domingo, 30 de enero de 2011

El adepto de la reina

Tan sólo había leído un par de novelas de Rodolfo Martínez, ambas ambientadas en su articular imaginario holmesiano y, aunque no disfruté las dos por igual, si es cierto que, me encantó su estilo amalgamador de escenarios. Eso fue lo que me hizo interesarme por El adepto de la Reina, una novela que, realmente, no sé cómo definir, pues se trata de una fantasía con marcadas reminiscencias de nuestro mundo y con una ciencia desarrollada a un nivel nanotecnológico, en algunos aspectos incluso con un fuerte carácter místico y sobre una trama en la que predomina el arte espiatorio al servicio de Su Majestad.

Los Pueblos del Pacto y El Martillo de Dios son los dos grandes bloques que se disputan la hegemonía mundial. Esta guerra por el poder se retrotrae muy lejos en la historia pero, en esta ocasión, aparece un tercero en discordia. Un tercero que no juega limpio y que no duda en emplear el terrorismo para obtener el poder absoluto. De este modo, ponen en jaque al mundo al anunciar que en un determinado periodo de tiempo harán explotar una bomba de malas noticias. Para evitarlo, el reino de Alboné utilizará a su mejor hombre, el adepto Yáxtor Brandan.

Rodolfo Martínez nos ha entregado una novela alucinante. Una obra original y entretenidísima, fruto de una mezcolanza de géneros e influencias que Martínez no oculta y con las que el lector disfrutará al encontrarlas.
El adepto de la reina es una novela principalmente de espionaje, un claro homenaje a las novelas del James Bond de Ian Flemming, pero que cómo en la nouvelle cuisine ha pasado por un proceso de reforma e innovación y, resulta difícil distinguir la carne del pescado, pues R. Martínez consigue crear una fusión muy verosímil entre la novela de espías e intriga, la ciencia ficción y la fantasía pues, nos encontramos con la guerra fría mantenida por dos grandes superpotencias, en la que la lucha por la información y la carrera armamentística y tecnológica constituyen el triángulo para obtener la supremacía; con una organización terrorista que amenaza el pretendido status quo; con piezas especiales de laboratorio para el espía protagonista (al estilo de las de Bond pero, claro, diferentes); una tecnología mezcla de misticismo y steampunk; unos seres salidos de la fantasía más bizarra (carneútiles); y unos personajes que yo no he podido ver sino bajo un telón de caballería medieval (tonterías de mi mente, quizás).

