas novelas. De este modo, la idea de terminar la novela "Yo, la ejecutora" entre los dos y su proceso creativo constituye un ejercicio metaliterario muy interesante que nos anima a querer conocerla algo más.

En general, una novela agradable y bien escrita, que se lee en un suspiro y te hace recordar y revivir momentos de nuestro pasado reciente.

domingo, 12 de febrero de 2012

Señales (Mihai II)

La lucha entre strigoi y vampiros continúa catorce años más tarde. Unos antiguos manuscritos que posee una orden hermética han sido decodificados. En ellos se anuncian el fin de los strigoi y un mundo repleto de tinieblas en el que reinará Ivan Balcescu.
Enigmas, poderosas reliquias de orígenes ocultos, un misterioso libro que acabará por explicar las claves para evitar el caos. las señales indican la llegada de El Ave.

Así reza la contraportada de Señales, la continuación de la saga creada por Macu Marrero Lemes, Mihai. Una saga cuya primera parte no me gustó demasiado pero que me intrigó lo suficiente como para leer su continuación.
Para ser sincero, está segunda novela no me ha gustado más que la anterior, de hecho me ha gustado menos, pero ha habido, a mi parecer, una notable mejoría en diversos aspectos y, como en la anterior entrega, en el computo global, se merece un aprobado de acuerdo con mi baremo personal.
Como principal aspecto importante encuentro una mejora en el estilo narrativo de la autora. Aún siendo una prosa demasiado sencilla para mi gusto observo una notable corrección en cuanto a los errores que aprecié en la primera entrega. En este sentido se observa una grata ausencia de errores gramaticales y ortográficos (aunque no estoy muy seguro de la utilización que la autora realiza con respecto a "loqueado"; creo que se refiere a "noqueado", creo). También observo una mejor cohesión entre las escenas actuales y las más antiguas, así como en el enlace entre las escenas contemporáneas pero situadas en distinto lugar geográfico. A colación con este punto también se observa una reducción en el número de saltos temporales, algo que me parece acertado.
En esta ocasión se cambian las tornas con respecto a los personajes, ampliándose el número de personajes principales, ya que alguno de los que en la primera entrega eran secundarios, se convierten aquí en principales, como es el caso de Ari, de Melanie o de Daniela. También existe un cambio en la personalidad de los mismos. De este modo, Lorraine se ha transformado en una femme fatale, en una castigadora que busca el deseo que sabe despierta en los hombres, pero a su vez se ha convertido en una mujer despechada y dura que, amargada, encierra a su hija en casa para protegerla de todo. En este sentido he de decir que me parece un gran acierto el trato que la autora ha otorgado a Lorraine, pues me resulta creíble este cambio de personalidad habida cuenta de su desconocimiento de los motivos reales de Mihai para sus actos. Por otro lado está Albert, el hermano de Lorraine, se ha convertido en un personaje importante y que acabará siéndolo más aún. Mihai, en cambio, es tratado como un pardillo, algo comprensible, teniendo en cuenta el tiempo que lleva en letargo; un ser enamorado de Lorraine y que sufre por ella.
E Ivan, como no, continúa en su línea, pero en esta ocasión es, ya, el vampiro más poderoso y pretende acabar con los strigoi de forma definitiva.

Me ha parecido una novela falta de la tensión narrativa que poseía la primera. A mi modo de ver, el estado de incertidumbre que crea el misterio se ha alargado demasiado y en lugar de crear tensión o misterio, resta acción a la trama y la convierte en algo más lenta y aburrida.
Me da la impresión de que la autora ha dejado la puerta abierta de forma consciente a una continuación, pues el final no queda bien rematado y se puede desarrollar el destino de El Ave y del nuevo ser que es ahora Albert.
En general mi impresión final ha sido la de leer una saga de estilo juvenil, al estilo del romántico paranormal (más en la primera novela que en la segunda) tan de moda últimamente y tal vez por eso, y mi edad, no me haya gustado demasiado. Aunque he de reconocer que la idea de la lucha eterna entre las dos razas me resulta bastante interesante pero su consecución no me ha cautivado lo suficiente.
No obstante si que me parece haber observado, como ya he dicho, una evolución muy positiva en la literatura de su autora.