El mundo es otro de los puntos importantes de la novela ya
que, aunque a mi modo de ver, Ervinder no se nos muestra más que agrandes rasgos y Martínez podría haber sacado mayor partido con descripciones e historia (aunque es cierto, que no a todos agrada lo mismo y hay a quien podrían aburrir estos datos), el autor nos sumerge de lleno en un mundo antiguo que ha evolucionado muy rápidamente. Un mundo en el que son fácilmente distinguibles ciertas facciones y regiones geográficas reflejadas en el nuestro, al estilo de Moorcock en el ciclo de Hawkmoon. Un mundo que se ha adaptado y hecho dependiente del uso de unas partículas de nombre, mensajeros, y que constituyen el motor en torno al cual gira todo, pues su desaparición haría tambalearse los cimientos de la civilización, algo ni siquiera comparable a la desaparición de la electricidad en nuestra era (se me antoja así, qué quieres que te diga). Pues estos mensajeros aunan en sí mismos toda la fuerza de la tecnología y del misticismo más puro, ya que proceden de unos seres denominados carneútiles, sin voluntad ni sentimiento (ni sienten ni padecen, como reza el dicho), totalmente moldeables para su uso por el ser humano, que los ha utilizado y esclavizado a su antojo y que, a su vez, son recogidos como frutas maduras de los árboles de los llamados, bosqueoscuros. Estos mensajero, decía, reunen la tecnología y el misticismo, pues son partículas nanotecnológicas que ingresan en nuestro cuerpo y otros objetos y permiten hacer cosas extraordinarias, mediante nuestra voluntad y el uso de palabras de poder que las activan cual fuerzas arcanas.
Pero independientemente de la atracción que ejercen estos elementos, el punto fuerte, sin duda, son los personajes que Rodolfo ha creado, aunque se aprecia que el protagonismo de Yáxtor es excesivo y ha descuidado un pelín a algunos secundarios de los que se podría sacar mucha miga. Quizás en un futuro.
Yáxtor Brandan es el ejecutor por excelencia; un ser despiadado y sin escrúpulos con el único afán de hacer bien su trabajo, un trabajo por el que cada día se tutea con la Muerte y, en el que ésta última, hay que decirlo, no se siente muy a gusto cerca de Yáxtor. Un personaje implacable y amoral en extremo que hará lo que deba hacer por alcanzar su fin, le pese a quien le pese. Pero Yáxtor verá ligeramente rota su armadura al recordar un pequeño atisbo de un pasado olvidado, el suyo; un pasado borrado por las maquinaciones de una reina a la que sirve con devoción y los altos cargos de su servicio secreto. Por este simple resquicio en su coraza, Yáxtor se les escapará de las manos a sus jefes y se embarcará en un viaje, una búsqueda iniciática, que lo conducirá a descubrir su pasado y a obrar en consecuencia. A partir de entonces, seguirá siendo implacable y férreo en su determinación, pero un mínimo velo de humanidad ( o de conciencia, tal vez) estará presente en sus acciones.
Yoranna será la horma de su zapato. La espía y asesina del bando contrario y que, en una ocasión, conseguirá reducirlo. Una experta en el arte del sigilo y la lucha, pero con una doble vida tras su profesión y que lucha a muerte por salvaguardar. En ella veremos la cara más desesperada de la frustración que genera la imposibilidad de vencer, de sentirse vencida y odiar y, al mismo tiempo, tener que amar por la fuerza a su vencedor.
Personajes importantes son también, la reina de Alboné, reencarnada a través de generaciones por medio de carneútiles que le guardan la memoria y con el poder absolutista del reino; Orston Velhas, Adepto Empírico Supremo y Qerlex Targerian (Q), el Maestro de Artífices, siempre sumidos en sus disputas personales; Tsun Zune, miembro de los espectros que, lamentablemente cometerá un error y decidirá enmendarlo y enmendarse; y otros muchos.

Con este caldo de cultivo Rodolfo Martínez genera una trama llena de tensión y que se dividirá en tres arcos argumentales: por un lado el impedimento de la explosión de la bomba de malas noticias; por otro, el viaje interior de un antiguo enemigo, que conllevará una especia de viaje a través de puertas dimensionales escondidas; y el intento de descubrir el origen y la personalidad propia de Yáxtor Brandan (probablemente el más potente e introspectivo de los tres). Aunque es cierto que hay algunos momentos un poco más lentos y que el final parece algo apresurado en su remate.
Cabe destacar los fragmentos introductorios de cada capítulo, en los que Rodolfo nos introduce en la psique de diversos personajes, en un intento por hacernos pensar en determinados aspectos de la vida y que reflexionemos sobre nuestros objetivos y logros, así como en el fondo de nuestros ideales.

En definitiva, una obra magnífica que recomiendo leer encarecidamente. Yo, por lo menos, si Rodolfo Martínez continúa con este universo de Ervinder, no lo dudaré ni un instante, porque Brandan, Yáxtor Brandan, ha venido para quedarse.

viernes, 21 de enero de 2011

La isla de los espíritus

La isla de los espíritus es uno de los primeros libros que Bibliópolis editó en su colección histórica. Publicada hace ya varios añitos la compré en cuanto salió, pues me confieso fan declarado de todo lo que tenga que ver con la cosmogonía celta, pero por unas causas u otras, fue quedando en el olvido y hasta ahora no me la he podido echar al careto.

La historia transcurre entre los años 30 y 60 d. C., en Britania, una tierra que Julio Cesar intentó conquistar por dos veces. En esta ocasión, el emperador Claudio desembarca con sus tropas en esta isla alejada de Roma con la intención de subyugar a las tribus bárbaras que la habitan.
Tras la muerte del rey Cunobelin, su hijo Caradoc toma el control del pueblo belga, y con la ayuda de sus primos Beddyr y Morag, y su amigo, el príncipe de los cantios, Gwyndoc, prometen luchar contra los romanos con todas sus fuerzas. Pero tras la primera batallas importante, los romanos conquistarán Camulodunum y los belgas se verán obligados a huir y liderar la resistencia, pero las rencillas internas en el grupo les jugarán malas pasadas, y Caradoc y Gwyndoc se enemistarán definitivamente.
Ambos permanecerán fieles a sus ideas y odiaran a los romanos, pero la brecha abierta entre ellos será tan grande que debilitará la fuerza de las tribus celtas.

En un principio la historia me resultaba sosa, y a medida que avanzaba la narración la trama iba quedando reducida a un grupo de celtas que huían de los romanos, o de los rumores de romanos, mejor dicho, ya que se escucha como un leve ruido de fondo; tan sólo el lírico estilo de Henry Treece, nada recargado y con la maña de un trovador me parecía interesante. Y no fue sino éste hecho, hacia la mitad del libro, lo que me hizo cambiar mi percepción del libro y leerlo como si de una vieja leyenda de Mabinogion se tratará, pues al final, si bien es cierto que el trasfondo histórico está muy presente, la historia de Gwyndoc se presenta como una leyenda al estilo de las antiguas baladas celtas; en la que observaremos a un héroe que a pesar de sufrir la más grave humillación por parte de su rey, le mantendrá lealtad eterna. Un héroe que abandonará todo por amor pero, cuyo honor, y la pasión que profesa por su modo de vida, acabarán imponiéndose a todo.
De este modo, la novela se convierte en una obra que pide mucho al lector, pues ha de meterse en este mundo oscuro y a la vez fantástico de las viejas sagas celtas y disfrutar de su lirismo, su sencillez y, al mismo tiempo, su dureza, de un modo diferente al que uno se somete al leer una novela de índole más actual.
Treece crea unos personajes con mucha vida, casi de carne y hueso y, de este modo, no podemos sino llevarnos las manos a la cabeza
al ver la impía actitud del caudillo belga hacia su honorable vasallo, y como éste acepta lo que le traiga el destino.
Pero a mi modo de ver, el proceso creativo de los personajes es, en esta novela, un arma de doble filo, pues por un lado constituye uno de los puntos fuertes de la novela, pero por el otro parece que Henry Treece ha extraído las estereotipadas características de estos pueblos a las que el folklore histórico nos tiene acostumbrados y, así, tenemos a los irascibles y siempre beligerantes Morag y Beddyr; al orgulloso Caradoc; al honorable y leal Gwyndoc; al místico Bydd; a la sangrienta y astuta Cartismandua; o a la gran mujer Igerne, por ejemplo. Todos ellos conformarán una historia que brilla principalmente por sus personajes y por su poder de atracción narrativo, ya que el autor sabe jugar muy bien con las palabras, para mostrarnos un mundo armónico y lleno de luz y color donde, como en la casa de GH, los más altos valores y la emociones más profundas se magnifican, y no tanto por la propia trama que, si bien respeta en líneas generales los hechos históricos, podría haber resultado mucho más suculenta.
Cabe destacar el gran final de la obra. Un final triste, pero perfecto teniendo en cuenta el cariz que iba tomando la vida de Gwyndoc. Un fin similar al ocurrido en cierta historia escocesa.
También mencionar la excelente traducción de Carlos Gardini, que consigue hacer música con las palabras de Treece.