En definitiva, mi opinión es que si te gustan las novelas de vampiros, con misterios y amoríos, te encantará esta novela. Si ese no es tu rollo, te aconsejo que dediques tu tiempo a leer otra cosa.

jueves, 9 de febrero de 2012

Némesis

¡Bueno! Otro libro metido con calzador entre mis lecturas. A pesar de que Philip roth me parece un escritor extraordinario, no entraba en mi lista de próximos posibles pero, de nuevo, una compañera de trabajo insistió en dejármelo pues a ella le había gustado mucho. Reconozco que al principio me costó entrar en materia, tal vez porque no era el tipo de literatura que me apetecía, pero finalmente me ha gustado mucho, no sé si decir que lo he disfrutado o sufrido pues, realmente, al final se hace un poco duro.

Durante el verano de 1944 la ciudad de Newark, New Yersey, se convirtió en un verdadero horno, y Bucky Cantor, director del centro de verano, se preocupaba por que sus alumnos no realizaran un ejercicio excesivo en vistas de dicho calor.
Pero el calor será tal vez colaborador o causante del gran mal que azotará a la ciudad, la llegada de la epidemia de polio. La ciudad será puesta en cuarentena tras la muerte de varios alumnos. Bucky se marchará como director de deportes acuáticos a un campamento en las islas Pocono, de este modo aprovechará la oportunidad para pasar el verano con su novia, que se encuentra allí como monitora.
Los primeros días serán de absoluta felicidad pero, poco a poco, Bucky observará que la pesadilla lo persigue.

Philip Roth siempre me ha parecido un buen escritor; caracterizado por un lenguaje culto y una prosa sencilla pero muy cuidada y con mucha facilidad para transmitir lo que pretende expresar. Un autor cuya marca de la casa suele ser el deseo sexual y la crítica al antisemitismo. En este caso no podía ser diferente en cuanto a esto último, y se vuelve a centrar en su adorada ciudad natal y en la población judía y los odios que ésta despierta.

El libro se divide en tres partes: una primera que nos pone en antecedentes de la ciudad y de la llegada de la epidemia, en la que Bucky se muestra como un hombre seguro y que trata de ser un apoyo para su comunidad; una segunda que nos narra la estancia del protagonista en el campamento montañés y como Bucky se culpabiliza por haber abandonado Newark a su suerte y reniega de dios; y una tercera, triste, triste en la que se nos cuenta el final de la historia. Un final que, a mi, me ha parecido, como ya he dicho, muy triste.

Una novela dura en la que el protagonista se abstrae en muchas ocasiones de la lógica y monopoliza los problemas en monólogos interiores en los que culpa a dios por todo lo malo y a sí mismo por su debilidad. En este sentido observaremos como la llegada de la polio lo hace ir renegando poco a poco de dios y cuestionarse por completo sus intenciones.

Roth traza un paralelismo entre la Guerra Mundial, con diversas notas del bombardeo de Pearl Harbour y el instinto patriótico de todos lo jóvenes americanos, con la muerte de los muchachos de Newark, a modo de guerra silenciosa que se ceba en los inocentes, y así nos sumerge en la paranoia y el terror que imperaba por el desconocimiento médico de la polio en la primera mitad del siglo XX y jugará con este terror para dar rienda suelta ala esquizofrenia que permite culpabilizar de todo a aquellos que son diferentes.

Finalmente, en la vida de Cantor, veremos el pasar de un buen hombre, amante de sus abuelos y que se martiriza constantemente por no haber podido ir a la guerra y en el que veremos renacer la esperanza ante el amor y la decisión de un compromiso que será truncado por su propia frustración. Una frustración hasta cierto punto lógica y valiente, pero que niega la oportunidad de decisión de la persona amada al considerar que se hace lo mejor para ella, pero sin contar con ella.

En definitiva, una buena novela, amena y tensa que pese a lo amarga, me ha agradado leer.

martes, 7 de febrero de 2012

El jardín de la memoria

Tras leer El adepto de la reina, Yaxtor Brandan se convirtió en uno de mis personajes preferidos, y tuve claro que no me quería perder el resto de entregas que pudieran surgir de este personaje, pues me lo pasé realmente bien. Así, tras leer esta segunda parte, El jardín de la memoria, me reafirmo en mi idea y descubro a un Yaxtor nuevo, más humano pero igual de carismático, que me ha atraído más si cabe.

En esta ocasión, con motivo de la coronación del nuevo emperador del continente oriental, Honoi, Yaxtor formará parte del grupo de escolta de la reina de Alboné.
Pero un complot con ramificaciones a nivel internacional estará a punto de acabar con la sucesión del reino y Yaxtor, junto a dos capitanas de la guardia serán los encargados de evitarlo, para ello, deberán realizar un viaje a través de las islas al Jardín de la memoria, lugar donde se guardan las memorias de los anteriores emperadores.
Pero el continente es diferente en todos los aspectos y Yaxtor deberá no sólo recordar su pasado sino descubrirse más a sí mismo.