En definitiva, una novela muy satisfactoria pero que exige atención y constancia por parte del lector.

sábado, 15 de enero de 2011

EL DÍA DE AÑO NUEVO y otros cuentos maravillosos

El día de año nuevo es una bonita selección de pequeños cuentos de uno de tantos escritores rusos desconocidos, al menos para mí: Vladímir Fiodorovich Odóievsky. Sacado a la luz por Nevsky Prospects, una editorial que pretende hacernos llegar a todos los rincones de la literatura rusa, presenta una sobria y cuidada edición, con esa gran inicial en la portada que da un elegante juego a toda su línea.
El libro está formado por cuentos de varias etapas: románticos, fantásticos y de ciencia ficción, habiendo sido estos últimos los que menos me han llegado, pero en los que se aprecia un claro talento visionario.

* El día de año nuevo: Da título a la obra. Dos amigos que siempre se reúnen a final de año observarán como van cambiando sus vidas a lo largo de 3 nocheviejas.
* La aldea dentro de la cajita de rape: El pequeño Misha descubre que dentro de la cajita de rape hay una aldea con todos sus habitantes y disminuye de tamaño para conocerlos.
* El muerto viviente: El fantasma de Vasili Kuzmich se pasea por el mundo entre familiares y amigos y comprueba el fruto de sus acciones. En el fondo, guarda un cierto parecido con Un cuento de navidad de Dickens.
* El artista: Un artista se considera tan perfecto en su obra que fracasa en todos los trabajos que se propone y arruinará su vida y la de su mujer, en aras del arte.
* La martingala: Un miembro de una familia de jugadores amenaza con matar a su sobrino y suicidarse después si no saldan una deuda de juego.
* La ciudad sin nombre: Los habitantes de una colonia se inspiran en la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham para crear una ciudad utópica. Acabarán descubriendo que la vida así planteada no es como esperaban y se les ha ido de las manos.
* Dos días en la vida del globo terrestre: Una bonita especulación sobre el posible fin de la Tierra al impactar con un cometa.
* El año 4338: Cómo aparece reflejado en unas cartas, un cometa colisionará con la Tierra un año más tarde y la destruirá por completo.

La pluma de Odóievsky es limpia y llana, clara y fácil de leer, pero no por ello falta de cultura. En los textos reunidos en este libro se puede apreciar la capacidad del autor para tratar variados temas y géneros. Por ellos, nos encontramos a un Odóievsky dulce, imaginativo y soñador en los dos relatos fantásticos pesentados; a un Odóievsky mucho más sobrio en los textos románticos, con un marcado corte realista y un ambiente más gótico, más depresivo y serio, más "dementado" diría yo, o como dice Luis Alberto de Cuenca en el prólogo mucho más cercano al universo narrativo de Dostoievsky; y conoceremos a un Odóievsky visionario que se adelanta a su tiempo con detalles tecnológicos y sociales en los cuentos de ciencia ficción, con un claro concepto de especulación científica y de anticipación, que nos sorprende por lo frescos que aún se encuentran hoy en día.
Se observa en el autor una clara tendencia a la moralina y la filosofía, y en todos los cuentos presentados intenta mostrar aspectos de pensamiento más serios y con una carga crítica a la sociedad de su época, en ocasiones con cierto toque irónico, que van más allá del simple entretenimiento.
En general el nivel de los cuentos es muy bueno, con altibajos para mi gusto, pues los fantásticos son encantadores y los románticos excepcionales, pero los de ciencia ficción, me han resultado algo más flojos (ya sé que hay que tener en cuenta cuando fueron escritos, pero aún así no me han llegado del todo), si bien La ciudad sin nombre es muy interesante y Dos días en.... es entretenido, la verdad es que El año 4338 me pareció un rollazo, a mí claro, como he dicho tantas veces.

Se acompaña la obra de un corto pero interesante prólogo de Luis Alberto de Cuenca que no tiene desperdicio.

En general una selección muy interesante, con cuentos cortos muy agradables que se leen de un tirón y que nos permiten conocer a otro de tantos talentos de las letras rusas.

martes, 11 de enero de 2011

Lecturas 2010

Bueno, pues un año más toca hacer balance de lo leído este año. Quien haya seguido el blog ya lo habrá visto a lo largo del año pero de una forma más paulatina. Ahora lo presento todo de golpe, con las valoraciones subjetivas de rigor y con enlaces para que resulte fácil y rápido su acceso.

1 Kafka y la muñeca viajera de J. Sierra i Fabra 9
2 El secreto del bosque viejo de Dino Buzzatti 6,5
3 Barrayar de L. McMaster Bujold 8
4 Pacto con el vampiro de Jeanne Kalogridis 9
5 La hermandad de la sábana santa de Julia Navarro 3
6 La tumba de Jim Butcher 7
7 La hija del dragón de hierro de Michael Swanwick 6,9
8 El libro del cementerio de Neil Gaiman 7,5
9 Seda de Alessandro Baricco 8,5
10 El juego de las maldiciones de Clive Barker 7,5
11 Señores del Olimpo de Javier Negrete 9
12 El espejo de bronce de Delia Sherman 9
13 Simulacra de P. K. Dick 7,5
14 Placeres prohibidos de Laurell K. Hamilton 6,5
15 Maske: Taeria de Jack Vance 7
16 El libro de los amores ridículos de Milan Kundera 7
17 Eva Luna de Isabel Allende 7,5
18 Las ciudades invisibles de Italo Calvino 8
19 La tía Tula de Miguel de Unamuno 5,5
20 Tormenta de Espadas de G. R. R. Martin 7
21 Genesis de Bernard Beckett 8,5
22 Hijos del vampiro de Jeanne Kalogridis 8
23 Tríptico de Trinidad de Carlos Gardini 9,5
24 El misterio de la Casa Aranda de Jerónimo Tristante 6,5
25 El círculo de Jericó de Cesar Mallorquí 7
26 El sueño de la razón de Juan Miguel Aguilera 7
27 La cicatriz de China Mieville 9,4
28 Anibal de Gisbert Haefs 7
29 Fragmentos de burbuja de J. A. Fernandez Madrigal 8,5
30 Los viajes de Joenes de Robert Sheckley 8
31 El significado de la noche de Michael Cox 6
33 Metro 2033 de Dmitry Glukhovsky 6,5
34 Viking: Odinn's child de Tim Severin 6,5
35 Mujer abrazada a un cuervo de Ismael Martinez Biurrun 8
36 El día de año nuevo de Vladimir Odoievsky 7,5
37 La isla de los espíritus de Henry Treece 7


Un año bastante flojo, no sólo en cuanto a cantidad de lecturas (no leía tan poco desde el 2005) sino también en cuanto a calidad (aproximadamente un 7 de media). He tenido bastante trabajo y al mismo tiempo me he apuntado a varios cursos mientras estudiaba unas oposiciones (que al final no ha servido para nada, dicho sea de paso), lo que ha dado lugar a un año con pocas lecturas y mucho agotamiento. Ha habido incluso un par de ocasiones en las que me planteé dejar el blog, ya que tras 5 reseñas sin comentarios me deprimí bastante y para alguien como yo, sin ningún tipo de formación literaria, recibir de vez en cuando un comentario, del tipo que sea, anima no sabéis cuanto.
Para colmo y rematar el año, una neumonía en la primera semana del año, de la que aún estoy convaleciente, ha venido a saludarme y desearme que este año sea mejor (eso espero).
En fin, ha habido varias maravillas, algún que otro rollete y un supercoñazo ¿Cuál?, ¿Cuál?, ¿Cuál?, como se puede ver en mis notas. Pero bueno, en definitiva no ha estado mal y veo que he leído a bastantes más autores españoles que el año pasado y otros años... me da la impresión de que esta tendencia va a continuar al alza.

Me quedan un par por reseñar pero lo haré en breve.
Hasta otra y que tengáis un feliz año 2011.

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