Rodolfo Martínez logra, en mi opinión, una novela redonda en la que se aleja del industrializado mundo de El adepto de la reina para pasear por terrenos más misteriosos en los que el perfume del conocimiento y las costumbres ancestrales campan a sus anchas.
Es éste uno de los aspectos fuerte de la novela pues el autor nos sumerge en un mundo claramente influenciado por el Japón feudal en que se percibe la tradición así como los valores y costumbres del pueblo japonés, dando una especial importancia a la educación, responsabilidad, disciplina y hospitalidad, sin olvidar ese poso de honda sabiduría que rodea a lo oriental, aunque es cierto que todo esto será percibido a través de una clase culta y noble pues nuestro protagonista no entablará contacto en ningún momento con el pueblo llano.

El jardín de la memoria es una novela diametralmente opuesta a El adepto. Por un lado nos encontraremos en un continente completamente diferente al que vimos en la anterior entrega, lo que denota la importante labor de documentación y preparación del mundo en la que se ha embarcado Rodolfo Martínez. Al tiempo de que, con la boda entre los Jefes de estado de los dos continentes, sienta las bases para la consecución de tramas más complejas y ambiciosas.
Por otro lado, aunque intrincado con el grado de misticismo y filosofía oriental, se cambia la perspectiva pseudo-tecnológica de los mensajeros por una más pseudo-mágica con los hermanitos, al tiempo que algo más humana en el uso que se hace de los carneútiles en el sentido de que su "uso" queda por completo imbricada en la vida de su amo, algo que nos aporta un nuevo punto de vista para la reflexión ética al dicho uso, tanto en El jardín, como en El adepto.
Me parece importante la evolución, no desde un punto de vista evolutivo, sino de ampliación de características que hace Martínez del sistema mágico-tecnológico y el buen uso que supone para la escenografía el misticismo que aporta el enlace total entre el fruto del Bosqueoscuro y el humano.

Otro aspecto siempre importante en las novelas de Martínez son los personajes. En esta ocasión también observaremos cambios con respecto a El adepto: Qérlex y Orston están más centrados en su nuevo trabajo, aunque se observa la añoranza que Qérlex siente por su antiguo puesto; la Reina ha crecido notablemente, no tanto en edad como en sapiencia, y ya acarrea con solvencia la experiencia de sobradas generaciones anteriores. Pero el que sufrirá un mayor cambio no podía ser otro más que Yaxtor. En esta ocasión nuestro héroe tendrá que lidiar con dos hembras que le plantarán cara y que no se dejarán amilanar por su chulería. Dos mujeres que, en momentos, se convertirán en sus iguales y en alguna ocasión incluso lo superarán, lo que hace de Yaxtor un personaje mucho menos maquinal. Esta vez, Yaxtor sacará a relucir sus defectos más humanos en la forma de potentes celos, envidias y rencores que lo alejan de la empatía que despierta su pasado, al menos conmigo, pero lo hacen más creíble.
Son, por tanto, también muy importantes para la narración estas dos mujeres Dasaraki Itasu y Renyokiru Mizuni, que aportarán un grado importante de carisma y acción a la trama, sin olvidar, por supuesto, al nuevo emperador y al Toga Toshune, a Fléiter Praghem, a Arstin Penjandel o a Usaraki Arasune, ofreciéndonos estos dos últimos un arco argumental bastante interesante.

También nos encontramos con cierto cambio de temática. Esta novela se encuadra más en el canon más típico de fantasía en la que un héroe ha de hacer un viaje para encontrar algún importante objeto y en su camino tendrá que luchar con bestias feroces apoyado de su arma y de magia pero, conociendo al autor, todos sabemos que no puede ser tan sencillo como estoy, y Martínez fusiona los estilos al no abandonar el género de espías y encuadrarlo todo en un marco de conspiración que vuele a amenazar la paz mundial, pero esta vez a cargo de un nuevo enemigo que, como en el caso de los Espectros de El adepto, será un peligroso enemigo para el futuro.

Como siempre, el estilo ágil y directo del autor, sin excesivas florituras salvo cuando son necesarias y con una elegante carga de humor, nos guía sin pausa a través de una aventura en la que la acción no decae en ningún momento y que sabe a poco.

En definitiva, una novela diferente a la anterior, muy refrescante, y que me ha gustado tanto más que aquella y que no me hace sino salivar ante las ganas de hincarle el diente a la siguiente parte de la saga.

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